Por Sebastián Tafuro (@tafurel)
«Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece».
El maestro Eduardo Galeano dio en la tecla. Aunque seamos hinchas de un equipo en particular, el fútbol como deporte nos cautiva y cuánto más linda sea la expresión que se produzca adentro de la cancha, más lo disfrutaremos. Gozar es tan parecido al amor.
El viernes anduvimos por La Paternal, una de las tantas tierras de D10S, pero que tiene el honor de ser la que lo dio a conocer al mundo. Sí, hubo Fiorito como lugar de nacimiento, niñez y adolescencia, pero Argentinos Juniors fue su primera gran casa, esa en la cual empezó a desplegar toda su magia.
Por eso se lo recuerda tanto y las paredes del barrio exudan maradonismo en claves similares al otro territorio porteño que lo cobijó y que es nada más ni nada menos que La Boca. Pero aunque haya lugar para todos los Diegos en esos graffitis majestuosos de @marley_graffitis, el transporte hacia «los años bichos» está dado por aquel Diego juvenil, aquel pibe que se volvía adulto demasiado rápido, salvo por la sonrisa y el cariño inigualable hacia los suyos.
El estadio lleva su nombre, a los 10 minutos se canta por él y los Bichitos Colorados juegan en modo «Globetrotters», como le gusta alardear a su hinchada. En tiempos de pragmatismo táctico y urgencias, la identidad futbolística de Argentinos no se corroe. Nico Diez, un hijo de la casa, interpreta la escuela y genera un festival de emociones. Ante un Estudiantes deslucido, le sale todo. El público, en una expresión que sucede cada vez menos, termina cantando «es un afano, suspéndanlo».
Las lindas jugaditas que suplicaba Galeano se dieron por doquier. A la salida, la gente se va eufórica. Muchos se detienen en el santuario de Diego. En el terreno futbolístico, ya no hay mucho que pedirle. O quizás sí. Que su estrella ilumine el camino a otra estrella. ¿Será?
