Por József Bozsik (@Jozsef_Bozsik)
Traducido y editado por Emiliano Rossenblum (@EmiRossen)
Lejos del mundo anglosajón, más precisamente en Italia, el fútbol se fue desarrollando transformando la idea de posición. El legendario Vittorio Pozzo, dos veces campeón del mundo con Italia en los años 30, era amigo del entrenador de la selección austriaca, Hugo Meisl, con quien intercambiaba ideas sobre fútbol.
A diferencia de la selección austríaca, a la que derrotaría en la semifinal de 1934, Pozzo optó por un fútbol también móvil y lleno de compensaciones, pero cínico. Apostó por lo individual, por las victorias personales dentro del juego, por los repliegues para atraer el ataque contrario y salir en velocidad con su estrella Giuseppe Meazza.
Con ese objetivo propuso una adaptación crucial al 2-3-5, ya que creía que la WM de Chapman no funcionaría para el tipo de jugador italiano. El 3-2-5 sería la idea inicial, pero Pozzo creó un “método” para adaptarse a los cambios en la ley del fuera de juego. El método fue una adaptación a las características de los italianos, requiriendo menos físico, más compensaciones defensivas, marcajes individuales y contraataques.
Era un punto medio entre 2-3-5 y 3-2-5, con un jugador era al mismo tiempo mediocampista central (centre half) y zaguero (full back), retrasándose o cubriendo los costados según la jugada lo pidiera. Los otros dos full backs estaban divididos por tareas: uno debía marcar individualmente al delantero centro contrario y el otro quedaba atrás protegiendo siempre el área.
Los half backs marcaban individualmente a los wings pero en ataque se convertían en mediocampistas, ya que el zaguero/mediocampista se replegaba detrás de ellos para formar un 2-1-2-5.
De esta manera había más estabilidad para evitar contraataques. La unión móvil entre defensor/mediocampista, los half backs y los “mezzalas” (Meazza y Ferrari, los mediocampistas ofensivos) por dentro generó superioridad ofensiva y mucha movilidad. Las funciones de los jugadores estaban ligadas primero a los movimientos y compensaciones que ejercían dentro del método, y luego al espacio en la cancha.
En la semifinal del Mundial de 1934 se enfrentaron dos equipos “funcionales”. Austria apuesta por un fútbol lúdico y de posesión, Italia con su enfoque más cínico. Ambos equipos favorecían un fútbol que buscaba, sobre todo, controlar el tiempo de cada jugador y sólo así dominar los espacios. Interactuar para ser dueño de los espacios en lugar de ser dueño de los espacios para interactuar. Meisl utilizaba varios intercambios de jugadores entre posiciones, anticipando lo que haría la Holanda del 74 dentro de una base diferente.
Así, en Italia, algunos equipos empezaron a utilizar el “sistema” y otros el “método”. Con ese método, la Juventus fue cinco veces campeona de Italia entre 1931 y 1935. Después de la Segunda Guerra Mundial, estas características históricas se aprovecharon para construir el “gioco all’italiana” y el catenaccio.
El Inter de Helenio Herrera estuvo marcado por el uso del catenaccio en la década de 1960. Era básicamente un 1–3–3–3, con un defensor como líbero. El lateral derecho jugaba retrasado como un zaguero más, y el lateral izquierdo se adelantaba como si fuera un extremo. El extremo izquierdo pasó a ser segundo punta, y el extremo derecho era al mismo tiempo un mediocampista externo y un volante creativo que podía centralizarse.
Cada función del catenaccio tiene un nombre específico para indicar los movimientos y del jugador. En Calciopédia, Arthur Barcelos describe la historia del fútbol italiano y cuenta cómo diseñó el Inter los roles de los jugadores1.


El líbero estaba, como su nombre indica, liberado de hacer marcaje individual. El terzino fluidificante necesitaba tener mucha resistencia y calidad para apoyar, el terzino puro marcatore necesitaba saber defender y estar alerta para cubrir al ala tornante, además de no descuidar el marcaje individual.
El ala tornante era más bien un mediocampista que sabía replegarse, desbordar o entrar por el medio. Contrariamente a la creencia popular, era más un jugador con libertad para flotar por la cancha y regresar que un extremo atrapado en la banda.
El seconda punta era el “fantasista”, el mago, el as del equipo que jugaba con libertad detrás del atacante. El regista era el creador de juego más ofensivo: debía organizar las acciones del equipo desde dentro, unir las líneas y lanzar a los atacantes.
El mezzala interno debía controlar los tiempos del equipo y saber compensar los movimientos de todos los jugadores, pudiendo abrirse para cubrir al terzino, apoyar al seconda punta, replegarse hacia el centro, etc. Las posiciones de cada jugador representaban su función de interacción en la cancha. A partir del control del tiempo, se dominaba el espacio en el que se jugaba.
En 1982, Italia fue campeona del mundo con una adaptación del catenaccio. Utilizó una combinación de defensa individual y de zona, pero con funciones tácticas similares al sistema de Herrera: Graziani era seconda punta, Conti ala tornante, Tardelli regista, Antognoni mezzala, Cabrini terzino fluidificante. Italia era más ofensiva y realizaba algunos intercambios posicionales como otros equipos de la época, influidos por la Holanda del ‘74 en este aspecto.

Este artículo es la séptima parte de la serie titulada «Entre la pelota y el hombre está el espacio y el tiempo». Podés consultar el resto de ella en los links de abajo.
- Introducción
- La tradición inglesa
- Holanda y su cultura
- Esperar en las posiciones
- El juego de posición cruyffista
- Encontrar el hombre libre
- Interactuar para dominar
- Jogo Bonito y La Nuestra
Referencias
1 http://calciopedia.com.br/2015/08/tatica-futebol-italiano-parte-2.html
Este artículo fue publicado originalmente en portugués el 27 de abril de 2018: https://medium.com/@Jozsef_Bozsik/entre-a-bola-e-o-homem-h%C3%A1-o-espa%C3%A7o-e-o-tempo-ataque-posicional-jogo-de-posi%C3%A7%C3%A3o-e-ataque-89fd98088355