Por Ariel Rapp (@cambiodefrente1)
El domingo pasado se dio por inaugurado, con un gran despliegue de artistas, luces, y sonidos la Copa del Mundo en Qatar. Con un mensaje de unión y tolerancia entre los pueblos se inició el primer Mundial en Medio Oriente. Pero como bien se sabe, los mensajes ocultan bajo la alfombra muchas situaciones que los contradicen.
La gran cantidad de muertos en la construcción de los estadios que dejó entrever el sistema de precarización y trabajo esclavo del país sumado a que el gobierno qatarí condenó en reiteradas oportunidades a la comunidad LGBTIQ+ generó muchas polémicas. Sumado a esto, la FIFA de forma cómplice decidió sancionar cualquier expresión política que denuncie eso, tanto afuera como dentro de la cancha.
Pero aunque muchos intenten negar la relación intrínseca entre el fútbol y la política, en Qatar están empezando a aparecer disputas, manifestaciones y luchas que se van filtrando en ese gran manto de silencio que se intenta instalar.
Las consecuencias en el Mundial
El día lunes, en la segunda jornada de la primera fecha de la fase de grupos, salió a la cancha Irán, selección que con una gran campaña en las eliminatorias, supo ganarse un lugar en las 32 plazas del mundial. Al momento de cantar el himno, en el inicio del partido, la selección hizo silencio en protesta por el asesinato ocurrido en septiembre contra Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años que fue brutalmente golpeada por la Policia de la Moral de su país solo por llevar mal puesto su hiyab, el pañuelo que utilizan en la cabeza las mujeres musulmanas y que es obligatorio para todas en la República Islámica de Irán.
La joven estuvo agonizando por los golpes en el hospital hasta que finalmente murió. Al conocerse la noticia, las manifestaciones en contra del gobierno se diseminaron por todo el país persa, teniendo como consecuencia una fuerte represión hacia la población. La manifestación más clara fue de las mujeres, que de forma organizada y en diversos momentos se sacaron la Hiyab e incluso la quemaron en forma protesta por el asesinato y por las situaciones que sufren en el país.
Estas imponentes protestas se fueron generalizando y llegaron también a reflejarse en la selección de fútbol masculino de Irán, que comenzó a manifestarse en su apoyo.
Fútbol y política van de la mano
Durante el partido amistoso previo al Mundial frente a la selección de Senegal, la selección iraní salió vestida de negro tapando el escudo de la camiseta. Además cuando uno de los jugadores referentes del plantel, Sardar Azmoun, realizó el gol del empate, decidió festejarlo en silencio.
Luego, en redes sociales, Azmoun se manifestó a favor de la lucha de las manifestaciones de mujeres en Irán.
En esa misma línea, varios ex jugadores de la selección persa enviaron en octubre una carta a la FIFA pidiendo que descalifique a Irán del Mundial. Argumentaron la brutalidad con la que el gobierno de Irán se dirige hacia las mujeres, no solo por la violencia ejercida contra ellas, sino también por la sistematicidad con la cual son excluidas de las canchas y el mundo del fútbol.
Las tensiones entre la selección iraní y el gobierno continuaron al momento de la publicación de la lista de jugadores para el Mundial debido a que de forma sorpresiva, su publicación se postergó para el día siguiente, cuando ya estaba todo preparado para realizarla. Las principales acusaciones apuntaron al gobierno iraní, quien se sospecha que presionó para que el DT Carlos Queiroz no convocará a Azmoun y otros jugadores que se habían manifestado. Finalmente todos fueron convocados.
Frente a los ojos del mundo
Así llegamos al pasado 21 de noviembre donde Irán se presentó en su primer partido mundialista frente a Inglaterra. Mientras que los ingleses se arrodillaron en protesta contra las muertes y las censuras en el Mundial de Qatar, arrodillándose y levantando el puño que simboliza el “Black Lives Matter”, los iraníes decidieron no cantar el himno de su país al mismo tiempo que sus hinchas emitieron chiflidos.
La derrota por 6 goles a 2 frente a los ingleses no logró opacar la fuerte persistencia de manifestarse de los iraníes, sometidos a presiones y riesgos constantes. Todavía no sabemos qué consecuencia puede tener para ellos en lo que sigue del Mundial o a la hora de volver a Irán.
Mañana viernes la selección saldrá a la cancha nuevamente frente a Gales. ¿Veremos nuevamente alguna protesta? Lo que sí sabemos es que a pesar de que gobierno iraní, la FIFA y Qatar quieran callar cualquier tipo de expresión, los jugadores demuestran una vez más que el fútbol y la política no son asuntos separados y que son conscientes de que millones de personas los están viendo, por lo cual lo que digan o hagan puede resonar y mucho.