Por Máximo Randrup (@maxorandrup)
A las 23:26 del viernes Salomón Rondón (34 años) inventó un golazo y, en ese instante, nació un posible tema para este espacio: los héroes de treinta y pico. Emiliano Martínez (31) había sido la figura estelar del jueves y –en un fútbol lleno de jóvenes vertiginosos y parámetros controlados por GPS– la vigencia de los viejitos asomaba como una linda alternativa. El sábado esa tendencia se acentuó: James Rodríguez (32) liquidó el partido con dos asistencias y un gol, mientras que Sergio Rochet (31) mantuvo la valla invicta ante Brasil y luego atajó el remate de Militão en la definición por penales.
Sin embargo, debemos retroceder al viernes. Un rato después de la exhibición de Rondón (una clase de viveza y precisión), Canadá destrozó los pronósticos. ¡Y también pulverizó el artículo dedicado a la importancia de los veteranos! Momento de recalcular y pensar otra idea. La selección roja merecía algo más que analizar a uno de sus futbolistas destacados. Lo que ningún seleccionado menor logró en la Eurocopa, con cuatro potencias en semifinales, lo alcanzó el combinado canadiense en la Copa América: sentarse en la mesa de los cuatro mejores.
Canadá, entonces, trastocó el plan original. Bienvenido sea. Los héroes de treinta y pico, la nota que no fue, se convirtió en un análisis sobre las tres selecciones que buscarán destronar a la Argentina. ¿Por qué están en semifinales? ¿Qué hicieron bien? Razones hay. Es cuestión de bucear y encontrarlas. Las tres llegaron por causalidad (casualidad se escribe parecido, aunque su significado es bien distinto).
“Sabemos en qué año llegaremos a la Luna, pero ignoramos cuándo, de qué manera, hecho por quién o por culpa de quién, con cuál de las piernas y en cuál de los arcos se convertirá el gol del partido de fútbol anunciado para hoy”, asevera Dante Panzeri en su libro –un imprescindible– Fútbol, dinámica de lo impensado (1967). Y si bien el gran Dante tiene razón, el fútbol es, además, la dinámica de lo planeado. La razón es sencilla: a pesar de que se trata de un deporte impredecible, los equipos más organizados y más trabajados siempre cuentan con más probabilidades de éxito que los demás.
Uruguay, por ejemplo, después de un ensayo que no prosperó (Diego Alonso dirigió 12 partidos), recurrió a un director técnico que había fortalecido a los dos seleccionados que había dirigido: Argentina y Chile. A su gigantesca historia, la Asociación Uruguaya de Fútbol quiso adosarle una revolución, que es lo que suele generar Marcelo Bielsa. ¡Y lo consiguió!
“Se dio una conjunción de la buena materia prima, que en grandísima medida es por un proceso de selecciones de larga duración, con el trabajo de Bielsa que antes de su llegada estudió profundamente ese material y de manera muy rápida consiguió el convencimiento de los jugadores. El técnico afianzó su idea, logró potenciar a los futbolistas y por eso la perspectiva para el futuro es buena, más allá de lo que pase en la etapa final de la Copa América”, explica Sebastián Chittadini, periodista uruguayo y autor, entre otras obras, del libro Que vuelva la celeste de antes.
La historia del seleccionado charrúa es indiscutible: dos Juegos Olímpicos, dos Mundiales (el primero incluido) y 15 títulos de Copa América (la primera incluida). A todos esos pergaminos, Uruguay le agregó presente: segundo en las Eliminatorias, actual semifinalista del principal torneo continental y un funcionamiento colectivo que le da sustento a la ilusión.
Colombia, por su parte, buscó esta actualidad con una estrategia inteligente: tras un par de procesos sin los resultados esperados, retrocedió a su última gran etapa y contrató a la mano derecha de José Pékerman, ese entrenador-docente que le había enseñado a ser protagonista a nivel mundial (5° puesto en el Mundial 2014). Cuando asomaban otros nombres, la Federación Colombiana de Fútbol se inclinó por Néstor Lorenzo.
“Se da una situación bastante anómala porque Colombia pasó de no clasificar al Mundial, que fue una frustración gigantesca, a creer que puede salir campeón de América. La elección de Lorenzo fue muy criticada, pero es un entrenador que supo armar un buen grupo y considero que esa ha sido una de las grandes claves. Que haya dirigido 24 partidos y que no haya perdido ninguno demuestra que el técnico generó un impacto real”, detalla Gonzalo De Feliche, periodista deportivo argentino que desde hace años se destaca en la televisión colombiana.
“Otra de las claves fue que Lorenzo le devolvió las llaves del equipo a James Rodríguez: el sistema de Colombia pasa por rodearlo bien a él y, con la confianza del técnico, James volvió a ser el líder futbolístico de la selección”, agregó.
El seleccionado cafetero sueña con emular lo realizado en 2001 con Francisco Maturana como DT, cuando ganó su única Copa América. En aquella ocasión lo consiguió con una estructura literalmente infranqueable (seis partidos disputados, ningún gol en contra); este año, en cambio, se destaca por su contundencia (11 tantos en cuatro encuentros). El anhelo es el mismo: conquistar el continente.
Por último, el caso Canadá. El único de los semifinalistas que no ganó la Copa América. El que dio el golpe en su primera participación. El culpable de que los héroes de treinta y pico hayan quedado relegados de este espacio. ¿Revelación? Sí. ¿Inexplicable? No.
En 2018 confirmó como técnico al inglés John Herdman, que venía de realizar un extenso y exitoso trabajo en la selección canadiense femenina, y lo sostuvo durante cinco años y medio. El proyecto a largo plazo tuvo recompensa: el seleccionado rojo volvió a una Copa del Mundo después de 36 años. Y cuando ese proceso culminó, la Asociación Canadiense de Fútbol contrató un entrenador con experiencia internacional como Jesse Marsch: dirigió en la Bundesliga, en la Premier League e incluso partidos de Champions League.
También hay un crecimiento interno. “La Canadian Premier League arrancó en 2019 y eso generó cierto movimiento. Desde que instauró su propia liga, Canadá clasificó a un Mundial, logró la sede de otro y llegó a semifinales de la Copa América. Aunque tiene el mismo problema que Estados Unidos en cuanto a la formación –allí no existe el club de barrio y los chicos tienen que pagar para jugar– ha logrado algunos progresos interesantes. El caso de Alphonso Davies, por ejemplo”, expresa Juan Manuel D’Angelo, autor de varios libros, entre ellos Crónicas del fútbol exótico.
El seleccionado canadiense está a dos partidos de sumar un título a sus vitrinas que, hasta ahora, cuenta con dos grandes trofeos: las Copas de Oro de la Concacaf que ganó en 1985 y en el 2000. A la esperanza de quedarse con la Copa América la sostiene un proyecto sólido y un plantel con buenos valores: 13 de sus 26 jugadores se desempeñan en clubes de Europa.
En ocasiones, en el deporte de los noventa minutos se da lo impensado. En muchas oportunidades, sin embargo, prevalecen los que hacen las cosas bien. La dinámica de lo planeado.
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