Por Julián Quintero (@quinterojuli_)
Lewis Hamilton tuvo un 2020 cargado en su agenda: la pandemia por coronavirus acortó el calendario de una Fórmula 1 que, de todas maneras, lo tuvo a él como campeón, pero también pudimos ver al activista de múltiples causas sociales como la lucha contra el racismo, al ambientalista y aquel que pudo recuperar su relación con Anthony, su padre.
Lewis Carl Davidson Hamilton, hijo de Carmen y Anthony, nació el 7 de enero de 1985 en Stevenage, un pequeño distrito que se encuentra dentro del condado de Hertfordshire, en Inglaterra. A los 6 años comenzó a manejar autos a control remoto y ya supo cual era su sueño: ser piloto de Fórmula 1, sueño que comienza a gestarse en 1998 cuando ingresó en el “Programa de Jóvenes Pilotos de McLaren” y que se cumple en 2007 cuando debuta en el Gran Premio de Australia con un tercer puesto.
«Me sorprende mucho que estemos aquí. Es genial que haya carreras, pero es impactante estar en una habitación con tantos fans alrededor, mientras el resto del mundo reacciona. Se suspende la NBA y la F.1 sigue adelante. El dinero es el rey», así arrancaba el 2020 de Hamilton, peleando contra la organización por la intención de continuar con las carreras de Fórmula 1 y acusando, casi directamente, de mercenarios a los organizadores.
La participación activista más importante que tuvo Lewis, sin duda, fue su lucha contra el racismo. El asesinato de George Floyd en manos de un policía en Estados Unidos generó grandes oleadas de marchas y reclamos en la lucha contra la discriminación a la gente negra y Hamilton decidió también alzar la voz, no por ser negro, sería básico recaer en eso, sino que el actual de piloto de Fórmula 1 también sufrió eso, en su infancia, en la calle, en la escuela, en sus comienzos en el karting e incluso, en su actualidad en la categoría más alta del automovilismo.
¿Acaso Hamilton es un oportunista que usó la causa para conseguir adeptos? Para nada, Lewis es un piloto de Fórmula 1 que se convirtió en el más ganador de la historia superando a Michael Schumacher, tiene éxito, fama y dinero, podría haber elegido quedarse en su zona de confort y sin embargo, sabiendo el lugar que tiene como líder en un deporte que ve tanta gente, tomó la decisión de levantar la bandera de los que no son escuchados y de criticar a aquellos que no escuchan ni hablan al respecto.
«Por favor, no te quedes sentado en silencio, no importa el color de tu piel. Las vidas negras importan. «No hay señal de nadie de mi industria, que por supuesto es un deporte dominado por los blancos. No se levantaron y se pusieron a nuestro lado. Solo quiero que se sepa que los conozco y los estoy viendo», manifestaba Hamilton en medio de una conmoción mundial que fue nombrada como “Black Lives Matter”.
El ser humano está lleno de capacidades ya sea físicas, intelectuales, morales o de otra índole como la percepción. Según Max Weber, el desarrollo de la empatía puede darse de manera inconsciente, a veces resulta fácil darse cuenta que es lo que está pasando con la otra persona, debido a que probablemente se haya pasado por experiencias similares y de esta forma identificar rápidamente las “características comunes” que describen perfectamente esa situación.
Entonces, Hamilton empatizó con todo lo que estaba ocurriendo, probablemente haya desarrollado esta característica del ser humano que pocos tienen pero que es sumamente valorada. Hamilton vio la noticia y se acordó de Lewis, aquel que sufría discriminación en su clase por ser negro, en las calles o en el karting y ante eso, decidió levantar la voz, por él, por su compañeros y compañeras y por las generaciones futuras, en busca de construir una mejor sociedad.
Lewis, en este sentido, sabe de dónde viene y hacia dónde va y él lo expresa muy bien: «Todos tenemos un rol importante, cada uno tiene voz, debemos hablar y hacer más. El mundo tiene muchos problemas y yo puedo cambiar las cosas. Este es mi sueño, formar parte de la solución y no del problema” y también hablaba sobre sus referentes y cómo se ve en ellos: «Muhammad Ali es mi favorito por su carisma, estilo, la técnica, me fascina lo que ha hecho y me impactan sus valores. También Serena Williams. Y luego Nelson Mandela, claro. Creciendo entendí por qué estas personas son una inspiración, no solo porque son grandes de la historia, sino también porque tienen mí mismo color. Los miro y pienso ‘han hecho algo grande, yo también puedo hacerlo’”.
Sin embargo, este 2020 también tuvo a Hamilton en un nivel altísimo, junto con su equipo, en la competición de Fórmula 1. Sin embargo, la carrera al título no comenzaba de la mejor forma debido a que no conseguía el podio en el Gran Premio de Austria producto de una sanción aplicada por no respetar las banderas amarillas. Pero el británico no se quedó en la frustración y él, que es un claro ejemplo de perseverancia y triunfo, optó por tomar los días libres dentro del circuito, con los mecánicos para trabajar en su coche y los resultados están a la vista.
Lewis es un auténtico rompedor de récords: hace tres años, logró la mayor cantidad de poles position, superando a Schumacher con 68 (actualmente posee 97 clasificaciones en primer lugar); este año logró conseguir el récord de victorias con 92 en el Gran Premio de Portugal y un fin de semana antes, en el Gran Premio de Barcelona en Montmeló, consiguió el récord de podios con 155 en su haber; pero tal vez el más importante, es el de los campeonatos mundiales, porque el piloto de F1 consiguió en el Gran Premio de Turquía, tres fechas antes de la finalización del campeonato, su título mundial número 7, igualando a Michael Schumacher en cantidad de torneos ganados. Sin dudas, estamos ante la presencia de un corredor que no solo puede convertirse, momentáneamente, en el más ganador de la historia, sino también en aquel que mejor lo haga.
Y detrás de toda esta historia, también está Anthony, su papá, aquel que le inculcó la pasión por el automovilismo cuando a los 8 años le regaló un Go-Kart y se pasaban horas y horas practicando. Su padre fue su mánager, Anthony manejó la carrera de Lewis, se ocupó de sus asuntos deportivos y también de los económicos, claro, el padre tenía tres o cuatro trabajos para mantener la pasión de su hijo, trabaja día y noche y cuando no, arreglaba el karting de su hijo.
La historia se corta cuando en marzo de 2010, el piloto decide a echar a su padre del cargo de mánager con el motivo de tenerlo de padre y poder disfrutarlo desde ese lado, pero pasó todo lo contrario: durante un año y medio, los Hamilton se distanciaron, el padre no acudió a ninguna cita del Mundial de F1 de esa temporada y se reflejó en lo deportivo: Sebastian Vettel, de Red Bull, se llevó esos dos campeonatos mundiales.
Afortunadamente, la relación se recompuso con el paso del tiempo y ahora Anthony puede disfrutar más de Lewis y también de Hamilton, pero con otra mirada, la de un padre. “La familia es lo más importante del mundo. No puedes elegir a tu familia, pero puedes hacer que funcione con ellos sin importar tus diferencias, ellos son los que estarán allí cuando no tengas nada”.