Por Julián Maciel (@JuliGranatee)
Este artículo está dividido en dos partes. Podés leer la primera acá: https://lapelotasiempreal10.com/historias-minimas/historiasfederales-la-religion-como-movimiento-parte-1/
La trayectoria deportiva relata narrativas de caídas y levantamientos, de penas y glorias, con hitos de todos los colores. Con un paso primerizo (1968) en el Regional para al año siguiente caer ante el “Santo” Tucumano en el cotejo clave.
Envalentonados no aflojan en su andar para fabricar un hecho inolvidable en su tierra: ser el primer elenco salteño en jugar en la élite del fútbol nacional. 1971 quedará en la retina de todos. En Catamarca doblegó al local, Sarmiento, por 3-0 para tamaña alegría. Esa hazaña se redobla cuando el otro contendiente del triangular final se llamó Gimnasia de Jujuy.
El sorteo lo puso en un grupo temible. A las jerárquicas presencias de Independiente y River, se le sumaron las de Newell´s, Belgrano de Córdoba, Ferro, Huracán, Argentinos, Gimnasia de La Plata y Banfield, además de otros como Kimberley (Mar del Plata), San Martín de Mendoza) y las irrupciones de Don Orione (Chaco) y Huracán (Comodoro Rivadavia).
Su estreno, en un Pistoia colmado, tuvo como invitado a “La Lepra” que triunfó por 2-0. La campaña que quedó en los anales por su visita al Estadio Monumental, dónde sucumbió ante el dueño de casa por 2-1 con un arbitraje polémico y la chilena de su goleador Luñiz. Ante los de Avellaneda tropezó por 2-0.
Su primera alegría fue ante Don Orione por 3-2, en Lerma y San Luis. Con una decorosa actuación (8 unidades), apenas sumó otras celebraciones: 3-1 contra Banfield y la paliza por 6-1 a Gimnasia.
Dos años más tarde volvió a codearse en Primera División bajo contextos disímiles. Por un lado no se clasificó debido a que El Lobo Jujeño lo barrió en una serie de tres juegos. Pero como contrapartida la A.F.A. dictaminó una tanda de invitaciones, de las cuales una cayó por esos lares.
La suerte le fue esquiva en el bolillero porque lo emparejó (nuevamente) con River (0-0 en Salta, primera visita de “Los Millonarios” a esas tierras), San Lorenzo (goleada estrepitosa por 5-1) y Racing (3-1 en Avellaneda). Además la lista se cargó pesada con nombres de la talla de Vélez, Estudiantes de La Plata, Newell´s, Colón y Chacarita. A ellos los completaron Instituto, San Martín de Mendoza, Cipolletti (Río Negro), All Boys y San Lorenzo (Mar del Plata). En general el balance no fue positivo.
En 1975 su acceso tuvo un gusto especial a raíz de que tachó en la etapa previa a Central Norte de Salta, su eterno derbi. En el primer chico igualaron sin goles. En el desquite en el Luis Güemes, deliró por 3-1 ante una convocatoria sin igual.
El azar lo equiparó con Talleres, Newell´s, Colón, Atlanta, Racing Club, Bartolomé Mitre (Posadas) y la grata revelación de ese certamen, Temperley. Las crónicas locales grafican una superioridad ante La Academia pese al 1-1. Su única víctima fue el representante mesopotámico, a quien superó por 1-0 y 3-2 en los pleitos.

Consecutivamente soportó dos piñas al mentón. La culpa, con sed de venganza, se la proporcionó su archi-enemigo “El Cuervo”. La compensación arribó en el 1978, al despedir a Gimnasia y Tiro, por penales (3-2) tras tres juegos a puro empate. De todas las veces que se sentó en la mesa grande, esa excursión fue la peor. No ganó ningún duelo.
Número más fuerte que 1983, quizás no exista. Su trascendencia recuperadora excede los límites de lo pesado. La vuelta de la democracia y… la vuelta de San Lorenzo, si se permite el juego de palabras, de una etapa negra al deambular por la Primera B. Finalizado el Metropolitano, le llegó la hora de amigarse con el Nacional.
Y su arranque fue ante Juventud Antoniana, que arribó a Capital Federal con una caravana mágica. Más allá del 2-3 final, ¿Quién le quita lo vivido? Más si pensamos en su desempeño. El mejor, por escándalo. Sus otros adversarios fueron Rosario Central y Atlético Santa Rosa (La Pampa).
Sin éxito ante “El Canalla” (0-0 y paliza por 6-1), no tuvo piedad ante la formación pampeana al demolerlo por 7-1 (mayor goleada en 1° A), mientras que acumuló un 2-0 como visita. El sueño se mantuvo intacto hasta la fase siguiente, dónde se quedó sin posibilidades por detrás del entonces poderoso Loma Negra (manejado por Amalita Fortabat) y Argentinos Juniors. A todo esto, en la fase provincial despidió al “Ferroviario”.
El adiós al Nacional fue en 1985 con una peculiaridad: es el único año donde compitieron dos salteños ante los ojos de todo el país. Juventud Antoniana y Central Norte participaron sin mucha suerte. “El Santo”, proveniente del Regional, se animó únicamente con el 1-0 a Instituto y entró a la Rueda de Perdeores, donde no progresó por responsabilidad de Gimnasia de La Plata.
A la Era Moderna la pintó con variados trazos. Su momento de esplendor, el que más se añora, se dio para la temporada 1995/1996. Un suceso sin precedentes, una gesta incalculable. Se plantó en rodeo ajeno -y hostil- para despachar a Cipolletti por 1-0 en la vuelta con un tanto de Espeche.

A ese equipo se lo bautizó como Los Héroes de Cipolletti, con el valor agregado de subir a la Primera B Nacional (originada en 1985) por primera vez en su vida. Dicho campeonato otorgó varias plazas, entre ellas a Olimpo, como hicimos referencia en nuestro primer capítulo.
La permanencia fue costosa: retrocedió furiosamente al Torneo Argentino A para la edición de 1997-1998. Sin tiempo para lamentos, asumió la condición de candidato y se adjudicó uno de los dos pasajes en disputa. No se despeinó ante Nuñorco (Tucumán), Atlético de la Juventud Alianza (San Juan), Huracán de San Rafael y Central Córdoba de Santiago del Estero. Una jornada antes del final, se impuso por 1-0 ante la escuadra santiagueña.

No se quedó con eso nomás: en su reaparición en la B Nacional por muy poco rozó la épica. Su desarrollo en el Torneo Reducido por el Segundo Ascenso fue magnífico, con el recordado 5-3 ante All Boys en el viejo Islas Malvinas. Pese a ello, Chacarita Juniors le negó la chance en última instancia.
La travesía llegó a su fin para el 2006. En Mar del Plata empató 0-0 ante Aldosivi para no regresar nunca más. Ahí ingresó en una espiral negativa de la cual no encuentra salida. En el medio vivenció dos sucesos rutilantes. Ambos calaron hondo en el seno de la ciudad.
En 2014 condenó a ¡Central Norte! al extinto Federal B (hoy Regional Amateur) por penales (5-3) luego de un espantoso 0-0. Como contrapartida, en el 2019 más que una piña recibió un trompazo. Pero para todos.
La explicación es sencilla: Juventud Antoniana se jugaba la plaza junto a San Martín de Formosa y Gimnasia y Tiro. De los tres, dos abandonaban la divisional. La pesadilla se hizo realidad contra todo pronóstico: los dos clubes de la ciudad sucumbieron ante el “más humilde”. De yapa, el Lobo Salteño se fue tras un 0-0 en el derbi provincial. Los dos al Torneo Regional Amateur.
No tardaron en huir rápido. En el Arturo «Jiya» Mendoza (Güemes de Santiago del Estero), Juventud Antoniana derrotó por 1-0 a Guaraní Antonio Franco. Ya lo esperaban, como siempre, sus enemistades.
Lo más reciente evidencia una controversia producto de los manejos del Consejo Federal. Para 2023 se decidió que sean cuatro los que pierdan la categoría, en los cuales estaba incluido. En una constante institucional se revirtió: se redujo a dos. El cruce ante Sportivo Peñarol (San Juan) lo sobrellevó con normalidad con un 3-1. Ah, fue en la cancha de Güemes. ¿Suerte divina? No se sabrá.
Lo que sí se conoce, en cuestiones de fe, es que las creencias mueven montañas, mueven pasiones, sean del carácter que sean. Incluso sociales. Si no, pasen por Lerma y San Luis.

Este artículo pertenece a la serie de notas #HistoriasFederales, que se publicará durante los próximos meses en la web de La Pelota Siempre Al 10. ¡La historia de Juventud Antoniana además está dividida en dos partes!
- Montes, religiones y bahías
- La religión como movimiento, parte 1
- La religión como movimiento, parte 2