Dictadura, Mundial y una carta falsa

Por Cambio de Frente (@Cambiodefrente1) Hoy se cumplen 46 años del último golpe cívico militar. La dictadura que dio inicio aquel 24 de marzo de 1976 llevó adelante un plan sistemático de desaparición, secuestro, tortura y exterminio de personas que tuvo como saldo 30.000 detenidos desaparecidos en nuestro país. 

Por Cambio de Frente (@Cambiodefrente1)
Hoy se cumplen 46 años del último golpe cívico militar. La dictadura que dio inicio aquel 24 de marzo de 1976 llevó adelante un plan sistemático de desaparición, secuestro, tortura y exterminio de personas que tuvo como saldo 30.000 detenidos desaparecidos en nuestro país. 

En el marco de la Guerra Fría, los Estados Unidos a través de sus servicios de inteligencia (CIA) apoyaron y fomentaron la instalación de dictaduras militares en todo el cono sur. Estas políticas respondían a un proceso abierto desde los años sesenta que promovía la instalación de la doctrina de seguridad nacional. La Escuela de las Américas con funcionamiento en Panamá instruyó a las Fuerzas Armadas de distintos países de América Latina en la “guerra contra la subversión” y el “enemigo comunista”.

Este proceso permitió el desarrollo de lo que conocemos como terrorismo de Estado, que se profundizó en nuestro país tras el golpe en 1976. Llevar adelante un acto genocida de semejante magnitud requirió de armar un aparato de represión clandestino, a partir del secuestro y desaparición de personas de forma sistemática y secreta. Se crearon cientos de Centros Clandestinos de Detención donde las personas fueron sometidas a torturas y violaciones. Mediante los llamados “vuelos de la muerte”, se asesinaron y desaparecieron miles de personas.

El Mundial 78 y la dictadura

Como en diversos regímenes totalitarios durante toda la historia, la dictadura militar usó todo su poder de propaganda para ocultar los crímenes llevados adelante y legitimarse en el poder. Películas como “Ganamos la Paz” o diversas publicidades televisivas y gráficas son la muestra de cómo se intentaba generar un consenso social de lo que estaba sucediendo. El Mundial 78 fue una de esas pantallas que aprovechó la dictadura no sólo para reivindicarse internamente, sino para mostrar una imagen al mundo de un país ordenado y en constante progreso.

Argentina había sido elegida para recibir el Mundial en el año 1966 y fue ratificada por la FIFA en 1975 durante el gobierno de Maria Estela Martinez de Perón, por lo que cuando la dictadura irrumpió con el golpe de Estado el proyecto del Mundial ya estaba establecido.

La importancia que le dio la dictadura a la organización del Mundial fue significativa. Para organizar el torneo la Dictadura creó el Ente Autárquico Mundial 78, que tuvo a su cargo todo lo referido a la organización del Mundial y que contó con un presupuesto altísimo para ejecutarlo. Un manejo indiscreto de fondos públicos que hasta obligó a tomar deuda por parte del Estado Argentino para llevarlo adelante.

Pasados dos años y algunos meses del inicio de la dictadura, la profundización de la represión, la cantidad de desaparecidos y las denuncias que comenzaron a realizar las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto con diversos Organismos de Derechos Humanos empezaron a desdibujar la imagen de dicho gobierno de facto en el mundo. Era difícil ocultar la sistematicidad de las violaciones a los derechos humanos que llevó adelante.

Algunos grupos de los cientos de miles de exiliados políticos comenzaron a organizarse en París en conjunto con diversos militantes políticos y sociales que se empezaron a solidarizar con ellos, y así nace el Comité por el Boicot del Mundial en Argentina (COBA, en francés). Estos comités se fueron expandiendo a lo largo del continente europeo y otros países. 

Las acciones de boicot fuera del país obligaron a la dictadura a tomarse en serio y a profundizar el alcance de su maquinaria de propaganda, organizando oficinas de contrainformación en el exterior que promovían noticias falsas. El control de los medios de comunicación en Argentina se ejercía de forma constante.

Una carta falsa

El mundial ya había comenzado y los ojos del mundo se posaron sobre la Argentina. Grandes selecciones, prensa y representantes de todo el mundo arribaron al país para competir y presenciar el campeonato mundial. Es en ese contexto que surgió la idea de crear una carta falsa de un jugador extranjero perteneciente a una de las selecciones más importantes del torneo: el holandés Rudolf “Ruud” Krol.

Holanda era una de las selecciones más importantes del momento. Venía de ser subcampeona en el Mundial anterior (lo mismo haría en este torneo) y era apodada “La Naranja Mecánica” por el color de su camiseta y por su forma de juego conocida como “Fútbol total”. Además contaba entre sus filas con Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores a nivel mundial pero que decidió sorpresivamente no asistir a la cita mundialista. Si bien las razones no fueron estrictamente por la situación de la dictadura en Argentina, como sí fue la de otros jugadores que se habían manifestado en contra, no quedan dudas que esto deterioró más la imagen del evento.

Entonces, ¿quién era Rudolf Krol?

El jugador se desempeñaba como defensor de la selección holandesa y también había participado en el Mundial de Alemania Federal en 1974. Fue multicampeón con el Ajax, uno de los clubes más importante de su país con el cual logró títulos nacionales, europeos y mundiales.

La carta falsa se publicó el 13 de junio de 1978 en “El Gráfico”, una de las revistas deportivas más importantes y con más llegada del país. En ella Krol le contaba a su hija lo bien que lo trataban a él y a la selección en el país, poniendo especial énfasis en la situación de seguridad y tranquilidad que se vivía en Argentina.

La carta fue inventada por el corresponsal de “El Gráfico” Enrique “Cabezón” Romero y fue publicada en inglés original y en español. La misma había sido supuestamente escrita por el mismísimo Krol desde la concentración holandesa en el “Gran Hotel Potrerillos” de Mendoza.

Krol le pedía a su hija que no se asustara por las cosas que se decían de Argentina. Según el relato, el país era una tierra de amor, se estaba jugando la Copa de la Paz y los hombres vestidos de verde no debían atemorizarla ya que de sus fusiles se disparaban flores.

También, contaba que le compró una muñeca rubia como ella y con los mismos ojos. Ya para el final de la carta le sugiere ponerle de nombre “Argentina”.

La nota fue un escándalo de escalas diplomáticas, Krol salió inmediatamente a desmentir la carta en una conferencia de prensa y la selección holandesa amenazó con retirarse del Mundial. Hasta el día de su muerte Romero nunca admitió la falsedad de la misma.

Años después, el periodista Juan José Panno le preguntó a Krol por esa carta y la respuesta fue contundente: “Cómo le voy a escribir a mi hija en inglés si mi hija es holandesa”.

El Mundial ‘78 no solo le dio a la Argentina su primera copa, también sirvió como una gran pantalla para la dictadura genocida. La carta falsa de Krol muestra cómo los medios de comunicación también fueron parte de ese engranaje de censura y mentiras. El Mundial fue sin dudas una de las más importantes formas de ocultar lo que estaba sucediendo. Mediante la movilización popular que generaba el fútbol, se intentó mostrar una imagen de fiesta y alegría en una Argentina manchada por el horror y las desapariciones.

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