Por Guido Antonelli (@GAntonelli1996)
Con Jürgen Klopp al mando, Liverpool salió campeón de la Premier League por primera vez desde que la máxima categoría inglesa lleva ese nombre. Cuando el alemán llegó en octubre de 2015, afirmó: “Necesitamos convertir a los incrédulos en creyentes”. Lo logró. Hoy no queda ningún hincha “Red” que no crea en él y esa frase es bandera en Anfield.
En ese entonces, el club llevaba 25 temporadas sin consagrarse a nivel liguero y después de la recordada Champions League en Estambul en 2005 solo había ganado dos títulos en una década: FA Cup 2005/2006 y Copa de la Liga 2011/2012. Un año antes había estado cerca, pero el resbalón de Steven Gerrard en una derrota contra Chelsea quedó como la imagen de una liga perdida en manos de Manchester City. A esa le siguieron una temporada floja que terminó con un sexto puesto y el retiro de Gerrard -nadie merecía ganar una Premier más que él- y un mal inicio de la 2015/2016, con la destitución de Brendan Rodgers.
Klopp había dejado Borussia Dortmund a mitad de año después de siete cursos en los que ganó dos Bundesligas, una Copa de Alemania y dos Supercopas alemanas. También alcanzó la final de la Champions League en la 2012/2013. Un ciclo exitoso pero que ya estaba cumplido, llegando incluso a ocupar la última posición de la Bundes en febrero de 2015 (de todos modos, un buen sprint final le permitió quedar séptimo y clasificar a la Europa League). Tenía la idea de tomarse un año sabático, rechazando una oferta para suceder a Marcelo Bielsa en Marsella. Sin embargo, no dudó en asumir en el equipo inglés y, cuando lo hizo, manifestó: “Dennos tiempo para trabajar. Si seguimos aquí en cuatro años, no dudo de que habremos ganado un título”. Y así fue. Cuatro años después ya era campeón de Europa.
Sabía que no iba a tardar en conectarse con la ciudad y con The Kop, la tribuna que ocupa el grueso de la hinchada de Liverpool. Además de Gerrard, Raheem Sterling había dejado la institución de cara a esa temporada con la excusa de que quería ganar títulos y en Manchester City lo veía más posible que en Liverpool. Eso no le gustó nada a unos hinchas que veían cómo su equipo no ocupaba puestos de privilegios y no tenían jugadores en los que verse reflejados. Pero llegó un entrenador con el que se sintieron identificados. Y él con ellos también.
Antes de su llegada habían incorporado a Roberto Firmino de Hoffenheim, a quien Klopp conocía muy bien del fútbol germano y que siempre llenó de elogios. En esa 2015/2016, terminaron octavos en la Premier, pero fueron finalistas tanto de la Copa de la Liga como de la UEFA Europa League (derrota 3-1 contra Sevilla). En esa UEL, los “Reds” eliminaron a Borussia Dortmund en semifinales con una remontada en Anfield en tiempo de descuento en un partido que sería un presagio de lo que vendría años después.
A mitad de 2016 llegaron dos jugadores que serían puntales de su proyecto: Sadio Mané de Southampton y Georginio Wijnaldum, figura de un Newcastle que había descendido. En su primera temporada completa, Liverpool no jugó competencias europeas, pero finalizó cuarto en la Premier y clasificó a la Champions League. Los jugadores se iban adaptando a su “gegenpressing” y el capitán Jordan Henderson, algo resistido cuando llegó, se convirtió en uno de los jugadores más queridos por The Kop.
Para la 2017/2018, Mohamed Salah llegó desde la Roma por unos 42 millones de euros que a la larga terminarían siendo baratos. El egipcio rindió a un nivel superlativo y el equipo jugaba un fútbol “emocionante, rápido y de transiciones”, como lo había descrito Jürgen. Sin embargo, así como metía muchos goles también le hacían varios.
A fin de año arribó Virgil van Dijk desde Southampton por 85 millones de euros, siendo el defensor más caro de la historia en ese entonces. Con el holandés, LFC mostró una solidez defensiva que antes no tenía y, además, potenció a todos los que tenía a su lado. De hecho, los laterales Trent Alexander-Arnold y Andy Robertson son cada vez más importantes en el esquema del alemán. En ese mismo mercado de pases, Philippe Coutinho fue transferido a Barcelona por una cifra superior a la del fichaje de VvD.
Otra vez quedaron cuartos en la Premier League, pero el rendimiento mostrado en el primer semestre de 2018 fue mejor que el del segundo de 2017 y los “Reds” llegaron a la final de la Champions League. En Kiev, perdieron 3 a 1 ante Real Madrid en una fatídica noche de su arquero Loris Karius y en la que Salah debió salir en el primer tiempo producto de una hiperextensión de su codo derecho tras una infracción de Sergio Ramos.
Jordan Henderson comentó que perder esa final significó que estaban haciendo las cosas bien y, de continuar así, ganarían cosas importantes. En el verano boreal de 2018 se incorporaron los brasileños Alisson y Fabinho. Después de lo hecho por Karius contra Real Madrid, debían contratar a un arquero de primer nivel y así llegó de Roma el titular de la selección brasileña. Con la llegada de Fabinho para ocupar el mediocentro, Henderson pasó a jugar de interior derecho. El plantel ya era el que Klopp quería tener cuando llegó a Merseyside.
Solo un partido perdió en la liga y obtuvo 97 puntos, pero, increíblemente, el Manchester City de Guardiola lo superó con 98. Parecía que el título de Premier League y el LFC no estaban destinados a encontrarse. Con ese puntaje, hubiesen ganado todas las ediciones previas salvo la anterior (Manchester City sacó 100) y esa. Igualmente, llegó el primer título para “Kloppo” como Red. Nada más y nada menos que la UEFA Champions League. En esa competencia se vivió el momento más emocionante en Anfield desde su llegada.
Una semana antes, Liverpool fue goleado por un injusto 3 a 0 por Barcelona en el Camp Nou, el día en el que Messi metió el mejor de sus tantos goles de tiro libre. Pero como este equipo nunca camina solo, sus hinchas llenaron su estadio sabiendo que para ellos no existe lo imposible. No jugaron ni Salah ni Firmino por lesión, pero Wijnaldum y Origi fueron los grandes protagonistas de la jornada, anotando sendos dobletes. Consumado el 4 a 0 y la clasificación a la final, los incrédulos eran los catalanes, mientras que los “Scousers”, tal como su entrenador les había pedido, pasaron a ser los creyentes.
Para la temporada actual, el objetivo volvía a ser la Premier League. Mientras esperaban por ese logro, ganaron la Supercopa de la UEFA y el Mundial de Clubes, aunque se vieron sorprendidos por Atlético Madrid en los octavos de final de la Champions League.
Cuando Chelsea superó el jueves a Manchester City por 2 a 1, se confirmó lo más esperado por los hinchas: Liverpool salió campeón del torneo local 30 años después. Con una sola derrota y faltando siete fechas, este equipo de autor fue el primero en la historia del fútbol inglés que se consagra de manera tan anticipada. Ahora, irán por el récord de victorias y por el de puntos.
Con su “Heavy Metal football”, el carismático Jürgen Klopp despertó a un gigante del fútbol mundial. Cambió la historia moderna del club y se puede sentar en la misma mesa que Bill Shankly y Bob Paisley, los mejores entrenadores de la historia de Liverpool.