El sentido crítico en fútbol

Desde que somos niños nos enseñan a memorizar en lugar de reflexionar y criticar. ¿Cómo se aplica eso al fútbol?

Por Gabriel Fortuce (@EntrelinhasDJ)

La mayoría de las personas que estudian al fútbol no tienen el más mínimo sentido crítico. Llegué a esta conclusión después de años de observar los perfiles de personas que producían contenidos de todo tipo de formas. Me terminé de convencer después de una clase que tomé por mi licencia de entrenador B ATFA, en una materia que se llama “Habilidades de pensamiento crítico”. En base a ella traigo algunas reflexiones.

Primero definamos qué significa ser crítico. El pensamiento crítico se puede definir como la capacidad de pensar de forma clara y racional, es comprender la conexión lógica entre ideas. Es la capacidad de implicarse en un pensamiento independiente y reflexivo. 

El aprendizaje es el resultado de un proceso activo y no pasivo. Ser pasivo significa leer, escuchar, mirar y estar de acuerdo con todo lo que se dice sin recurrir a la reflexión, sin llegar a comprender y conectar ideas del contenido en cuestión con otras sobre el tema o incluso de otras áreas del conocimiento.

Ahora les pregunto: ¿Está activa la persona que dice “el ataque funcional no existe porque no está en la literatura”? Por supuesto que no, porque no pudo reflexionar sobre lo que leyó o estudió, simplemente se basa en replicar citas de científicos sin personificar la idea. No pone su “yo” en la comprensión.

En la mirada de Fisher, uno de los principales autores sobre el tema, para ser críticos necesitamos tener estas características en nuestras acciones de estudio.

Según Maauren Prietsley, también hay pasos que debemos seguir para alcanzar el pensamiento crítico:

– El nivel literal se refiere a la recopilación de información. Siguiendo el ejemplo del ataque funcional: cuando leemos un texto que aborda el tema y los comentarios hechos al respecto, rescatamos de nuestra memoria algo que vimos en el pasado sobre la historia de Brasil y del pueblo brasilero. Todavía no personificamos nada.

– En el nivel interferencial asociamos esta información y buscamos encontrar conexiones entre ideas multidisciplinarias. Así armamos el rompecabezas que existe en nuestra mente sobre el tema. Aquí es donde comenzamos la personificación. Nuestra base de estudio, experiencias personales, personalidad y cosmovisión moldean cómo vemos el tema estudiado.

– En el nivel crítico atribuimos un juicio de valor a lo que estudiamos y formamos una opinión sólida, única y plenamente personificada sobre el tema. Aquí realmente adquirimos conocimientos que no pueden ser transferidos a otras personas (solo podemos transferir información a otros, que pueden utilizarla para formar su propio conocimiento).

Podés estar seguro de que el 99% de las personas que escriben y comparten conocimientos sobre fútbol no van más allá del nivel literal cuando hablan del tema. En realidad son víctimas involuntarias de un sistema.

Desafortunadamente la educación formal fomenta esto, quiere que todos vean un objeto desde la misma perspectiva y con la misma conclusión. Esto se puede ver desde la escuela primaria cuando el maestro tiene una prueba estándar en la que juzga a todos. Casi siempre el que mejor memoriza es quien obtiene mejores notas (siendo juzgado por la memoria y no por el conocimiento real). 

También se ve en la tesis universitaria, donde cualquier intento del estudiante de poner su expresión personal, es decir, de ser “activo” es refutado por su asesor y el panel que lo juzga. Se fomenta todo para que el estudiante y posteriormente el profesional sea alguien que cite fuentes en todos sus discursos, consuma contenidos y los repita como un loro que no piensa en lo que dice.

Esto no es aprendizaje y podemos asumir la culpa de ser tan acríticos con las esferas más amplias de nuestra sociedad, que no tienen ningún interés en tener una población crítica e inteligente.

“Gabriel, ¿entonces creés que cada uno debería decir lo que piensa y que las cosas y las ideas deberían construirse basándose en conjeturas y no en estudios serios?”. Obviamente no, incluso veo que en las redes sociales la gente se forma opiniones sin pasar del 1er paso del pensamiento crítico. Estoy totalmente en contra de eso. 

Lo que digo es que no nos animamos a conectar ideas, crear nuestra propia investigación, basada en nuestros estudios y experiencias, para darle nuestro tono personal a los contenidos que consumimos.

“Científicamente probado” termina siendo el final de una discusión y no el comienzo. No hay ninguna crítica a cómo se realizan este tipo de estudios. Todos los que hemos estado en una universidad hemos sido testigos de profesores que arman sus clases basándose en estudios que nadie en la clase ha leído o quiere leer para justificar comportamientos e ideas que ni siquiera utilizan en su práctica diaria, es decir: “Me están obligando a enseñar lo que no hago, en lo que no creo y que es diferente en mi práctica”…

Bizarro.

En el estudio del fútbol las cosas se hacían así. Después de 2014 todos decían lo mismo, los discursos eran monótonos y no cambiaban. La literatura portuguesa era la que debíamos estudiar y copiar, así como las ideas del juego de posición.

Todo cambió tras la entrada de personas más críticas en internet para cuestionar por qué estas ideas son “correctas” y todas las demás están equivocadas. ¿Por qué sólo hay una manera correcta, mejor o más adecuada de jugar, entrenar y pensar el fútbol?

Generé muchos roces con gente de la “academia” que decían que yo no tenía derecho a hablar de fútbol porque aún no ejercía o porque no tenía título universitario (o porque era un estudiante pasivo), por lo que no soy bien visto por muchos de estos profesionales. Cualquiera que piense diferente al modus operandi genera malestar.

Pero no hay aprendizaje sin malestar, nunca vas a salir del nivel literal sin algo de malestar. Espero de todo corazón que te vayas de aquí después de leer este texto más crítico y más informado sobre cómo ser crítico.

Bibliografía

Parker & Moore (Fisher & Scriven, 1997, p. 20)

Prietsley. M (1996). Técnicas y estrategias del pensamento crítico. México, D.F.: Trillas.

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