Por József Bozsik (@Jozsef_Bozsik)
Traducido y editado por Emiliano Rossenblum (@EmiRossen)
Es bien conocida la historia contada por Jonathan Wilson sobre los orígenes del fútbol inglés y su oposición al fútbol escocés. Mientras que el “fútbol inglés” (no todo) era más directo, vertical, todavía ligado al rugby, el “fútbol escocés” favorecía la progresión en el campo mediante toques cortos.
Una figura especial es la de Jimmy Hogan, originario de una familia católica en un país donde el juego tenía contornos puritanos. Salió de Inglaterra y pasó por Holanda, Austria, Alemania, Hungría, Suiza y Francia, dejando su huella en cada país mediante una forma de jugar al fútbol que llegó a ser conocida como la “Escuela del Danubio”.
La idea central era un juego de posesión, con progresión en el campo con toques rápidos, buena técnica y movimiento. Esto obligó a los jugadores a acercarse al sector de la pelota. El primer gran equipo identificado con este fútbol fue el Wunderteam, la selección austriaca de los años 30 dirigida por Hugo Meisl. Él había conocido a Hogan durante su estancia en Austria.
La estrella de este equipo fue Matthias Sindelar, probablemente el primer “falso 9” que tenemos registrado. Como Austria jugaba con toques cortos y progresión, necesitaba más jugadores en el sector de la pelota, organizándose primero a través de su movimiento. Por eso surge la idea del “falso 9”: un jugador que parte en una determinada posición, pero deja ese espacio, y busca el sector de la pelota para relacionarse con sus compañeros. Es la primera asimetría.
En la misma década, el legendario entrenador italiano Vittorio Pozzo creó el “método”, una forma de adaptar el 2–3–5. Pozzo era amigo de Meisl y siempre intercambiaban ideas sobre fútbol. El italiano creía que el 3-2-5 de Chapman no funcionaría para el tipo de jugador italiano, ya que requería mucha habilidad física para cubrir los costados.
El 3–2–5 sería un “sistema”, una idea innovadora inicial, pero Pozzo creó un “método” para adaptarse a los cambios en la ley del fuera de juego. En lugar de posiciones, Pozzo inserta la idea de “función”, rol que desempeñaría cada jugador. Es decir, ahora los jugadores no estaban definidos por el espacio posicional que ocupaban en el campo, sino por el rol colectivo que desempeñarían.
El fútbol funcional de Pozzo requería menos fisicalidad, más compensaciones defensivas, marcajes individuales y contraataques. En el “método”, un punto medio entre 2–3–5 y 3–2–5, un solo jugador era al mismo tiempo el centrocampista delante de los dos defensores y un defensor central que retrocedía o cubría los huecos que pudiera haber en las bandas.
Los dos defensores estaban divididos, uno debía marcar individualmente al delantero centro contrario y el otro quedaba atrás protegiendo el área. Los halves/alas marcaban individualmente a los extremos y solo en ataque se convertían en centrocampistas, ya que el 5 se replegaba formando un 2-1-2-5 que aportaba más estabilidad para evitar contraataques.
La unión móvil entre el defensor/mediocampista, los alas y los “mezzalas” (Meazza y Ferrari, mediocampistas ofensivos o insiders del sistema inglés) por dentro generó superioridad ofensiva en los sectores internos del campo.
Lo que pasaba era que cuando movían la pelota los jugadores siempre tenían ventaja en su sector gracias a ese apoyo móvil. Las funciones estaban ligadas primero a los movimientos, movilidad y compensaciones que ejercían dentro del método, y luego al espacio en el campo.
En la semifinal del Mundial de 1934 se disputaron dos equipos “funcionales” donde los jugadores cumplían una función de movilidad y había varias compensaciones. Austria apostaba por un fútbol lúdico y de posesión, Italia con un enfoque más cínico.
Ambos equipos se organizaron ofensivamente en función de la pelota y del rol que debía desempeñar cada jugador. Meisl fomentaba el cambio de posiciones entre los jugadores, anticipando lo que haría Holanda en 1974.
Después del “método” vino el catenaccio. Básicamente era un 1–3–3–3, con un defensor como líbero y el otro a la caza del delantero. El lateral derecho jugaba retrasado como un defensor más, y el lateral izquierdo se adelantaba como si fuera un extremo. El extremo izquierdo pasó a ser segundo delantero, y el derecho se reconvirtió en una especie de mediocampista por afuera que podía cerrarse. Cada función del catenaccio adquirió un nombre específico para indicar el papel de los jugadores.
Otro equipo marcado por las asimetrías y los roles funcionales de cada jugador fue la Hungría de Sebes. Éste había sido entrenado por Hogan en MTK. A Hungría le gustaba intercambiar pases, acercar a los jugadores a la pelota y jugar con diversas compensaciones.
Hidegkuti fue el “falso 9” que abandonó su posición original y ocupó el carril central. Zakarias fue el “falso centrocampista” que pasó a ser el “cuarto defensor”. Bozsik era un “falso centrocampista” que se convertía en creador de juego desde la banda para liberar espacios en favor de Hidegkuti.
La verticalidad arriba era responsabilidad de Czibor, un “falso extremo” que se salía todo el tiempo de la banda para incorporarse al sector de la pelota, y Kocsis, que atacaba el espacio dejado por el falso 9. Para resumir, un equipo lleno de compensaciones y roles sociales, que unía a muchos jugadores en el sector de la pelota y renegaba de la simetría.

Dentro de cada región el “Juego del Danubio” sería diferente. En Sudamérica habrá más conducciones y uno contra uno. En Alemania y Austria será más vertical, veloz. En Hungría veremos muchos cambios de posiciones y pases. En 1954 los extremos de Yugoslavia se convirtieron en centrocampistas ofensivos, incluso jugaban con el pie invertido; el 9 se convirtió en extremo, el mediocampista ofensivo en 9. Todos privilegiaban la proximidad en el sector de la pelota, organizándose a partir de ella.
Durante los años 60 apareció una figura llamada Rinus Michels, auténtico artífice del “fútbol total”. A principios del siglo XX, la ciudad de Ámsterdam fue remodelada por la arquitectura expresionista, influenciada por la idea de Michel de Klerk de que la ciudad industrializada debía crecer como una “obra de arte”.
Cada espacio público de la ciudad debía modelarse según un concepto único e integrado, siendo la ciudad la expresión de los sentimientos de sus ciudadanos. Era necesario primero manipular los espacios para luego expresar los sentimientos de los individuos. Era la “Ciudad Total”, en la que el espacio dominado conduciría al arte colaborativo.
Uno de los arquitectos de esta escuela, Dan Roodenburgh, fue miembro de la junta directiva del Ajax en los años 30, implementando la idea de que la disciplina colectiva y el dominio de los espacios eran fundamentales para que los individuos pudieran expresarse posteriormente.
Durante la década de 1960, las ideas de la “Ciudad Total” resurgieron en Ámsterdam, con la comprensión de que cada espacio debía manipularse correctamente en un concepto integrado para obtener la respuesta más adecuada del individuo.
El “Fútbol Total” de Michels (totaalvoetbal en holandés) era una reproducción de la “Ciudad Total”. Michels, apodado “El General”, pensaba que el fútbol era como la guerra y, como buen holandés, estaba obsesionado con el espacio y su dominio.
Aquí surge el mito de que los anteriores equipos que apostaban a la posesión de la pelota lo hacían porque tenían grandes jugadores, pero no tenían organización y estrategia para hacerlo, siendo los holandeses los que le dan método al “fútbol bonito”.
Michels coincide con Hogan y sus herederos en que el fútbol debe ser preciso y jugarse en pases cortos desde atrás, desarrollando el juego desde el primer pase. Sin embargo, mientras el juego del Danubio crece en ataques asimétricos donde los jugadores ocupan roles y se acercan al sector de la pelota, el holandés buscará dominar los espacios, creando simetrías sistémicas.
Este artículo es la segunda parte de la serie titulada «La pelota, el individuo y el espacio». Podés consultar el resto de ella en los links de abajo.
- ¿Defensa posicional o zonal?
- Simetría y asimetría
- ¿Ataque posicional o funcional?
La versión extendida de este artículo fue publicada originalmente el 10 de febrero de 2019 en https://medium.com/@Jozsef_Bozsik/a-bola-o-indiv%C3%ADduo-e-o-espa%C3%A7o-defesa-por-zona-e-individual-ataque-por-zona-posicional-e-536e9809992c#_ftnref1