Por Nadia Fink (@nadiafink77)
Esta nota no sería aprobada por Marcelo Bielsa. Si lo observamos un poco, con esa mirada que se desvía, esa cabeza baja, la sonrisa tímida; si seguimos su carrera y sus ideas esparcidas en todos estos años sabremos que el Loco no disfruta de las palabras elogiosas.
“Nadie que haya llegado tan lejos puede haberlo hecho sin hacer concesiones”, podría decir tranquilamente y anularía toda posibilidad de refutación. Sin embargo para querer al Loco hay que estar un poco loca también, así que habrá que poner los valores de Bielsa sobre la mesa y bancarse la que venga.
Es cierto que en estos últimos tiempos el Bielsismo sigue ganando seguidoras, seguidores. Es como los hongos: hace rato que están ahí, pero de golpe se conocieron todos sus beneficios.
Todavía se escucha algún eco del “Quedamos afuera en la primera ronda” (cual personaje capussotteano que grita: “¡seis a cero con Bolivia!”), pero cada vez hay más acuerdos y más fanáticos del Loco. Y Bielsa es una rareza en el mundo del fútbol porque tiene sus propios hinchas. En todos los equipos donde fue técnico la gente lo quiso mucho, y lo sigue hasta hoy, “juegue donde juegue”, perdón, “dirija donde dirija”.
La periodista Ayelén Pujol nos abre una puerta para empezar a pensarlo: “Él tiene una forma de ver el fútbol que, para mí, habla también de una forma de mirar el mundo, la sociedad, y la forma en la que vivimos. En general, pareciera que el sistema nos dice que con esos valores que propone no ganás, que para ganar hay que hacer trampa, hay que pensar en el resultado, hay que pasar al otro por arriba”.
Y ahí encontramos uno de los primeros valores a rescatar: su idea de que se aprende más de la derrota que del triunfo, en un mundo que se empeña en el triunfalismo y, en particular, en un fútbol profesional parte del mundo del espectáculo donde los jugadores y las jugadoras deben ser máquinas generadoras de dinero, show y resultados, parece un bálsamo en medio de tanta verborragia resultadista.
También nos hace eco en nuestra cotidianeidad, porque la vida misma es una sucesión de hechos que solo a veces generan felicidad. Bielsa vendría a ser, en este contexto, nuestro anti final feliz de los cuentos de hadas. Y eso se lo agradecemos mucho.
“No se lo regalamos, se lo devolvimos”
Por la fecha 45 de la Championship inglesa el Leeds, dirigido por Bielsa, recibía al Aston Villa. En el minuto 72, Mateusz Klich convirtió un gol para el Leeds y los rivales salieron furiosos a reclamar. ¿Qué había pasado? El tanto había sido convertido mientras el jugador del Aston, Jonathan Kodjia, había quedado tirado en el piso.
Cuando el Leeds sacó del medio, Bielsa les había dado la orden que se dejaran empatar: así que sin resistencias, Albert Adomah puso el 1 a 1, que terminó siendo el resultado final. Con ese empate el Leeds sepultó la posibilidad de ascender a la Premier League y Bielsa fue condecorado con el premio Fair Play.
Días después, cuando le otorgaron dicho galardón, escribió: «Quiero mencionar a mi madre, quien me enseñó a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. También a Newell’s, el club al que pertenezco y en el que durante 20 años aprendí a vivir el fútbol de una forma particular. Hay razones permanentes en mi vida, como mi familia y mis amigos, que me recuerdan los valores que no deben ser olvidados».
Vuelvo a ver el video. Bielsa discute a los gritos, sacado como pocas veces, con John Terry, uno de los dos DT del Aston. Su pedido de que le convirtieran un gol no es solo de bondad: es, más bien, de picado, un “¿Sabés dónde te podés meter el gol?, a mí no me vas a decir que hago trampa, mamerto”, jamás dicho por nuestro correcto Bielsa, pero expresado en esos ojos que emiten rayos láser.

Ni hacer juicio por retrovisión
Su abuela materna, la “Nona Marina”, decía que el pequeño Marcelo era “mal encarado”. Se ve que tenía carácter bravo desde chico. Era muy alegre y fácil de hacerse querer, pero cuando se enojaba, agarrensé porque era gritón y chinchudo.
Y una de las cosas que más lo enojaba (además de dormir la siesta y tener que ir a la escuela) eran las injusticias. Eso de “mal encarado” lo vemos cada vez que algo no le parece correcto, y no lo disimula.
Era 2010 y la Selección chilena, que dirigía Bielsa, había quedado afuera del Mundial de Sudáfrica. Pero el pueblo lo recibió como si hubieran ganado el mundial. El presidente Sebastián Piñera los recibió en el Palacio de la Moneda. Bielsa negó el saludo primero y luego dio una mano de muy mala gana. Con esa carita que a la Nona Marina le hacía decir: “este se levantó con la luna”.
Además de no interesarle los protocolos forzados, era una cuestión ideológica. Marcelo estaba más cercano a los valores de la ex presidenta Michelle Bachelet que a los de Piñera. Cuando la sociedad se alzó contra él opinó: «Admiro lo que el pueblo chileno está haciendo. Están tratando la democracia de una manera diferente. Son un ejemplo para el resto de los países, maltratados por sus autoridades. Ellos reclaman una manera correcta de hacer democracia».
El futuro ya llegó
“Me llena de orgullo que levante las banderas del fútbol que levanta, pero por sobre todas las cosas las banderas de la vida. Y lo que significa el fútbol como herramienta transformadora y entender un juego que tiene que ver con la vida misma”.
Las palabras son de Mónica Santino, ex jugadora de fútbol y DT. Mónica, además, es parte de “La Nuestra”, un grupo que está en la Villa 31 desde hace años haciendo fútbol con las pibas de ahí. Su lema es “me paro en la cancha como en la vida” y de ahí viene esta mirada sobre el fútbol como herramienta transformadora.
Hace algunos años, Bielsa dio una charla en el secundario en el que había cursado: el Sagrado Corazón, en Rosario, Santa Fe. Van algunas ideas que expresó allí, como para seguir esparciendo semillas:
- Sobre el éxito y el fracaso:
«No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganás, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte solo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo»
- Sobre la fama:
«Estoy absolutamente convencido de que la fama y el dinero son valores intrascendentes. Creo que el espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es lo único que vuelve satisfactorio el tránsito por el trabajo; cuando observo de qué manera son descriptos hacia el público las celebridades, los ídolos, lamento muchísimo que se jerarquicen esos tipos de cosas, que se los describan millonarios, que se los describan famosos, que se los describan extraídos de la realidad social, fuera del contacto con la gente común.”
- Y sobre los valores (a los que Bielsa llama virtudes):
«Uno vive y necesariamente necesita jerarquizar virtudes, decir éstas son las virtudes que rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro. A mí el deporte me dio ese parámetro, yo aprendí por el deporte que la generosidad era mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía. Son los tres o cuatro elementos con que yo después traté de orientar mi vida».
Y así como les habla a las juventudes, asistimos a una nueva era del bielsismo: el de un Marcelo que, parece, se está dejando querer. En todos los lugares abrazó a las niñeces, en Uruguay charla con ellos y ellas cada vez que puede y en Carlos Pellegrini, un pueblo de Santa Fe, incluso hicieron una obra de teatro sobre su vida en un jardín de infantes.
¿Qué rescataron esas niñeces? ¿Qué rescataron las maestras? Sus valores. Entonces, tal vez, todas estas palabras tengan algún sentido. Aunque, seguramente, Bielsa no lo apruebe.

Este artículo pertenece originalmente a nuestra séptima revista, dedicada a la figura de Marcelo Bielsa. Contactanos en nuestras redes para conseguirla!
Exelente!!!…por más personas como Bielsa , para que este mundo comience a tener nuevamente un buen sentido…