Por Daniel Reinoso (@futbolymultitudes)
“Espacio reservado para el equipo de Argentinos Juniors, esperamos llenarlo el día que el Director Técnico entienda que su puesto no es precisamente el que le interese al lente fotográfico”, escribió alguna vez el gran periodista Dante Panzeri. En ese tiempo los equipos se fotografiaban con el DT, acto que lo exasperaba. Según su opinión, los futbolistas eran los únicos protagonistas que tenía el futbol.
A partir de que esa frase se puso en práctica los técnicos nunca más salieron en la foto con el equipo. Pero su influencia en la preparación, elección y mejoramiento del equipo tiene cada vez mayor incidencia. José «Pepe» Suarez siempre estuvo al lado de grandes técnicos. Su mentor dentro de la profesión fue Carlos Timoteo Griguol, de quien aprendió todo lo que debe saber un tipo detrás de la línea de cal.
Junto a Nelson Pedro Chabay fueron artífices del ascenso histórico de Colón de Santa Fe, hazaña de la que se cumplieron 29 años en julio. Pero también repasamos sus etapas en Racing de Córdoba, Unión de Santa Fe, Huracán de Parque Patricios y muchos equipos de la Liga Cordobesa de Futbol. Fiel a su perfil y a la frase, el Pepe Suarez nunca salió en la foto con el equipo de turno. Lo leemos:
Daniel Reinoso: ¿Cuándo llegaron a Colón de Santa Fe y cómo estaba conformado el cuerpo técnico?
Pepe Suarez: A principios de 1995, el DT era Nelson Pedro Chabay. Yo estaba como ayudante de campo y técnico alterno, Enrique Chávez como preparador físico, Lalo Vega como médico del plantel y Enrique Porta el kinesiólogo.
DR: ¿Cuál era la expectativa planteada por los dirigentes?
PS: El presidente Vignatti nos llamó y nos dijo: El objetivo es ascender. Literal.
DR: ¿Cómo se distribuyeron para el armado del equipo?
PS: En el arco empezó jugando Vivaldo, después lo hizo Leo Díaz, un gran arquero proveniente de Newells. Faltaban los dos laterales y lo llamé a Dante Unali, que lo conocía de cuando dirigí a Racing de Córdoba. El otro fue el Negro Ibarra. Cuando llegamos jugaba de 5 u 8. Lo puse de lateral y bueno, todos saben lo que fue Ibarra como lateral. Después al Coco Ameli lo conocía de Central Córdoba de Rosario, allí jugaba de 8. A un jugador de buen manejo en el medio campo lo puse de 2 junto a Marcelo Kobistyj. Esa fue la defensa titular.

DR: ¿No es arriesgado moverles la posición a tantos jugadores?
PS: Cuando movés jugadores de adelante para atrás, es más probable que te den mejores resultados que cuando los llevas de atrás para adelante. Todo eso lo aprendí de Carlos Griguol.
DR: ¿Y el mediocampo? ¿Quién se ocupaba de la creación?
PS: Trajimos a Ricardo Kuzemka, un jugador de mucho rodaje. Venia de Gimnasia y había estado en Independiente, Instituto. Al igual que al alemán Javier López, que había pasado por Talleres e Instituto. Jugadores de experiencia y mucho recorrido. El que enlazaba era Adrián Marini, un jugadorazo que había jugado en selecciones juveniles.
DR: Te falta hablar de la delantera. ¿A quién trajeron?
PS: Teníamos que traer a buenos delanteros, con trayectoria como el Pampa Gambier que había jugado en primera y también en Colombia. Vino el paraguayo, el Loco Gabriel González, fundamental como le pegaba a la pelota, con las dos piernas con la misma precisión. Había ganado todo en Olimpia y venia de Estudiantes de la Plata. Otro jugador fundamental fue Ricardo Solbes gran goleador tucumano. Otros grandes como Uliambre o Jiménez estaban en el plantel.
DR: En un torneo de ascenso, ¿cuán importante es la personalidad?
PS: Todo. Necesitábamos jugadores de experiencia y personalidad, ganadores. Y si era posible, que hubiesen jugado en primera división.
DR: ¿Dónde se nota esa personalidad en el equipo?
PS: Teniendo un arquero, los dos centrales, el cinco, y el nueve de buena estatura. Eso no es determinante, pero impresiona. Demuestra fortaleza.

DR: ¿Cómo se complementaban en el trabajo con Chabay?
PS: Yo me ocupaba de los arqueros y la parte defensiva, Chabay trabajaba con los volantes y delanteros. Era una manera de sincronizar cada línea. Pero además soy de observar el trabajo de los preparadores físicos, les indicaba el tipo de trabajo que debían realizar. Ellos manejaban la carga, frecuencia y pausa. Eso es de acuerdo a como quiero que se mueva el equipo.
DR: ¿Les gustaba que vos te metieras?
PS: No, pero les decía «¿Alguna vez escuchaste a la gente putear a un PF? No, pero a un técnico sí». Todo ese aprendizaje lo había adquirido del profesor Bonini que trabajó con Bielsa, Griguol y Aimar.
DR: ¿Cómo era tu relación con los jugadores?
PS: Muy buena, de respeto mutuo. Respetaban mi capacidad para ver y elegir a los jugadores y colocarlos donde mejor podían rendir de la mejor manera.
DR: Con semejante equipo, ¿por qué no ganaron el campeonato?
PS: Porque en el torneo estaba Estudiantes de la Plata. Un cuadrazo, con Bossio en el arco. Capria, Calderón, Verón, el Chocho Llop, con Russo y Manera como técnicos. Cuando no los pudimos alcanzar, nos preparamos para el reducido.
DR: ¿Era más difícil el ascenso directo o el reducido?
PS: El campeonato era más difícil, pero accesible. El reducido, perdías y quedabas afuera.
DR: ¿Qué otros equipos habías dirigido antes de Colón?
PS: En Colón fui con Nelson Pedro Chabay. También trabajé con el Bocha Maschio, Victorio Cocco en Racing de Córdoba y con el Huevo Muggione en Belgrano de Córdoba.
DR: En varios de esos equipos te ofrecieron seguir en el cargo. ¿Por qué no aceptaste?
PS: Porque consideraba que no era correcto, ni ético. Yo llegué a esos clubes con otros, y me iba con ellos.
DR: ¿Cómo fue la historia con Carucha Muller?
PS: A Carucha lo trajimos de Patronato de Paraná. Lo vimos con el presidente y le dije: Este juega en primera B, en Primera A. Pero en la selección no va a jugar por feo. (Risas)
DR: ¿Pasaron momentos difíciles en el torneo?
PS: Si no ascendíamos, era un fracaso. No había otra alternativa. Nos estuvieron por echar tres veces. Cuando perdías un par de partidos, empezaban los remezones. Colón estuvo 14 años en el Nacional B y eso pesaba. Perdió dos ascensos, el clásico con Unión. En Córdoba, pierde con Banfield en la definición por penales, yendo por dos arriba. Mucha presión. Quedamos en la historia por el ascenso.
Su paso por Racing de Nueva Italia

DR: ¿Quién te llevo a la academia cordobesa?
PS: Rene Gorreta, quien después de seguirme por dos años me lleva al club. Me dan todas las divisiones menores, me gustó el desafío porque quería hacer conocer mi manera de trabajar. Era un paso muy importante como entrenador. Siempre tuve la vocación por la formación del jugador de futbol. Racing en ese momento tenía un semillero muy similar al de Newells.
DR: ¿Qué primer trabajo te encomendaron?
PS: Los dirigentes me encomendaron la formación de un jugador del cual había muchas expectativas para triunfar. Se trataba de Víctor Hugo Sotomayor, él estaba jugando de 5 o 10. Les dije que si querían que triunfe debería cambiar de puesto y jugar de 6.
DR: ¿Qué te dijeron?
PS: Los dirigentes, nada. Pero encontré la negativa de Víctor y de su papá. Y le dije si aprende a cabecear, va a jugar en la selección argentina. Al poco tiempo fue vendido al Verona de Italia.
Saber cambiar de puesto a los jugadores
DR: ¿Cómo desarrollaste ese don para elegir los puestos de los jugadores?
PS: Con el paso del tiempo y la experiencia uno va clarificando esa observación. Ver la potencialidad, colocarlos en los puestos donde más rinden. No sé si es un don, quizás intuición. Es el ojo de uno para ver quizás lo que otros no ven. Cada puesto requiere de características físicas, técnicas, tácticas, solidez mental que hace a la personalidad. En el futbolista eso es determinante.
DR: ¿Y en la formación de que otros jugadores participaste?
PS: Arqueros como Albano Bizarri, que jugó en el Real Madrid y la selección. Tuve a Cararo y Misetich, en Racing. Misetich tenía más personalidad. Esa virtud en el futbol es muy importante. A “Carucha” Muller lo llevé desde Patronato a Colón, un jugadorazo que podría haber llegado a más. Al Gallo Ferreyra lo tuve en Racing, gran jugador, de mucha velocidad, fuerte y de gran personalidad triunfó y jugó en la selección. A Dante Unali lo hago debutar en primera, era un [Oscar] Garré pero con más técnica. Traje a Novaretti a Belgrano, a Mario Baralle y Damián Maltagliatti a Instituto…

Carlos Timoteo Griguol
DR: ¿Sos un producto de Carlos?
PS: Sí, él me enseño todo lo que sé. Ser técnico se lo debo a él. Siento mucha admiración por Carlos Griguol. Sin conocerlo, me gustaba su trabajo, seriedad, responsabilidad y conocimientos. Tenía una carpeta con todas las charlas, entrevistas desde la época que dirigía a Rosario Central. Lo mismo que Bianchi. Elegía a quienes me representaban en el pensamiento.
DR: ¿Cómo lo conociste?
PS: Cuando estaba en Peñarol le comento a Andrés Kasparian de mis ganas de conocerlo y él me dice: «No te hagas problemas que yo te voy hacer que lo conozcas». En un partido Racing y Ferro en cancha de Instituto, llevé la carpeta, entramos al vestuario y me lo presentó. Miró la carpeta y no lo podía creer la cantidad de notas que había recopilado. Obviamente le hice conocer mis aspiraciones de ser técnico.
DR: ¿Qué te dijo Timoteo?
PS: Notaba su satisfacción, me agradeció y me dice: «Yo te podría dar plata y vos te vas a ir contento, pero la plata se te va acabar. Vamos hacerla de otra manera. Yo te voy a capacitar para que vos te la ganes la plata. Lo único que tenés que hacer es irte a Buenos Aires. No te hagas problemas por los gastos». Un día llegó a mi casa un sobre donde había pasajes y lugar de hospedaje. Viajé a Buenos Aires y el profesor Bonini me pasó a buscar y me llevó al hotel donde me hospedé hasta que me fueron a buscar para ir a Pontevedra.
DR: Un cambio grande codearte con los grandes del futbol argentino.
PS: Así es, a partir de allí cambió mi vida, la relación con Carlos, con los jugadores como Saccardi, Cuper, Rocchia, Cañete, Marcico, Barisio, Basigalup, un pibe que era Fabián Cancelarich, Roberto Gómez, Brandoni, el uruguayo Jiménez, Crocco. Carlos y su cuerpo técnico, donde estaba el Cai Aimar, me enseñaron todo lo que una persona puede aprender de futbol. Aprendizaje en vez de dinero.
DR: ¿Algún ejercicio de entrenamiento de Carlos que te haya sorprendido?
PS: Carlos los hacia jugar a Cuper y Rocchia con una banda elástica atados de una pierna, para sincronizar los movimientos, quién sale o se queda. La sincronización que debe haber entre el arquero y los dos centrales es elemental en el futbol. El funcionamiento de Ferro no lo tenía ningún otro equipo del futbol argentino. Era una máquina. En la actualidad se han copiado cosas de ese equipo, la presión alta, la proyección de sus dos laterales como Gómez y Garre. Dos centrales como Cuper y Rocchia. Jugadores que iba preparando Carlos Aimar como Marchesini, que reemplazó a Rocchia.
José Pepe Suarez, la humildad de los grandes. Simpleza y contundencia en sus conceptos. Desafía el paso del tiempo con una única receta: Su amor por el futbol y respeto a su esencia. Está en la gran vidriera de los famosos poco conocidos.
