A 50 años de veinticinco minutos de futbol

La final Intercontinental entre Ajax e Independiente dejó un par de momentos inolvidables. Los recordamos a 50 años de aquella ida en Avellaneda.

Por Daniel Reinoso (@futbolymultitudes)

Final de la Copa Intercontinental. Independiente de Avellaneda enfrentaba al poderoso Ajax de Holanda. “Los Rojos” habían ganado la 10° edición de la Copa Libertadores ante Universitario de Perú. El conjunto holandés, ganador de la Copa de Campeones de Europa al imponerse al Inter de Milán.

El Ajax conquistó las ediciones de 1971, 1972 y 1973 convirtiéndose en el rey europeo con un tricampeonato que sólo el Real Madrid y el Bayern Múnich han logrado a lo largo de la historia. 

El campeón de América y el de Europa se enfrentaron en épocas en que el título se definía con dos partidos, uno en cada continente. La fecha fijada para el primer encuentro fue el 6 septiembre de 1972 en el estadio de la “Doble Visera”. Al conjunto holandés no les importaba disputar dicho trofeo; el calendario apretado de las competencias europeas sumado al viaje agotador lo convertían casi en un amistoso para ellos.

Sin embargo, en Buenos Aires había mucha expectativa por verlos. Con su juego físico y dinámico estaban dando nacimiento al “Fútbol Total” que luego revolucionó al mundo en Alemania ‘74, y nadie sabía que iba a ser la única oportunidad de ver a un jugador extraordinario en canchas argentinas: Johan Cruyff.

En esos años se discutía en nuestro país cómo hacer prevalecer la técnica sobre lo físico de los equipos europeos. Independiente sabía que si querían tener una chance debían neutralizar la velocidad y el juego mecanizado del Ajax, pero todas las precauciones no dieron resultado. Los holandeses empezaron a tocar la pelota y se encontraron con el primer gol a los 5 minutos del primer tiempo, cuando Johan Cruyff dejó en el camino a Miguel Ángel López y definió por arriba de “Pepé” Santoro. Golazo, mezcla de velocidad, repentización y aprovechamiento de los espacios libres.

La superioridad táctica y física de los holandeses era notable hasta que a los 25 minutos se produce la jugada que cambia el partido. El “Tano” Dante Mircoli con la intención de cortar un ataque de Cruyff y pensando que llegaría a una pelota que el “Flaco” dominaba llegó tarde al cruce y con el envión de su cuerpo se llevó puesta la humanidad del 14. La articulación del holandés sufrió la peor parte, incluso en un momento se pensó en una fractura por la fuerza del impacto.

Atención médica y cambio. Contrariedad y bronca por parte de Cruyff y del resto

del equipo, que protestaron airadamente la falta y pedían la expulsión de

Mircoli.

Aún así a Cruyff le bastaron esos veinticinco minutos de juego para mostrar todo su bagaje que lo ponían a la altura de Alfredo Di Stefano y “O Rei” Pelé. Pocos minutos en donde jugó en todos los sectores de la cancha, velocidad, dinámica y el engaño con que enloqueció a sus marcadores. El “Rojo” poco podía hacer, solo usar la fuerza.

El “Flaco”, mientras tanto, se sentó en el banco de suplentes un poco más tranquilo y aprovechando la poca luz que había en ese sector apeló a otro de sus gustos. Prendió un cigarrillo y siguió el curso del partido con displicencia y naturalidad. El técnico, Kovacs, nada le podía decir. Cruyff era dueño del equipo.

Al término del primer tiempo, asamblea en el vestuario del conjunto holandés porque no querían salir a jugar el segundo tiempo por la lesión de Cruyff. Después del debate finalmente deciden continuar. El partido ya no era lo mismo, para ellos la salida de su estrella emblema se asemejaba a una orquesta sin director. 

La ausencia de su conductor le quitó brillo al juego del equipo por lo que decidieron aguantar el resultado, pero los “Diablos Rojos” salieron a jugarse la vida y a 9 minutos del final Francisco Sá capturó una pelota fuera del área y con un derechazo puso la igualdad. 1 a 1.

Final del partido, Independiente sabía que era un resultado muy corto. Presentían que era imposible ganar en Holanda. A los jugadores del Ajax todavía les duraba la calentura por la dureza de los argentinos y no quisieron cambiar la camiseta con ningún jugador rival.

Casi un mes después el Ajax le ganó sin atenuantes por 3 a 0 con goles de Neeskens y dos de Reep. Merecido Campeón Intercontinental.

Al año siguiente se podría haber dado la revancha porque los holandeses nuevamente fuero

campeones europeos. Con el antecedente de la edición anterior le dejaron el lugar al subcampeón, la “Vecchia Signora”, a la que Independiente venció con gol de Ricardo Enrique Bochini para traer la tan ansiada copa desde Italia.

Alguien cercano al Ajax adujo que los jugadores se perjuraron no volver a jugar en Sudamérica. Cumplieron a medias, ya que en el Mundial ‘78 volvieron con la Selección “Naranja” algunos que estuvieron en Avellaneda. Pero faltó, esta vez sin jugar ni un minuto, la magia: Johan Cruyff.

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