Por József Bozsik (@Jozsef_Bozsik)
Traducido y editado por Emiliano Rossenblum (@EmiRossen)
La idea de Michels era jugar al fútbol con la posesión, pases cortos e imposición sobre el rival, empezando primero por dominar los espacios como en la tradición inglesa de autodisciplina. Y aquí surge el mito de que los anteriores equipos de posesión lo hacían porque tenían grandes jugadores, pero no tenían un buen soporte en cuanto a organización y estrategia. Según esta visión, los holandeses le dieron método al “fútbol bonito”.
Los equipos anteriores se organizaban, pero no desde el espacio hacia el tiempo, sino del tiempo hacia el espacio, con otro tipo de conceptos. Holanda no era un país destacado ni sus equipos habían tenido un gran éxito en las competiciones europeas. Michels creía que podría tener éxito haciendo del juego (el concepto colectivo e integrado de la “Ciudad Total”) el protagonista. Por lo tanto, al disciplinar el cuerpo y enseñar la mente, los jugadores podrían jugar al fútbol de posesión dominando primero los espacios.
El “Fútbol Total” de Michels deseaba lo siguiente: a) dominar cada espacio de manera racional; b) hacer que el espacio sea colaborativo, con jugadores cambiando de posición aunque sin dejar de dominar el espacio en el que se encuentran; c) mantener la posesión con toques cortos, buscando siempre desequilibrar al adversario y encontrar al hombre libre detrás de la línea defensiva adversaria.
El intercambio de jugadores por posiciones ya se hacía en los grandes equipos del pasado, como Austria en los años 30 y Hungría en los 50, pero estos intercambios se realizaban a través de las interacciones y funciones prácticas de cada jugador, reforzando la imaginación del individuo y su capacidad de intuir y “jugar”.
Michels, un tipo muy duro y amante de los juegos de estrategia y los libros de guerra, pensaba que esto era anarquía creativa. Para él era necesario crear mecanismos para manipular los espacios de forma colaborativa. Así, los jugadores se movían por posiciones predeterminadas, pero siempre con uno de ellos ocupando el espacio determinado.
Al principio, Michels era partidario del 4–2–4 construido por Brasil en 1958, pero en los 70’s se rindió al 4–3–3 (con el líbero, una especie de 1–3–3–3). En el “carrusel holandés”, los jugadores cambiaban de posición verticalmente.
Además, el equipo debía presionar la salida desde atrás del contrario y tirar correctamente el offside, subiendo a todos los defensores juntos en un momento determinado. Una vez que la recuperaban, siempre habría tres posiciones en la izquierda (Krol, Hanegem, Rensenbrink), en la derecha (Suurbier, Jansen y Rep) y en el centro (Rijsbergen, Haan y Neeskens), independientemente del intercambio de espacios entre ellos.
Krol podía ocupar el espacio de Rensenbrink, Rensenbrink el de Hanegem y Hanegem el de Krol. Los tres debían estar siempre en diferentes posiciones horizontales para facilitar las conexiones. Cruyff era el elemento con total libertad para replegarse y triangular con esas tres posiciones por los costados y por dentro. La intención era convertir a la estrella holandesa en el eslabón para superar la línea defensiva contraria o producir el “hombre libre” contra el marcaje.
En la imagen, Cruyff se retrasa y recibe la pelota de quien está como mediocampista izquierdo para luego activar al extremo izquierdo, que está detrás de la segunda línea defensiva. Al mismo tiempo, el mediocampista central está por tomar el puesto de Cruyff. De esta forma, cada jugador debe dominar la posición independientemente de en cuál de los tres espacios posibles se encuentre, para poder triangular y encontrar al “hombre libre” detrás de la línea defensiva.
Así, Michels quería construir un fútbol de posesión que fuera del espacio al tiempo, que dominara cada rincón de la cancha y que el estilo fuera el protagonista, siendo el jugador educado para hacerlo desde las categorías inferiores. Un equipo hermético y perfeccionista, que manipulaba los espacios para que luego el individuo pudiera expresarse de forma colaborativa.
Michels exigía a sus atletas mucha responsabilidad, disciplina y conciencia de sí mismos y de sus movimientos. Según Winner, Michels hablaba de los jugadores como números de un sistema y no como individuos1. El sistema global era más importante que la libertad de los jugadores y su intuición para formar un sistema como en el fútbol brasileño, argentino, húngaro, italiano, etc.
Winner compara a Saenredam con el Renacimiento italiano. A diferencia de los italianos, en el pintor holandés no hay lugar para la opulencia, las exageraciones, la patria que nace de lo familiar, sino sólo la precisión y el detalle2. En las pretemporadas, Rinus montaba un auténtico campamento militar para sus jugadores.
Al contrario de lo que afirma la Escuela Holandesa (algo difundido hoy en día por sus seguidores), los equipos que no seguían esta corriente no estaban desorganizados, al contrario. Lo que ocurre es que la forma de organizar un equipo partía de otras premisas y seguía otro tipo de lógica.
El “Fútbol Total” tenía Maarkbaarheid, lo que en español podríamos traducir literalmente como “viabilidad”. Sin embargo, el concepto en neerlandés tiene significados políticos y filosóficos mucho más profundos.
Para Winner, estaba relacionado con la capacidad de moldear y controlar el entorno físico, recibiendo la respuesta adecuada de los individuos de forma colaborativa3. En la tradición del ataque posicional, esto significó una revolución, ya que mostró cómo los espacios en la cancha podían ser racionalizables y flexibles al mismo tiempo. En otras tradiciones, esto legó principalmente el cambio constante de posiciones, la alta presión y la línea de fuera de juego. La idea de que todos debían atacar y defender constantemente.
Respecto a la importancia de la disciplina corporal en el “Fútbol Total”, Cruyff afirmó: “El Fútbol Total requiere jugadores con talento bajo una disciplina de grupo. Alguien que se queja o que no escucha es un problema para el resto, y se necesita un jefe como Michels para cortar eso de raíz. Aparte de la calidad de los jugadores, el Fútbol Total es, sobre todo, cuestión de distancia y posicionamiento. Esa es la base de todo el pensamiento táctico. […] También requiere mucha disciplina. Nadie puede ir por su cuenta. Eso no funciona”4.
Michels legó a Cruyff la comprensión de la importancia del espacio y su manipulación. Sistematizando muchos de los movimientos de ese tipo de juego, Cruyff se dio cuenta de que era posible practicar un tipo de juego concreto (después llamado “juego posicional”), donde su raíz era mejorar siempre la posición para crear ventajas en busca del “tercer hombre”. La (supuesta) superioridad definitiva del juego.
Este artículo es la cuarta parte de la serie titulada «Entre la pelota y el hombre está el espacio y el tiempo». Podés consultar el resto de ella en los links de abajo.
- Introducción
- La tradición inglesa
- Holanda y su cultura
- Esperar en las posiciones
- El juego de posición cruyffista
- Encontrar el hombre libre
- Interactuar para dominar
- Jogo Bonito y La Nuestra
Referencias
1 WINNER, David. Brilliant Orange: the neurotic genius of dutch football. Bloomsbury Backs, 2012. (p.45)
2 WINNER, David. Brilliant Orange: the neurotic genius of dutch football. Bloomsbury Backs, 2012. (p.45)
3 WINNER, David. Brilliant Orange: the neurotic genius of dutch football. Bloomsbury Backs, 2012. (p.46)
4 CRUYFF, Johan. La Autobiografia. Ed. Planeta, 2016. (p.35)
Este artículo fue publicado originalmente en portugués el 27 de abril de 2018: https://medium.com/@Jozsef_Bozsik/entre-a-bola-e-o-homem-h%C3%A1-o-espa%C3%A7o-e-o-tempo-ataque-posicional-jogo-de-posi%C3%A7%C3%A3o-e-ataque-89fd98088355