Por Gabriel Fortuce (@EntrelinhasDJ)
La gente necesita entender que la ciencia también es una industria. Esto está claro en todas las áreas del conocimiento, incluido el fútbol. Lo que es ampliamente aceptado como mejor o “correcto” y que tiene “estudios” que lo demuestran, suele llevar razones financieras detrás.
Dentro del campo de la medicina difícilmente se encontrará un trabajo científico que esté en los primeros puestos de Google Académico o de cualquier otra plataforma de almacenamiento que no haya sido financiado por la industria farmacéutica para promocionar sus productos, incluso cuando los métodos sean dudosos o directamente incorrectos.
En las instituciones educativas aprendemos que los estudios y lo que dicen las autoridades del conocimiento es una verdad incuestionable, por lo que tenemos que aceptarlo sin cuestionar. Se citan referencias para finalizar la discusión, no para enriquecerla más. En otras palabras, nos educan para obedecer y no para aprender a pensar.
¿Por qué creés que el juego de posición es el más querido por todos? ¿Por qué todo el mundo habla sólo de Guardiola y entrenadores como Klopp o incluso Ancelotti no tienen la misma adoración ni comprensión?
Sencillo, porque es el estilo de juego en el que los analistas de Twitter y los aspirantes a entrenadores ganan notoriedad. Pensá en qué es más fácil de analizar:
1) Una pared entre Suárez y Ceballos que termina en gol para Grêmio luego de una jugada en la que ninguno tuvo posiciones fijas.
2) Haaland atrae a un defensor fuera de la línea defensiva rival para que Bernardo se infiltre en diagonal y reciba un pase de Rodri en ese espacio, que terminará en gol.
Creo que todos sabemos la respuesta, la opción 2. El analista obtiene más crédito porque es algo visible, programado y controlable. La primera opción es intuitiva, creativa y sensible.
Hay una industria que vende sueños a analistas y aspirantes a entrenador para crear contenidos que demuestren que saben más que otros y ganarse un lugar en un club.
Por eso no tiene el mismo valor un juego que prioriza las relaciones entre jugadores como pilar que uno que prioriza la superioridad numérica y posicional. Porque las relaciones a menudo no se pueden describir ni repetir sistemáticamente.
El juego funcional o relacionismo no tiene impacto en las personas que lo estudian porque es algo muy alejado de la naturaleza controladora y manipulable. Es la misma razón por la que las medicinas naturales son objeto de burla de parte de la medicina tradicional. No generan beneficios para la “industria”. E incluso de inmediato, quien menciona estas alternativas a lo que se considera ideal recibe como respuesta: “¿Tiene algún estudio que pruebe esta idea?”
Entre líneas la persona dice “soy incapaz de tener sentido crítico y formar mis propias ideas, sólo acepto lo que la comunidad ve como correcto y vivo como un loro repitiendo lo que dicen artículos, libros y expertos sin siquiera formar una opinión al respecto”.
Lejos de mí decir que los materiales científicos no valen nada, son importantes para enriquecer una discusión o contrarrestar una idea, pero no para cerrar el debate. El problema es cuando damos por hecho que todo está documentado, ya que en la vida hay cosas que no se pueden describir.