Por Augusto Dorado (@AugustoDorado)
Una elección con récord de asistencia que marcó un hito en Independiente ungió al animador televisivo Fabián Doman como nuevo presidente de la institución. El 72 % de casi 16 mil personas se inclinó por Unidad Independiente, la opción que se percibía como la oposición más clara a la gestión de Hugo Moyano que, luego de dos mandatos, quedó ampliamente desgastada. Ese 72 % ya se dejaba escuchar en las tribunas de varios de los partidos que disputó el Rojo este año, en las manifestaciones a la sede de Avenida Mitre 470 (especialmente aquella que terminó con represión policial y detenidos) o en la bronca canalizada por redes sociales.
La caída del moyanismo era un hecho que solamente faltaba consumar: retirados tanto Hugo como Pablo y el otro hombre fuerte que quedaba en la gestión -Héctor Yoyo Maldonado- que prefirieron cargarles la derrota a otros, fueron los poco conocidos para la vida institucional del club Javier Mazza (ex titular de IOMA) y Gustavo López (actual presidente de ENACOM) los que se inmolaron por el oficialismo en retirada. Cosecharon apenas 2 mil votos (13 %) y el tercer lugar, siendo superados por el 15 % que obtuvo el estrambótico Claudio Rudecindo, gerente de la cadena de inmobiliarias Re/Max apoyado tácitamente por el barra Pablo Bebote Álvarez, que prometía “charlas con Pep Guardiola y Ricardo Gareca” para convencerlos de llegar como DT de un club que está en una situación financiera crítica.
La elección sacudió el escenario político porque en la lista ganadora que encabezó Doman hay dos pesos pesados de la oposición de Cambiemos: el Pro línea dura Cristian Ritondo y el intendente de Lanús Néstor Grindetti. La circunstancia del triunfo holgado fue aprovechada por toda la plana mayor del {PRO} -desde Patricia Bullrich hasta María Eugenia Vidal y el propio Horacio Rodríguez Larreta, que es hincha de Racing– para agitar uno de los sentidos comunes que más les gusta blandir: el que postula que hay que “erradicar a las mafias sindicales”, tratando de sacar partido de la mala imagen con la que se retiró el clan Moyano de Independiente.
En realidad, se desviven por desacreditar toda idea de organización sindical en general (hasta intentaron hacerlo con el legítimo reclamo de los obreros del neumático y sufrieron una derrota en ese intento, Doman en su maltrato mediático a un obrero incluido). Buscan aprovechar cualquier oportunidad que se les presente con los (des)manejos de diferentes burócratas sindicales (también con mala imagen social en general), como si el difunto aliado sindical histórico del macrismo Gerónimo Momo Venegas de UATRE hubiera sido tan santo como Charles Ingalls, que también venía del campo.
Fabián Doman corría con la ventaja de ser una cara nueva de la política partidaria de Independiente, proveniente de un universo “externo” como el del periodismo y el espectáculo, algo que necesitaba una oposición que fue diseñada por caras viejas y que otrora fueran motores de la asunción de Hugo Moyano: Cristian Ritondo fue vocal (el puesto más importante luego de presidente y vice de un club) en las gestiones moyanistas de 2014 y 2017. Fue parte de la Comisión Directiva hasta 2019 cuando los caminos de la política nacional los separaron: explica que él asumió asociado a “un Moyano que acompañaba, que iba a los actos de Mauricio Macri, un Moyano que hablaba de la lógica de nuevos convenios y contratos de trabajo”, tal como declaró este lunes entrevistado por el programa No dejes para mañana de Radio Con Vos (FM 89.9).
Ritondo no integrará la nueva CD no solamente por tener que barrer bajo la alfombra sus años moyanistas sino porque además avisa que “aspira a ser gobernador de la Provincia de Buenos Aires” por lo cual quedó en el cargo de presidente de la asamblea de socios (el más importante por fuera de la Comisión Directiva). La otra “cara vieja” viene de una vereda política distinta (aunque ideológicamente muy poco diferenciada de Ritondo): nada menos que Carlos Montaña, hombre de Sergio Berni (actualmente tiene un cargo como segundo del ministro de seguridad bonaerense y varias crónicas señalan su “buen diálogo” con Diego Santilli de Cambiemos), que cuando todavía era la tercera cara visible del segundo mandato de Moyano (en todas las fotos del triunfo 2017 Montaña aparece junto a Hugo y Pablo) había tenido algunos tragos amargos por estar envuelto en una denuncia por sobreprecios de alimentos en el Ministerio de Desarrollo Social cuando reportaba para Daniel Arroyo.
En la flamante Comisión Directiva también estará el gremialista aeronáutico Ricardo Cirielli (participó en las dos CD del moyanismo), que fue electo como sexto vocal por la lista ganadora, lista que tuvo a otro exdirigente de la gestión moyanista como uno de sus armadores: Jorge Puma Damiani (gerente de la cadena de maxikioscos Open 25). Si hurgamos un poquito en esta nueva dirigencia de Independiente podemos determinar que está un poquito usada, tan nueva no es ¿En qué medida estos dirigentes son responsables de la actualidad de Independiente? Al menos les corresponde alta responsabilidad en por lo menos el 60 % de una gestión que se retira dejando un pasivo de 4.600 millones de pesos. Una deuda que pesa como una condena sobre el futuro del club de Avellaneda.
Aunque Fabián Doman despejó dudas sobre un camino de privatización del club (“Está prohibido por ley en el fútbol argentino”, declaró a horas de su triunfo) y teniendo en cuenta que una de las preocupaciones que planteó es sensata (pagar deudas y levantar inhibiciones), por el momento el único “oasis” para la generación de ingresos está puesto en el márketing, que quedará a cargo de Juan Marconi. Un nivel de privatización no muy determinante, pero de fuerte carga simbólica porque podría significar adosarle el nombre de una marca comercial al estadio (como ya hizo tristemente River con el Monumental). Tal vez gran parte de ese 72 % se resigne a eso en esta situación económica desesperada del club, pero difícilmente aceptaría más que eso; aunque la lista ganadora haya quedado fuertemente identificada con Cambiemos (coalición desbordante de anhelos privatistas), el sentido común es que “el club es de los socios” y la nueva CD es consciente de eso. No tienen ningún cheque en blanco, la sufrida masa societaria de Independiente votó “lo que venga” para sacar a lo que consideraba el “mal” personificado en Moyano.
En cuanto a lo futbolístico, los primeros anuncios previos a la asunción no ofrecen demasiada esperanza: Pablo Cavallero asumiría como Director Deportivo (rol que cumplió sin demasiado brillo en Vélez) y el ex San Lorenzo Fernando Kuyumchoglu quedaría como Coordinador de Divisiones Inferiores, luego de desempeñar ese puesto en el Ciclón sin logros a destacar. Aunque son dos personas sin ninguna trayectoria en Independiente y ajenas a su historia, suenan nombres de ídolos rojos como Enzo Trossero para asesorías indefinidas (¿Si los cargos serán ocupados por Cavallero y Kuyumchoglu qué rol que no sea decorativo cumpliría un Trossero?). No parece un panorama demasiado promisorio.
Pese a todo, en este proceso hay un elemento rescatable: la reacción apasionada de hinchas, socios y socias por querer intervenir en la vida del club para evitar que se hunda y recuperar lo que siempre lo caracterizó, la gloria deportiva. Solamente habrá una renovación y una nueva gestión cuando se modifique el estatuto de manera tal que toda persona socia de Independiente tenga acceso a una información totalmente clara sobre los números de todo, hasta de la transferencia más remota y el contrato más secundario, y cuente con poder para tomar decisiones y hasta para revocar a dirigentes que no se ajusten a la manera en que la mayoría de hinchas crea que debe defenderse a lo que más aprecia: el Club Atlético Independiente y su historia.