Por Sebastián Giménez (@cuervogimenez79)
Con mis primos siempre disfrutamos una infancia rodeada de fútbol. Los tíos y mi viejo nos llevaban a ver a San Lorenzo, pero el fútbol se reproducía también en la casa. Así recuerdo cuando nos compraron nuestros viejos el Busca Gol, una especie de metegol pero los jugadores tenían de base un resorte que les aseguraba el impulso para darle a la pelota. En el Mundial ’90 juntamos las figuritas de ese álbum inolvidable, y tan enfermos éramos que armamos un campeonato con los clubes de los distintos países del mundo en momentos donde no había internet.
En el televisor de mi casa había cuatro canales, cinco si maniobrando la antena agarrabas el canal dos. Agarrábamos por ejemplo un jugador, Gheorge Hagi de Rumania, veíamos en qué club jugaba que decía el álbum y anotábamos ese equipo en una libreta para el torneo intercontinental de la gran siete que armamos. Fútbol acá, allá y en todas partes.
Una hermana mía tenía una amiga que se llamaba Sofía y decía de mí: mira fútbol, juega fútbol, lee fútbol, habla de fútbol. Fútbol, fútbol y fútbol. Y con mis primos nos reíamos. El fútbol lo mirábamos pero lo lindo también era jugarlo, ser protagonista de esa historia que se escribía en el campo de juego de alguna forma como nos enseñaban los libros de “Elige tu propia aventura”, una colección entrañable en que encarnabas al protagonista y podías terminar triunfante o muerto en la historia de acuerdo a tus decisiones.
Y bien, esa es la propuesta que me atrevo a recuperar tantos años después. El álbum de figuritas del Mundial, mirar fútbol, jugar fútbol con los padres del colegio, y un libro de aquel estilo de “Elige tu propia aventura” para jugar de alguna forma en Qatar. En el libro, sos el tapado en la lista de Lionel Scaloni. Todos están sorprendidos de tu inclusión, casi tanto como cuando el querido Diego llevó al Mundial a un Ariel Garcé casi retirado.
Es una forma también de que también nosotros, la gente común, la abrumadora mayoría de argentinos, podamos de alguna manera jugar el Mundial. Como esos sueños que uno tenía de pibe, que incluso parecían verse certificados cuando metías un golazo en el potrero y te preguntabas si en realidad no podías jugar al lado de Walter Perazzo o parar con la suela un saque largo de Chilavert. El desafío es estar ahí, en la cancha, con la redonda junto a tu botín en la imaginación, tirando paredes con Messi, asistiendo a Lautaro, clavando un golazo. O colgarla de la tribuna e irte abucheado con todo el equipo argentino. Que el fútbol es muchas veces eso, suerte o verdad.
Un gol de carambola, una pelota que da en el palo, la distancia entre la gloria y el fracaso. La historia se desarrollará de acuerdo a la intuición del lector, y los partidos que protagonizás no desdeñan ni el tercero y cuarto puesto si quedamos afuera en semifinales, haciéndole una gambeta sutil al exitismo desenfrenado. Será una manera de jugarlo, sintiéndonos protagonistas como tantas veces en la infancia, en que nos sentimos campeones del Mundo por meter un chutazo en la plaza que entró junto al buzo que marcaba el arco. Que esa alegría no te la quita nadie. Y la sonrisa de esta aventura que se desenvuelve en el libro de acuerdo a tus decisiones, tampoco.
«Jugá tu Mundial» es un libro digital escrito por Sebastián Giménez y editado y publicado por La Pelota Siempre Al 10. Es completamente gratuito y podés conseguirlo llenando este formulario: https://t.co/5EcFwphwSA. Te llega el viernes 21/10 a tu mail!
