Por Fabio Martín Olivé (@fmartinolive)
En agosto de 2013 un señor francés de 49 años llamado Pascal Gastien llegó a la Argentina. Medía 1,73 metros, era canoso y usaba lentes. No venía a pasear, sino a estudiar, escuchar y ver a su maestro, Carlos Bianchi.
La Federación Francesa exige a sus entrenadores realizar una tesis de “Observación de prácticas en el extranjero” para obtener el carnet que habilita a dirigir en el máximo nivel. Gastien eligió a Bianchi como tema de su tesis. El reencuentro estuvo lleno de charlas, anécdotas y estudio. El francés quería ver cómo se trabajaba, qué cosas había que decirles a los jugadores, tácticas y demás conversaciones futboleras que recordaban las que tenían 24 años atrás en Nice.
Presenció varios entrenamientos en Casa Amarilla, donde prestó principal atención a “la organización técnica y médica y a la ejecución liderada por Carlos y sus dos ayudantes», además de ver el triunfo Xeneize 2–1 frente a Vélez en La Bombonera. Maravillado con los hinchas y el ambiente, el entrenador francés también destacó el modelo de la institución: “Al ser un club social, su economía depende de vender jugadores, lo que empuja al club a formar jugadores constantemente”
En la temporada 1989/1990, el presidente del Nice, Mario Innocenti, quería que Carlos Bianchi fuera el entrenador del primer equipo. Sin embargo, el club estaba inhabilitado por una deuda con la Federación Francesa de Fútbol. Después de pagar la deuda, Innocenti le dio el timón a Bianchi para que enderezara el rumbo.
Bianchi asumió el 1 de noviembre y, apenas se abrió el mercado de fichajes invernal, pidió la contratación de Gastien, quien jugaba en el Olympique de Marsella. Gastien era un mediocampista central que, en palabras de Bianchi, “hizo un gran esfuerzo físico, una recuperación increíble. Nos trajo equilibrio en el medio”. Ambos, uno en el campo y el otro en el banco, fueron clave para evitar el descenso directo y luchar por la permanencia en la Ligue 1 ante el Racing de Strasbourg.
En el partido de ida, disputado en el Stade de la Meinau de Estrasburgo, un joven Youri Djorkaeff destruyó la defensa diseñada por Bianchi, marcando un doblete para el 3–1 final. La historia parecía sentenciada, pero el DT argentino, confiado, le aseguró a Innocenti que “Nice se queda en primera”.
La vuelta se disputó el 21 de mayo en el Stade du Ray, donde más de 18.000 personas serían testigos de la épica. La línea de tres defensores borró del campo a Djorkaeff, y en ataque llevados por el fervor de su gente el equipo voló, logrando un 4–0 al cabo del primer tiempo. Con el 6–0 final, los hinchas invadieron el campo para celebrar con sus héroes.
“No creo que otro entrenador hubiera podido dirigirnos, porque éramos jugadores difíciles de manejar”, expresó Gastien años más tarde sobre la preponderancia de Bianchi, quien, tras el partido, decidió renunciar a su cargo por diferencias con dirigentes.
Fue solo media temporada, pero Gastien guardó muchos conocimientos y una gran admiración por el argentino, a quien le agradece su influencia: “Fue él, en parte, quien me dio el gusto por la profesión de entrenador”. Comenzó su nueva carrera dirigiendo el segundo equipo del Chamois Niort Football Club en 1999, dos años después de su retiro.
Diez años después le llegó la oportunidad de dirigir al primer equipo, que acababa de descender a la cuarta categoría, y logró hacerlo campeón del grupo C, volviendo a la categoría anterior. Dos años después, Les Chamois fueron subcampeones del Nacional, tres puntos por detrás del Metz, llegando a la Ligue 2 tras cuatro años.
En 2017 Gastien asumió los mandos del Clermont Foot, tras reemplazar a Corinne Diacre, quien fue a dirigir la selección francesa de fútbol femenino. Allí comenzó la mejor etapa en la historia del club: en la temporada 2018/2019 finalizó en la décima posición y Gastien fue nombrado como el mejor entrenador de la temporada.
A mediados de la temporada 2020/2021, Gastien recibió un mensaje de texto desde un número de teléfono con prefijo de Buenos Aires: “Cuando ganas un partido, estoy feliz… Este año podría ser el correcto”. No terminó con el “Chau, felicidades” que lo caracterizaba, pero supo que era de su mentor.
Bianchi sabía algo: ese año sí fue el bueno. Clermont acabó en segunda posición y ascendió por primera vez a la Ligue 1. Gastien, nuevamente galardonado como mejor entrenador de la categoría, resaltó los esfuerzos de sus jugadores: “Con un plantel como el nuestro, nadie esperaba que estuviéramos en este lugar al final de la temporada. Entramos en el juego, fuimos consistentes en nuestro desempeño y llegamos aquí hoy. Se premia el trabajo de un grupo y de un club”.
Clermont se mantuvo en la división de honor por tres temporadas, pero desde junio de 2024 este histórico técnico cerró su ciclo en el club. Aún así, es evidente que no solo tiene el estilo “bianchista” a la hora de diseñar sus equipos y de tratar con el plantel, sino que, al parecer, anotó de la agenda de Carlos Bianchi el número del celular de Dios.
