Barro, egos y conquistas

La figura de Agustín Pichot está destinada a fraccionar retazos de una personalidad competitiva para enfrentar nuevos desafíos con el cuerpo y la palabra.

Por Agustín Avalos

Pasados los noventa y subidos a la globalización del nuevo milenio, con una indiscutible y reconocida «popularidad» dentro del deporte nacional, el mundo mediático instaló hábilmente la idea de lo «digno» con el fin de subsanar (y chicanear) la cuestión del «perder por poquito» frente a las potencias del mundo ovalado. Sin embargo, la brecha comenzaría a tomar menos distancia.

En la previa del mundial 2007 Los Pumas llegaron sextos en el ranking de la Internacional Rugby Board (IRB), hoy World Rugby, institución madre de este deporte1. En un contexto inmejorable para comenzar a contrarrestar el vaivén de victorias resonantes y derrotas indultadas, Argentina se colgó la medalla de bronce en tierras francesas. Con el plus de haberle ganado dos veces a los dueños de casa y que uno de ellos fuera nada menos que en el inaugural de Saint-Denis. En la capital. Y ante los ojos del mundo.

Todo lo mencionado, con el agravante que acertadamente destacó el histórico relator Alejandro Coccia durante aquel partido por el tercer puesto ante los galos: Argentina lograba quedar entre los tres mejores del mundo con un presupuesto que ni siquiera llegaba a la cuarta parte de lo que manejaban gigantes como Irlanda, Sudáfrica, Francia, Australia y Nueva Zelanda.

El rugby argentino era testigo de una nueva génesis entre sus páginas y los flashes inundaban al «gran capitán» de melena oscura. Aquel Pichot, fracasado y hundido en su ego del mundial de Australia cuatro años antes, parecía haber quedado atrás. Ese que se creía Dios mientras sus compañeros jugaban a las cartas hasta altas horas de la noche en la concentración. La noche del Parque de los Príncipes fue propicia para comenzar a saldar los vestigios de aquel derrotero.

El retiro

En 2009 se alejó de las canchas con todos los lauros y la estirpe de máximo ídolo. El ahora ex jugador estaba listo para medir el grado resonante de sus palabras en otro plano: la política. Aunque hablar de reglas en esta ciencia se asemeje más a la idea de administrar cualidades de adaptación, la dirigencia deportiva significaría un reordenamiento importante para Pichot.

Con una trayectoria resonante e intentando generar profundas modificaciones en un plano tradicional por excelencia, Pichot fue asumiendo el despojo de la eterna «número nueve» de innumerables batallas para mutar en un actor que irrumpe constante y pacientemente las recias barreras del conservadurismo.

Volviendo a las bases del ex «puma», cabe repasar una breve anécdota junto al periodista Diego Arcucci. «De pibe yo estaba convencido que la realidad era la mía. Entendía que había que respetar al rugby, al árbitro y a mis compañeros. Estaba todo bien, pero el equipo era yo. Al día siguiente de un partido donde creía que hice todo bien, me agarró Pipo Larrubia y me enseñó delante de todos lo que era el rugby y me hizo saber que me había mandado cualquiera. Para mi fue humillante, pero son las enseñanzas que te educan de verdad»2.

Pichot, listo para encarar la «transformación» ovalada. Foto: Shutterstock

El político

Sus dos campeonatos con el Stade francés, su bronce con Los Pumas, sus 75 partidos y 60 puntos con la celeste y blanca parecen inmutables dentro de una atmósfera donde los intereses aparecen en enclave diferente: arbitrariedad, rosca, prestigios y mesa chica. «El rugby no es un juego global, está en un punto crítico en el que un montón de Uniones están tratando de mantener el club de los viejos amigos», declaraba ante el medio inglés Daily Mail el pasado mes de octubre.

Agustín intenta seguir ubicándose entre las filas de una dirigencia que tímidamente parece abrirse paso a sus advertencias (y pretensiones). Del otro lado, «Viejo es el viento y todavía sopla». Los mencionados «viejos amigos» empiezan a saber lo que sucede cuando un medio scrum detecta el mero metro para filtrarse. 

Bastaría con ir al 2016, cuando se oficializó la fórmula que luego tomaría el mando de World Rugby. El inglés Bill Beaumont acompañó su traje gris con zapatos a tono, el futuro vice Agustín Pichot lo hizo con zapatillas deportivas blancas, más propicias para un partido de tenis que para un un acto solemne para el deporte.

La cuestión va más allá del mero detalle: lo que a simple vista se agota en una violación a las reglas de la moda, bien puede ser interpretado como una verdadera declaración de principios por parte de un hombre a cuyo carisma el mundo se ha rendido irremediablemente. Él es Agustín Pichot y puede ponerse lo que quiera, nadie se lo va a reprochar3.

Tras culminar dicho mandato, Pichot comunicaría en 2020 su renuncia como responsable de la Unión Argentina de Rugby (UAR) ante World Rugby. Fiel a su estilo, quería enfrentarse al 100% con el próximo gran desafío de su carrera: ser el presidente de la WR. 

Beaumont – Pichot, simbologías de una disputa. Foto: Twitter UAR

Las bases

Muchísimos logros como dirigente lo avalaban. La vuelta del rugby en modalidad de Seven a los Juegos Olímpicos, la creación de la Fundación UAR, el crecimiento sostenido del rugby femenino, la participación del «Pampas XV» en la Vodacom Cup y en la Pacific Challenge, una franquicia profesional argentina (Jaguares) compitiendo desde 2016 en el Super Rugby y otra (Jaguares XV) en la First Division de la Currie Cup. 

Y eso sin contar el otorgamiento de un nuevo voto a la Unión Argentina de Rugby en el Council de World Rugby, la inclusión de Argentina en el Rugby Championship, el nacimiento y renovación del Américas Rugby Championship y la Superliga Americana de Rugby4.

El rugby argentino tiene hoy 574 clubes divididos en 25 uniones. Hay 100.000 jugadores fichados, 1693 referís. Y en cuanto a la alta competencia, funcionan academias en siete regiones del país. El 65% del total de los jugadores que se incorporan al sistema de los distintos seleccionados proviene de fuera de Buenos Aires, una proporción que cambió drásticamente en la última década5

Una parte de todo eso es gracias a lo que Pichot logró dentro y fuera de la cancha. Pero aún así en abril de 2020 Beaumont venció en la votación al argentino por 28 votos a 23. Solo cinco pasos que nos dan la premisa de una decisión quizá no tan apresurada.

El seleccionado femenino campeón Sudamericano por primera vez en la historia. Foto: Las Yaguaretés

El baile de los que sobran

«En los próximos 18 meses, Argentina tiene que buscar estabilidad en el Rugby Championship, que no está seguro. Termina (el acuerdo televisivo) en 2025 y hay discusiones de que no esté más. ¿Por qué? Porque no es rentable para Nueva Zelanda y Sudáfrica […] Sacaron a World Rugby del medio y dijeron ‘ocúpense Seis Naciones y Rugby Championship’. Son diez uniones que van a dividir los ingresos para todo el mundo. […] Gracias a Dios, votamos en contra», terminó Pichot6.

Adujo que habla en este momento, a un año de las nuevas elecciones en World Rugby, porque “tengo una responsabilidad. Si no lo hago, ¿quién va a defender a Portugal, Uruguay, Namibia, Georgia o Rumanía? ¿Quién va a decir que a partir de ahora son los directores generales y su cultura de las primas de fin de año quienes controlan el sistema?”.

Agustín Pichot y su metro setenta y siete de altura continúan diligentes y preparados para un terreno que parece propicio a sus primeras reformas tras años de viejas costumbres. Su carácter difícil pero batallador encuentra hoy la faceta ideal para su retorno al plano de las razones discutibles. La de hoy es clara: retomar los sentidos de un rugby que está envejecido y necesitado de acciones urgentes.

Referencias

1 statista.com (ranking mundiales de rugby).

2 youtube.com (Ciclo de entrevistas «Protagonistas»).

3 lagaceta.com.ar (Agustín Pichot, el que todo lo puede).

4 lavoz.com.ar (Agustín Pichot deja de representar a la UAR en ámbitos internacionales).

5 lanacion.com.ar (Plan estratégico a diez años: la UAR prevé qué hará hasta 2032, incluida la cantidad de jugadores que practicarán rugby).

6 aplenorugby.com.ar (¿Peligra el Rugby Championship para Los Pumas?).

1 comentario en «Barro, egos y conquistas»

  1. Muy bueno este comentario que refrescara a muchos que nunca hubo improvisacion sino experiencia volcada para el mejoramiento del rugby como lo hizo Agustin Pichot

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