Por Rocío Gorozo (@RGorozo)
Las jornadas de los últimos jueves fueron la perfecta demostración de que Racing sigue dando cátedra y derribando mitos, tales como el insignificante valor de la Copa Sudamericana, la inferioridad ante los equipos brasileños y, especialmente, las virtudes de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
En su casa primero y de visitante después, se consagró con la Recopa Sudamericana, goleando nada más y nada menos que al Botafogo campeón de la última Copa Libertadores. Nada es casual, pues esto puede entenderse a partir del devenir de ambas instituciones, que en un lapso de apenas dos meses y chirolas tomaron caminos completamente opuestos entre sí.
En lo que respecta al caso argentino, a pesar de su enfrentamiento en las elecciones, el inicio de la presidencia de Diego Milito mantuvo las bases sentadas en la gestión de su antecesor, Víctor Blanco, reflejadas tanto en la continuidad de Gustavo Costas como en un mercado de pases capaz de suplir la salida de algunas de sus figuras, entre ellas Leonardo Sigali, Roger Martínez y Juanfer Quintero.
El Fogão, tras la renuncia de Artur Jorge a principio de año, llegó a los encuentros con su segundo entrenador interino, destituido ¡incluso antes! de sellada la derrota definitiva; a su vez, se desprendió de gran parte de su equipo (sintiendo las bajas de Thiago Almada, Luiz Henrique y Adryelson) y hasta de los premios de la coronación en el Monumental.
Su dueño, John Textor, priorizó rescatar a otra de sus adquisiciones de la bancarrota y el descenso en la liga francesa: el Olympique de Lyon, club en el cual juegan Nicolás Tagliafico y -desde hace un mes- el propio Almada.
Otra diferencia estuvo marcada por la simbiosis entre hinchada, jugadores, cuerpo técnico y dirigencia de la Academia, sintetizada en el apoyo mutuo, el darlo todo en la cancha aún cuando ya estaba cantado el resultado y, en especial, el gesto hacia Gabriel Gago, uno de los hinchas gravemente atacados en Río de Janeiro (como de mala costumbre…) visitado por el presidente y DT. Ambos se hicieron cargo de los gastos de la familia, invitaron a sus hijos a alzar la Recopa y volver a Buenos Aires junto al plantel.
En la vereda de enfrente, la situación fue totalmente despreciativa: los dichos de Textor, bajándole el precio a una “copa de marketing”, contrastaron con sus actitudes previas, tales como salir enojado de su palco luego del gol de Zuculini (que también provocó la retirada de cientos de aficionados) y arrojar la medalla de subcampeón a una tribuna que mostró su descontento. Por supuesto, quienes recibieron a cambio los palos de la policía fueron los hinchas y no el empresario.
Una lástima que personajes como la diputada Juliana Santillán y Daniel Scioli no hagan eco del logro de Racing, que venció a su SAD preferida. Mientras tanto, además, su inversor estrella Foster Gillett está desaparecido en acción.
La Academia se perfila como serio candidato a la Libertadores 2025, un objetivo y obsesión para Costas, que no duda en hacer soñar en grande a sus dirigidos. Deja la vara alta para el resto de los clubes del fútbol local y es ejemplo de que (en palabras de Cerati) “tarda en llegar y al final, hay recompensa” porque, ante todo, es una asociación civil sin fines de lucro con identidad, hambre de competir y de alcanzar la gloria.
