El Juego de Aproximación: Cuando João Saldanha y Adrián Cervera se encuentran

Los sistemas defensivos se adaptaron al juego de posición y esta dinámica trae nuevos paradigmas para la organización ofensiva. Segunda parte de esta serie de notas.

Por József Bozsik (@Jozsef_Bozsik)

Traducido y editado por Emiliano Rossenblum (@EmiRossen)

Una vez me hablaron de un libro publicado en 2020 titulado “El Juego de Aproximación” del técnico español Adrián Cervera García, quien dirige a la UD San ​​Pedro. Mi interés fue inmediato. Lo compré y lo leí inmediatamente.

Según él, el juego posicional se adaptó muy bien a un fútbol donde las defensas estaban muy cerca del arco propio. Basado en mecanismos posicionales, el sistema defensivo se iba desequilibrando hasta encontrar espacios. Pero en el fútbol de las presiones altas todo ha cambiado. 

Cervera se pregunta: ¿no es hora de cambiar el paradigma? En lugar de ampliar las distancias en las relaciones (sociedades) entre los jugadores, quizás sería mejor acercarlos. Así como Saldanha en 1968 anunció un cambio de paradigma definitivo en el juego brasileño de la época: en lugar de que cada jugador estuviera en su posición, era necesario acercarse para crear mejores interacciones que garantizaran la progresión ofensiva en el campo.

Cervera piensa que el dominio del juego posicional contra defensas de bloque bajo ha alterado los principios defensivos del juego. Los sistemas defensivos se volvieron más activos (“atacar sin pelota”), utilizando el bloque alto durante más tiempo y con referencias cada vez más nominales. Debido a esto, el espacio del juego se volvió más dinámico y caótico. “Los sistemas defensivos hostigantes son tendentes al desorden (Entropía) y deben estar reconfigurándose constantemente a medida que los oponentes logran ir superando el asedio y liberando jugadores al superar los acosos” dice.

Los nuevos principios defensivos del juego plantean nuevos desafíos a las organizaciones ofensivas. Cervera reflexiona sobre los límites del juego de posición para esta tarea: “El Juego de Posición establece una serie de parámetros que nos conducen a una estructura bastante fija, viviendo en la idea de viajar juntos, separarse para estirar, y ubicar ciertos jugadores para ESTAR en determinados espacios”.

Eso tiene naturalmente su contracara en lo defensivo: “El equilibrio en los momentos de inestabilidad se alcanza estableciendo una fuerte presión en los momentos de pérdida aprovechando ese posicionamiento de partida que viaja completamente inalterable”.

Por eso es que dentro de su visión del juego posicional “El orden se erige como pilar, pero el orden y el desorden se necesitan el uno al otro, se producen mutuamente; son conceptos antagónicos, pero, al mismo tiempo, complementarios. En ciertos casos, un poco de desorden posibilita un orden diferente y, a veces, más rico. No debemos cerrarnos a explorar nuevos caminos a través de un caos controlado.”

Para conseguir esto último hace falta mutar, experimentar. “La auto-organización se erige como parte esencial de cualquier sistema complejo. Es la forma a través de la cual el sistema recupera el equilibrio, modificándose y adaptándose al entorno que lo rodea y contiene. Una condición muy especial, con suficiente orden para poder desarrollar procesos y evitar la extinción pero con una cierta dosis de desorden como para ser capaz de adaptarse a situaciones novedosas y evolucionar”

Antes la regla era acortar para defender (compactación), alargar para atacar (máxima amplitud). Sin embargo, cuando un equipo quiere presionar al oponente desde que sale jugando, estirar su defensa hasta el espacio equivalente a la mitad del campo es inevitable, dada la regla del fuera de juego. Las defensas se desorganizan para volver a organizarse, se estiran para ser más efectivas a la hora de presionar al portador de la pelota.

Entonces, tal vez era hora de romper con el paradigma de expandirse para atacar. Cervera reflexiona sobre las dificultades del juego de posición para superar la presión alta cada vez más nominal: “El Juego de Posición que busca superioridades por líneas, estirar al sistema rival y ubicar jugadores en intervalos entre jugadores y entre líneas encuentra problemas para superar este tipo de duelos ya que en muchas ocasiones las distancias de relación son excesivas, favoreciendo la basculación”. 

El nivel de precisión necesario debe ser cada vez más quirúrgico. “La exigencia en la calidad de los pases favorece la pérdida o al menos la basculación del rival durante la trayectoria de la pelota. ¿Cómo te ubicas en intervalos si te están marcando al hombre? ¿Si estiras tus distancias y el poseedor va a ser acosado de forma instantánea, cómo va a conseguir relacionarse para saltar la presión?”

¿Cómo superar los nuevos sistemas defensivos teniendo en cuenta que las líneas defensivas son más caóticas y la mayor distancia entre jugadores dificulta encontrar zonas expuestas a la presión? Cervera propone que, para superar la presión que los nuevos sistemas defensivos generan sobre el portador de la pelota, es necesario acercar a los jugadores. 

Nació la propuesta del “Juego de Aproximación”. Dice Cervera: “El aumentar jugadores por dentro nos puede otorgar espacios por fuera, si me paro con balón y vienes a acosarme, con tu trayectoria generas una zona a aprovechar a tu espalda, si acumulo pases y jugadores en izquierda estaré en disposición de explotar espacios en derecha, de eso va nuestra función, ayudar al jugador a reconocer conductas, detectar posibilidades y a través de relaciones que minimicen las del rival, multiplicar capacidades.”

En realidad eso es una recuperación histórica de la tradición de aquel juego móvil que tantas identidades y características diferentes tuvo entre bávaros, húngaros, checos, italianos, brasileños, argentinos, etc. 

Cuando Estudiantes iba a jugar contra el Milan la final del Mundial de Clubes 1969, Osvaldo Zubeldía recibió el consejo de Heriberto Herrera, un paraguayo que era entrenador en el Calcio. Él le dijo que las defensas italianas siempre tenían problemas ante equipos húngaros y checoslovacos, ya que concentraban a los jugadores en un lado del campo y luego exploraban áreas vacías en el otro. El juego del Danubio siempre ha sido llegar y no estar, acercarse y moverse aprovechando los espacios vacíos que generaban las asimetrías.


Este artículo es la segunda parte de la serie titulada «El Juego de Aproximación». Podés consultar el resto de ella en los links de abajo.

  1. Las raíces del fútbol brasilero
  2. Cuando João Saldanha y Adrián Cervera se encuentran
  3. La concepción de los espacios

La versión extendida de este artículo fue publicada originalmente el 16 de febrero de 2021 en https://medium.com/@Jozsef_Bozsik/sobre-o-jogo-de-aproxima%C3%A7%C3%A3o-quando-jo%C3%A3o-saldanha-e-adri%C3%A1n-cervera-se-encontram-eabe6854f1d2

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