“¿Para qué me iba a ir al Real Madrid? Si Talleres era como el Barcelona”

Charlamos con un enganche de calidad infinita que quedó en la historia de Talleres y la Selección.

Por Daniel Reinoso (@futbolymultitudes)

José Daniel Valencia solo quería jugar a la pelota, y lo hacía en Talleres porque sentía que estaba en el mejor equipo del mundo. Desde allí fascinó a propios y extraños hasta el punto de salir Campeón del Mundo en 1978. Hoy tenemos el enorme privilegio de entrevistar a uno de los mejores “10” en la historia del fútbol argentino.

¿Cómo llegás a Talleres?

-Se organizó un cuadrangular en Jujuy, donde participaron Gimnasia y Altos Hornos Zapla de Jujuy, Huracán del Flaco Menotti e Independiente de Avellaneda. A raíz de ese torneo Cesar, muy amigo de Nuccetelli, nos recomienda a tres de nosotros. “El 9, 10 y 11 juegan muy bien”. Éramos Palacios, yo y Alderete. Esa visión de César me permitió llegar a Córdoba junto a Alderete.

¿Había otros equipos interesados?

-Sí, había varios, estaban Boca, Ferro, Huracán, Vélez que también nos querían llevar. Pero influyó la recomendación de Menotti para venir a Talleres.

Sus inicios en tierras jujeñas.

En tu infancia tenías una cancha de fútbol como patio.

-Así es. Mi padre era el cuidador del estadio de La Tablada y el patio donde yo jugaba era la cancha de fútbol. Junto a mi familia viví hasta los 14 años, debajo de una tribuna.

¿Que fue Marcial Acosta en tu carrera?

-Todo. Marcial tenía la capacidad técnica de ver y elegir los jugadores como el caso de Antonio Rosa Alderete. Además, conocía a cada jugador del norte argentino, dirigió muchos clubes del norte, desde Santiago del Estero hasta Jujuy. Marcial nos cambió de posición, yo jugaba de 11 y Antonio de 10. Un día me dijo que mi habilidad era desperdiciada en la punta, desde ese momento empecé a jugar de 10 y Antonio de 11.

¿Hasta qué punto se entendían con Alderete?

-Con Antonio jugábamos de memoria, desde que estábamos en Jujuy y explotamos en Talleres conformando un equipo inolvidable. Mis mejores años futbolísticos.

¿Viste a alguien que jugara igual o parecido a ustedes?

-No. Nunca más vi una dupla o jugadores que lo hicieran como lo hacíamos nosotros. Antonio era un jugador veloz y llevaba la pelota pegada al pie. Ahora ya no se juega con wines ni con diez.

Una delantera temible: Valencia, Alderete y Palacios.

¿Esos cambios hicieron involucionar al fútbol?

-Cambió el fútbol, la vida también. No sé si para bien o para mal. Ya no hay jugadores con la emblemática camiseta diez. En una época estaban Bochini, Alonso, Babington, Di Meola, Larrosa y te podría nombrar miles de jugadores de ese puesto y de calidad.

¿Y qué pasó con esa clase de jugadores?

-Desaparecieron por el sistema de juego que hoy se utiliza. Se reemplazó a un ‘diez’ generador de juego por un jugador de marca. El famoso doble cinco. Se prioriza la marca antes que el juego.

En la selección competías con Villa, Larrosa, Alonso y en su momento con Maradona.

-Yo confiaba en mis condiciones y no me fijaba contra quien competía.

¿Quién jugó por Maradona?

-Eso lo sabe solamente el técnico. Yo jugué de titular los primeros cuatro partidos y por un problema en un tobillo no pude seguir jugando. Entró Villa y terminó jugando Larrosa.

¿Qué significó Menotti para el futbol argentino?

-Los jugadores del interior fuimos bendecidos por un técnico como Cesar Luis Menotti, único técnico en la historia que se fijó en el fútbol del interior. Si no hubiese sido por él, ningún jugador que no jugara en un equipo de Buenos Aires hubiera jugado en una selección. El fútbol argentino le debe mucho a Menotti.

¿Por qué crees que a la selección no le interesa venir a jugar al interior del país?

-A mí me hubiese gustado como hincha de la selección, que jugara en Córdoba o en cualquier otra provincia de la Argentina. Pero hay muchas cosas que no sabemos. Nos perdimos la oportunidad de verlo a uno de los grandes de nuestro fútbol como es Messi. Con César esas cosas no sucedían, íbamos a jugar a cualquier lado. Salta, Jujuy, Córdoba, Mendoza etc. Son posturas y pensamientos diferentes.

Tuviste una relación muy estrecha con Diego Maradona ¿Qué sentís cuando te das cuenta que ya no está?

-Él no está físicamente, pero Diego está en todo lo relacionado al fútbol, él sigue existiendo en el corazón de todos a quienes nos gusta el fútbol. Se festeja su cumpleaños, él sigue presente y a medida que pasa el tiempo es mayor su gloria. Diego también es mi familia, es el padrino de mi hija.

¿Cómo fue jugar con él?

-Fue algo muy lindo jugar al lado de Diego, nos entendíamos a la perfección, hicimos dupla y nos llevábamos muy bien con la pelota. Jugamos juntos desde 1979 a 1982, después de la terminación del mundial de España.

Un doble 10 que derrochaba calidad.

¿Qué sentiste cuando te enteraste que Diego no iba a participar del Mundial 78?

-Fue un momento duro, porque se iba un compañero. Como podría haber sido cualquier otro jugador de los que estábamos concentrados. Fue tan triste como lo de Bravo, Bottaniz. Son decisiones que debe tomar un técnico y mal no le fue.

Pero Diego venía mostrando que podía estar a la altura.

-Era muy joven y recién empezaba su carrera. No era el Diego que después vio todo el mundo.  Él se incorporó a nosotros, que ya veníamos trabajando. No es que nosotros nos incorporamos a él. No es como ahora que se incorporan a Messi y todos quieren sacarse una foto con Messi.

¿Qué opinas cuando se los compara a Maradona y a Messi?

-Lo primero que pienso es que somos argentinos. Y así discutimos y nunca nos ponemos de acuerdo. Los dos son extraordinarios jugadores, campeones del mundo. Pero, como somos argentinos siempre entramos en la comparación si uno u otro fue mejor. Discusiones que no sirven para nada.

¿Por qué nunca te fuiste a otros equipos como River, Boca o el Real Madrid?

-El Flaco me decía: “Si usted jugara en Boca o River saldría todas las semanas en la tapa de El Gráfico. Pero yo jugaba en Talleres de Córdoba y no me quería ir de acá. A mí siempre me gustó jugar al fútbol, estaba cómodo en Córdoba, había jugadores extraordinarios como el Hacha Ludueña, Luis Galván, Miguel Oviedo, Humberto Bravo, Rosa Alderete, Ricardo Cherini y otros excepcionales jugadores.

¿Ese que nombrás fue el mejor equipo que integraste?

-Estaba en el mejor equipo del mundo. Era el Barcelona de Guardiola. Con ese equipo viajamos por todo el mundo, llegamos a la final de un Nacional. ¿Para qué quería irme a jugar a otro equipo? Donde jugábamos llenábamos las canchas, por eso no me quise ir nunca de Talleres.

La T tatuada en el pecho para siempre.

Hubo muchos mediocampos memorables en el fútbol argentino ¿Para vos cuál fue el mejor que integraste?

-El que integré en Talleres con el Hacha Ludueña, Juan Domingo Patricio Cabrera y yo. Para mí fue el mejor mediocampo del mundo en ese momento. Nos divertíamos jugando a la pelota. Si le preguntas a Alonso te va a decir Merlo, JJ y Alonso. Cada uno tiene su manera de ver las cosas.

¿Tuviste grandes técnicos en tu carrera, qué te acordas de ellos?

-En esa época tuve los mejores entrenadores del país. Rubén Bravo, Ángel Labruna, Adolfo Pedernera, Roberto Saporiti, Coco Basile, Cesar Menotti. Si tengo que hablar de cada uno de lo que me dejaron sería muy largo. Todos ellos me ayudaron y si debo quedarme con uno es con Menotti.

Fue bajo la tutela del Flaco que Valencia pudo levantar la Copa del Mundo.

¿Qué te pedían en una práctica normal?

-Eran otras épocas, otra manera de jugar. Los técnicos trabajaban en la técnica, si no sabías patear con la zurda, te quedabas después del entrenamiento a pegarle con la zurda. Si tu fuerte no era cabecear, lo mismo, después de la práctica, centros para perfeccionar el cabezazo. Entrenamientos personalizados. Hoy todo es físico.

¿Cuántas veces te recomendó o te quiso llevar Labruna a River?

 -Cuando llegamos con Alderete, Labruna se fue a River y llevó a Ártico y Comelles. Sé que me quería llevar a River.

Entre los técnicos que te dirigieron hay uno que marcó una época en Talleres, Roberto Marcos Saporiti. ¿Qué podés decir de él?

-Roberto era un adelantado, vivió en Europa, conocía el fútbol de allá como nadie. Muy estudioso. Fue muy importante en el cuerpo técnico de Cesar por sus conocimientos y experiencia. Gran técnico y mejor persona.

¿Por qué la selección campeona del mundo en el 78 cada vez tiene menos repercusión?

-Es el resultado de la idiosincrasia del argentino. Todo el mundo habla de la selección que ganó en Qatar. Si hasta se están olvidando de la del ’86 imagínate nosotros que la ganamos en el 78. Nosotros fuimos parte del cambio del fútbol argentino con la primera conquista. Todo es en función de la conveniencia de los medios, además de no tener buena memoria.

¿Con tu calidad podrías haber jugado hoy en este fútbol?

-¡Por supuesto! Claro que podríamos jugar, además de gambetear y jugar al fútbol. El último gran diez que hubo en el fútbol argentino fue Riquelme. Hoy nadie gambetea, todos corren, presión y meta presión, pero de jugar… nada.

José Daniel Valencia, uno de esos jugadores que ya no existen, le hizo justicia a la emblemática camiseta con el número 10: su claridad conceptual se asemeja a su gambeta. Sigamos honrando la historia de nuestro fútbol argentino, que es vasta y exitosa.

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