Por Ariel Parajón (@arielparajon)
Te fuiste Pelusa, pensé que nunca iba a pasar eso, pero te fuiste. Hace dos días que te estoy llorando. Me escribe gente que hace bocha que no veo o que me crucé una vez sola en mi vida pero que nuestro tema de conversación fuiste vos. Mis amigos y conocidos me preguntan cómo estoy, y la verdad es que no puedo hablar, no me salen las palabras. Si había una muerte inenarrable era la tuya. Viste que a los humanos eso de la muerte no nos cabe, sabemos que existe y cada tanto la miramos por arriba del hombro para ver qué onda, pero con vos es distinto, pensé que eras imbatible. Me comí toda tu película entera. Cuantas veces con amigos dijimos “¿sabés lo que va a ser esto cuando se muera el Diego?” Y mirá dónde estamos. Cómo te vas a morir gordo, nos dejaste huérfanos de héroes. ¿Y ahora, quién podrá defendernos?
Se nos murió el padre de todos. Cuanto de nuestros temores ponemos en nuestros padres, cuánto de nuestras lágrimas y llantos de estas horas nos permitieron aflojar cosas de este año de mierda. Hasta en eso ayudaste a tu pueblo, a llorar lo que no lloramos por todas las angustias que estamos viviendo. Siempre fuiste una vacuna contra los malos estados de ánimo, siempre te llevaste la marca de nuestros malos humores, siempre pediste la pelota para que la gente no se tenga que mirar al espejo, siempre le sacaste la presión al pueblo, siempre te hiciste cargo de nuestra felicidad.
Qué significado tendrá todo esto para este pueblo será una discusión eterna, tan eterna como vos, pero me animo a decir que para que alguien que no te conoció entienda de lo que estamos hablando, habrá que buscar en los límites de cada uno, en lo que excede, en lo que desborda, en ese más allá de lo normal, de lo establecido. Si hasta muerto desbordaste tu propio funeral chabón!!!! Te querían velar como un tipo común!!!! Pensaban que eras un tipo como cualquier otro, un tipo normal, No entendieron nada!!! No hay protocolo que encuadre el desborde de la pasión; los pueblos no traicionan a quienes le son leales y le dan algo de todo lo que le falta: amor, risas, pasión, convicción, horizonte, certidumbre, alegría, y todo eso nos diste vos. No había manera de contener la pulsión que nos genera tu amor, y te querían velar como si fuera un trámite, mamita! Qué miopes del alma que son algunos.
Para el resto de los mortales, no nos queda otra que seguir viviendo sin tu amor; sabiendo que estamos un poco más solos en esta piedra flotante en el universo porque no estás vos. ¡Qué difícil es asumirse sin vos Diego! Estamos solos. Huérfanos de dioses. No lo puedo creer. Cómo te vas a morir Pelusa!!! Justo ahora, que estabas vivo, que eras real, que no eras de mentira. Yo te vi, te escuche, crecí amándote, cada día que pasaba me enamoraba mas de vos, te juro por lo que más quiero (por vos) que yo a vos te amaba.
Me enseñaste a jugar al fútbol, a querer la pelota más que a nada en el mundo; me diste identidad, me diste valores; y me ayudaste en todo país a donde puede ir a que me respeten y me sonrían. Cuando estaba perdido decía “Maradona” e inmediatamente el clima era otro. Yo no sé hablar inglés, pero la gente me ayudaba sin entenderme, cuando la conversación era imposible con un coreano, un chino, un musulmán, camboyano, checo o lo que sea, sólo tenía que decir “Argentina-Maradona” y la gente en cualquier lugar me abría los brazos, me sonreía y me ayudaba. Vos nos diste demasiado chabón.
Te fuiste Pelusa, con tu pueblo plebeyo desbordandolo todo, como siempre hiciste vos. Fuiste el único profeta en su tierra, y eso los poderosos nunca lo van a poder tolerar. Para que aprendan los de arriba, que por más poder o guita que tengan, nunca reinarán en este cielo.
¿Qué señalan los que te señalan? ¿Qué consumías droga? ¿Fueron a ver los botiquines de sus casas? ¿Qué guardan ahí, caramelos, chocolates? ¿Qué se te impugna? ¿Tus convicciones? ¿Tus contradicciones? ¿Acaso ellos no tienen las suyas? Tal vez les das envidia pero nunca lo van a reconocer, porque ellos con sus convicciones, sus falopas legales, o con todo el oro del mundo, son pobres de alma, de espíritu. Pero no importa Diego, se van a pudrir en su propia mediocridad. Quedate tranquilo que los vamos a insultar, los vamos a pelear, pero no le vamos a tener lástima, porque vos nos enseñaste que “lástima a nadie!”. Ellos podrán tener todo el oro del mundo pero sépanlo lacras: no hay primavera en anhedonia.
Anteayer tuve bronca, ayer angustia, ahora vacío. En los últimos días decidí callarme, me borré de las redes sociales, me fui de grupos de whatsapp, o me llamé a silencio, la verdad es que no podía decir nada, me quedé mudo. A veces el silencio no es tiempo perdido, pero creo en la palabra como tratamiento para curar los padecimientos, así que me puse a escribir. La verdad es que escribo todo esto porque no me soporto. Siento la incomodidad de la existencia, la insoportable fragilidad del ser. Es increíble, si te pienso me pongo mal, pero no puedo dejar de pensarte. Todo me recuerda a vos. Todo lo que se aparece en mi cabeza se conecta con vos. Trato de concentrarme en otra cosa y me llega un mensaje, una foto, un llamado, es imposible así chabón!!
Nos patearon el tablero. Hemos sido lanzados a la orfandad de nuestro héroe más amado. Cómo seguir procesando tu muerte es algo que no sé, por eso escribo y apelo a los textos, a las palabras, y a la filosofía que siempre me tranquiliza en la inmensidad insignificante de nuestra existencia. Nietzche escribió alguna vez: “Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿no es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿debemos aparecer dignos de ella?”.
Listo. Se terminó. Arranca una nueva era. Lo único que me tranquiliza es que cuando los muertos seamos nosotros te vamos a volver a encontrar, y nos vas a seguir haciendo feliz. Ahora necesito cortar. Tengo que seguir con mi vida mediocre, pero acá van mis anotaciones silenciosas e introspectivas, espero que te lleguen.
Gracias Pelusa, me hiciste rico gratis.