Texto: Daniel Reinoso
Fotos: Sebastián Díaz
El equipo denominado “Matagigantes”, Independiente del Valle de Ecuador le gano 2 a 0 al San Pablo de Brasil, adjudicándose la 21° edición de la Copa Conmebol Sudamericana. Los goles del equipo ecuatoriano fueron convertidos por los argentinos Lautaro Diaz y Lorenzo Favarelli. El partido se disputó en el estadio Mario Kempes con una asistencia de público de aproximadamente 20 mil personas. La mayor cantidad de gente correspondió al equipo paulista que superó en una relación 3 – 1 a la gente de Independiente del Valle.
El partido
Cuando el árbitro Wilmar Roldán dio por iniciado el partido la mayoría presente en el estadio esperaba que el equipo brasileño certificara en el verde césped su cartel de favorito. Nada de eso pasó. Lejos de achicarse, el equipo dirigido por el argentino Anselmi sorprendió al San Pablo con su planteo. Atacó al “Tricolor”. A los pocos minutos ya le había creado un par de oportunidades de gol.
El San Pablo no lograba salir del asedio de Independiente y fue a los 13’ que Lautaro Díaz – hijo del ‘Ropero’ Roberto Díaz, exjugador de Racing – abrió el marcador al recibir una precisa habilitación y definir con un tiro bajo cruzado, dejando sin chances a Alves. 1 a 0. Sorpresa para la torcida brasileña y para los miles de pronosticadores que no le daban chance al equipo ecuatoriano.
El equipo del ex arquero goleador Rogerio Ceni sintió el gol y adelantó sus líneas en busca rápidamente del empate. El impedimento para encontrar la igualdad fue la falta de ideas técnicas y tácticas para conseguirlo. Los avances no se convirtieron en ataques. Solo llegadas sin lograr a inquietar al buen arquero Ramírez.
El conjunto del técnico argentino Martin Anselmi después del gol manejó el partido y lo hizo a través de la tenencia y circulación, en eso tuvo mucho que ver el argentino Pellerano, más el aporte de Faravelli y Angulo, que con quite y pases precisos cortaban el circuito brasileño.
En cada ataque de Independiente del Valle daba la sensación que iba aumentar el marcador. La más clara después del gol fue un disparo de fuera del área de Sornoza que se estrelló en uno de los caños de Alves.
Sorprendió la tibieza y planteo en el juego del San Pablo. Se esperaba más de uno de los grandes del continente.
El conjunto paulista salió con otra actitud a jugar la segunda etapa en el cual en un par de minutos pudo llegar al empate. El equipo negriazul aguantó el ímpetu tricolor que de a poco bajó su intensidad. Otra vez Independiente se hizo dueño del partido.
En la mitad de la etapa se definió el partido. A los 21’ Lorenzo Faravelli, a través de una contra, terminó concretando una jugada elaborada y anotando con clase frente a Alves. Partido liquidado.
El resto de la etapa mostró el buen juego de Independiente. En algunos pasajes a través de su toque despertó el ¡ole! de la gente. Jerarquía e inteligencia fueron la clave del conjunto ganador.
Por su parte el San Pablo manifestó su impotencia utilizando la pierna fuerte. Como resultado, se fueron expulsados Calleri y Diego Costa. Final del partido.
Euforia para los ecuatorianos y desazón para los favoritos. La Torcida se quedó sin carnaval.
Otra vez el equipo Independiente del Valle y el futbol de Ecuador conjugó el verbo “poder” en el futbol. El “Sí, se puede” se convirtió en “Sí, se pudo”. La Copa Sudamericana tuvo un digno campeón.