Por Rosario Pompizzi (@RosarioPompizzi)
La victoria te coloca en las primeras planas. Sin embargo, Jürgen Klopp brilla por luz propia. Su éxito junto a Liverpool lo ha engalanado. El 2020 no fue la excepción: bajo su mando, los Reds ganaron la liga inglesa después de ¡casi 30 años! Fue el hombre que consiguió el hito y lo hizo a base de trabajo, esfuerzo, dedicación, entrega y, sobre todo, paciencia. Para el alemán, «se necesita tiempo. Nadie quiere escucharlo, aunque esa es la verdad: si quieres tener éxito en el futuro, debes estar listo para trabajar ahora».
El equipo de Merseyside culminó en la cima del campeonato inglés con 99 puntos, 18 más que su escolta, Manchester City. Una distancia abismal, contundente. De hecho, alcanzó las 61 unidades en sus primeros 21 partidos. Sin dudas, fue una temporada excepcional en la Premier League. El grito de campeón se hizo esperar debido a la pandemia de COVID-19 que obligó a suspender el torneo de manera momentánea, pero la espera valió la pena. El trago amargo le cayó en Champions League vs. Atlético de Madrid con la eliminación en los octavos de final.
Klopp tocó las puertas de Anfield por primera vez en octubre de 2015 con dos Bundesligas en su haber, entre otros logros. Borussia Dortmund lo preparó para dar el salto hacia un club histórico. La expectativa era considerable, proporcional a la gloria que celebró años más tarde. En este trayecto construyó sobre los cimientos, armó un equipo sólido y el resultado fue notorio. Vendió bien y compró mejor. Perdió finales antes de ganarlas. Paso a paso, el ejército rojo conquistó Europa y el mundo.
Se podría decir que es un líder ‘bochinchero’: su alegría desbordante, la sonrisa plena y elocuencia al declarar encantan, enamoran. Es agradable y contagia el buen humor. De todas formas, si hay que aplicar mano dura en el vestuario, lo hace. Tiene presencia, pisa fuerte, se hace notar y respetar. La posesión es la premisa de su libreta. Y la recuperación inmediata al perderla, una obligación. En ese sentido, el Gegenpressing será efectivo, pero no siempre funciona y lo sabe. Ahí está su capacidad para cambiar o adaptarse a las circunstancias.
El significado de la palabra «equipo» («team» en inglés), según Jürgen, es: «La ‘T’ es porque quiero que sea terrible jugar contra nosotros. La ‘E’ de ser entusiasmado. La ‘A’ es de ambicioso y la ‘M’ es porque los quiero como una máquina mentalmente fuertes». Fundamentos positivos inculcados llevados a la práctica. Para hacer, primero hay que creer, y si se trata de persuadir, es la persona indicada.
La comunión entre plantel y jefe es excepcional. La carta de Klopp a Jordan Henderson al ganar el premio como mejor jugador de la PL lo demuestra: «Hola amigo mío, una de las grandes preguntas del fútbol es: ¿Qué hace a un jugador completo? Lo que es más importante, ¿el talento o la actitud? Creo que la respuesta es fácil: sin talento no eres nada y sin actitud seguirás siendo un talento para siempre. Eres el ejemplo perfecto de que la mezcla hace la diferencia. Ahora es el momento en el que todos vieron lo gran jugador que eres, todos vieron que gran personalidad tienes, que gran personaje eres. Conozco al ser humano detrás del jugador, también merecerías un premio por eso. Muchas felicitaciones. ¡Qué logro has tenido, qué carrera vienes teniendo y lo mejor es que aún te queda mucho por hacer!». Las lágrimas de emoción inundaron la cara de Hendo… ¡y cómo no!
En cuanto a logros individuales, obtuvo el galardón al mejor entrenador del año por parte de la League Managers Association (LMA). Después de los festejos, tocó el turno de volver al trabajo. El inicio de la actual temporada no fue fácil para Liverpool. Las lesiones pusieron a prueba al DT, que debió (y debe) acomodar las piezas semana tras semana, baja tras baja. Una tarea difícil y agotadora. Sobre este aspecto, demostró entereza y resolución. Es que sólo hay una opción, y es afrontar los problemas. Son contratiempos fastidiosos con los que lidiar.
La ausencia más dura y a largo plazo es la del pilar y central neerlandés Virgil van Dijk, el cual sufrió una lesión en los ligamentos de su rodilla derecha por un golpe con el arquero Jordan Pickford en el clásico de la ciudad contra Everton por la quinta fecha de la Premier. La enfermería continúa con las puertas abiertas mientras que los jugadores desfilan. En este contexto, la zona más golpeada fue la defensa. JK acudió a jóvenes de la cantera para tapar los baches.
Klopp también rezonga. Prioriza el estado físico de sus jugadores, una cuestión compleja cuando el calendario es apretado y no da lugar para la recuperación, según su punto de vista. Combinar competiciones locales e internacionales se hace cuesta arriba y más con bajas de por medio. Apunta contra los contratos televisivos y la vista gorda de las cadenas que transmiten los partidos del fútbol inglés. «Es simplemente una decisión en un escritorio de una oficina. Eso no suena complicado para mí. La gente nos dice que rotemos. ¿Quién? Tenemos jugadores ofensivos para rotar, sí, pero el resto son chicos«, se quejó.
En medio de este panorama agitado, la buena noticia la dio Diogo Jota, quien llegó en el mercado de pases de verano. Se convirtió en el cuarto atacante, la nueva y fresca carta goleadora que se sumó desde Wolverhampton como opción al tridente conformado por Mohamed Salah, Sadio Mané y Roberto Firmino. Si hay un refuerzo que dio sus frutos, es el portugués. Tan especial fue su aparición que anotó el gol número 10.000 en la historia del club en todas las competiciones. ¿Cuándo? El 27 de octubre, en una noche de Liga de Campeones ante Midtjylland, con triunfo incluido por 2-0.
The Normal One es uno de los entrenadores más queridos y venerados en la actualidad, sea por su personalidad y/o talento. Mérito propio, claro está. Es el ejemplo ideal para hacerle honor a la palabra proyecto. Hay Heavy metal para rato, o por lo menos hasta 2024, fecha en la que ¿culminará? su contrato. Adaptando una frase del mítico Bill Shankly: «Liverpool fue hecho para Klopp y Klopp fue hecho para Liverpool». Sucede que no lo sabían… hasta que sus caminos se encontraron.