#SiDiegoViviera, capítulo 3

#SiDiegoViviera, capítulo 3

Por Augusto Dorado (@augustodorado)

Escritores y periodistas (o cualquier persona que se disponga a escribir) suelen enfrentarse a lo que se conoce como “síndrome de la página en blanco” cuando la imaginación y la creatividad están un poco atoradas y ni siquiera se puede arrancar. El desafío de pensar cómo serían las cosas “si Diego viviera”, a medio año de su partida, realmente enfrenta a cualquiera a este síndrome. ¿Qué se puede decir sobre Diego que todavía no esté dicho (y seguramente mejor dicho por alguien mejor que uno)? ¿Cómo poner en palabras algo que esté a la altura de lo que Diego nos entregó en forma de arte condensado, tanto dentro de una cancha como en su vida pública con sus frases eternas? Muy difícil.

Creo que si Diego viviera sería más fácil retrucarle al diario inglés The Guardian que en su edición de hoy (viernes 28 de mayo) se burla de la presentadora de noticias Noelia Novillo de Canal 26 por haber confundido a William Shakespeare -el primer vacunado en el Reino Unido, que falleció por otras causas- con el legendario escritor y dramaturgo del siglo XV. Todos y todas nos reímos un rato acá en Argentina con su confusión. Pero si Diego viviera, no sé si tendrían el tupé desde un medio inglés de burlarse de un error: un doble error de hace casi 35 años todavía avergüenza al público inglés. Error de Diego que tuvo el reflejo de pegarle un puñetazo a la pelota porque no llegaba (reflejo que tiene cualquiera que no llega a cabecear, pero que sólo Diego transforma en una obra de arte, un movimiento casi imperceptible que nos engañó a todos todo el tiempo hasta que él mismo reconoció el engaño); y error de Peter Shilton, arquero resentido de por vida por haber salido mal a cortar una pelota llovida también por error (¡había uno más!) de un pase hacia atrás y de espaldas de su compañero Hodge. Les cabió. ¿Y ahora se quieren burlar de una presentadora de noticias que está haciendo sus primeras horas de cámara? Andaaaa…
 
Claro y después el gol de todos los tiempos, el del barrilete cósmico. Ambos goles de Diego, revancha simbólica de una de las expresiones del colonialismo inglés que fue la guerra de Malvinas. Una de las últimas expresiones de ese colonialismo (consciente, que no fue por error) luego de siglos opresión a pueblos enteros en Asia, África, Oceanía y América. Y Europa, no olvidemos los sufrimientos de los pueblos de Irlanda y Escocia. De más está decir que ni los jugadores de la selección inglesa ni sus hinchas tenían nada que ver con todo eso. ¿Pero cómo no vivirlo como revancha simbólica? Como también después hubo vindicación simbólica por parte de Diego en favor del sur pobre y discriminado de Italia. Por eso el mundo abrazó a Diego desde ese momento y su figura es venerada en cada rincón del planeta.

Yo lo abracé también en ese momento, pero por otros motivos, no tenía maduros todavía esos conceptos en mi cabeza a los 12 años. Yo lo abracé por el fútbol. Fútbol que me empezó a gustar gracias a Bochini y Marangoni, pero que con Diego lo pasé a adorar. La manera en que internalicé el fútbol, como varias generaciones que tuvieron a Diego ante sus ojos, fue “a lo Maradona”. Concebimos al fútbol como lo creó ese D10s terrenal y carasucia: como un escenario en el que a veces los buenos ganan y con buenas artes, haciendo algo de justicia -de paso- por causas nobles.

Ahora entiendo. Ese fútbol escasea, pero vive. Por eso el “síndrome de la página en blanco”. Es imposible escribir algo sobre “Si Diego viviera”. Porque Diego vive.
 

 

 

1 comentario en «#SiDiegoViviera, capítulo 3»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *