Por Matías Daglio (@matidaglio)
El 23 de junio de 1968 se sucedió la tragedia (primera y única vez que utilizaré este término) mas importantes del fútbol argentino. Tras un superclásico sin goles y sin mayores emociones futbolísticas en cancha de River, 71 hinchas de Boca, de entre 13 y 35 años, murieron asfixiados en la salida de la puerta 12, un hecho que durante décadas quedó en el olvido.
Durante 52 años no hubo una sola voz oficial que diera explicaciones sobre lo ocurrido esa tarde. Mientras la policía responsabilizaba al club organizador de no quitar los molinetes, los dirigentes de River acusaban a los propios fallecidos, y a los sobrevivientes, por querer salir apurados de la tribuna visitante. También se hablaba que la puerta se trabó y había quedado semi abierta. Unos decían que había molinetes, otros que no. Hay declaraciones en el documental de «Puerta 12″ que son realmente desagradables. La realidad es que jamás se realizó una investigación seria y el hecho quedó en la impunidad, en el silencio y finalmente en el olvido.
Lo que no se pudo cerrar jamás es la herida de un pueblo bostero que también tenía una historia que contar y que la (in)justicia de la época ignoró. “No había puerta no había molinete, era la cana que daba con machete” rezaba el cantito del jugador número 12 haciendo referencia a esa dramática jornada. Es que durante el gobierno de facto de Onganía, y con el peronismo proscripto, uno de los lugares de manifestación era la tribuna, y la de Boca era habitué. Así que el “delito” de cantar la marcha peronista resultó en que la policía espere a la salida de la cancha a hinchas al azar para primero golpearlos y luego llevarlos detenidos. En esa situación los testigos cuentan que en el retroceso para no ser reprimidos se generó una especie de tapón humano en el acceso a la puerta 12 que generó la catástrofe.
También durante mucho tiempo nuestro club fue parte del silencio y del olvido, tal es así que hasta el momento no existe ninguna placa conmemorativa que mencione a las víctimas ni se realizó acto alguno hasta el año pasado, en que por iniacitva de la Subcomisión de Historia del club mostró el documental de puerta 12 de Pablo Tesoriere con la presencia de la hermana de una víctima en una emotiva jornada.
Me ha tocado hablar con varios bosteros que fueron a la cancha ese día, que salieron por otra puerta, que fueron testigos o que recién se enteraron al llegar a la casa de lo que había pasado. Todos comentan esa tarde con el mismo dolor y la misma tristeza, pero también con el común denominador de mostrar que la sociedad futbolera en su totalidad tiene una deuda con la memoria de las víctimas.
Desde Boca Es Pueblo, organización en la que participo desde el año 2013, y como opositores a la gestión saliente, realizamos dos murales recordando la masacre. El primero en 2015 (que fue tapado un año después) y el segundo por los 50 años que se encuentra a 2 cuadras de La Bombonera (Palos y Aristóbulo del Valle) donde figuran los 71 nombres de las víctimas.
En diciembre cambiaron las autoridades en el Club Atlético Boca Juniors bajo el lema “Recuperar la identidad xeneize”, y eso también tiene que ver con recuperar y ejercitar la memoria para perseguir la verdad y la justicia. Fue el propio presidente quien nombró “Puerta 12” cuando presentamos un proyecto de Derechos Humanos que aún no se concretó. Es por eso también que desde la asamblea de representantes de socios/as se solicitó que Boca no juegue los 23 de junio en conmemoración y de una vez por todas en el club figuren los 71 nombres de los hinchas que fueron asesinados por la desidia de un gobierno y la violencia de su policía, ante el silencio cómplice de los clubes.