Por Hernán Aisenberg (@cherno07)
Habiendo pasado un par de días del fervor y la emoción de la final vale la pena escribir para recordar, para dejar asentado en la memoria que nuestra bandera fue protagonista en uno de los mundiales más lindos, más parejos, más vistosos y más emocionantes que dejó este deporte.
Antes de meternos en el balance absolutamente positivo de nuestra selección, hay que mencionar que los cambios propuestos por la Federación rindieron frutos y le dieron un salto de calidad al nivel. Más equipos, más grupos, menos equipos por grupos y con la clasificación a Tokio de por medio. Todas las selecciones tenían objetivos que cumplir cuando llegaron y todas jugaron “por algo” hasta el día que terminaron su participación. Cada partido valía y como tal, cada partido se jugaba a matar o morir. Casi ningún equipo fue a sacarse las fotos con sus ídolos y este es el primer legado que la Selección Argentina le dejó al mundo: con trabajo, esfuerzo, entrenamiento, se puede ganar.
Por otro lado hay que reconocer que también se abrió el abanico de protagonistas con el desarrollo de los nuevos países europeos y con la apertura de la NBA a jugadores extranjeros desde la década de los 90 del siglo pasado. La ex Yugoslavia y la ex URSS, junto con los Estados Unidos, eran absolutos dominadores de todas las competencias internacionales de esta disciplina dejando a todas las demás selecciones fuera de la disputa. Era enorme el esfuerzo que tenía que hacer el resto para colarse en un podio. Sin embargo este año apreciamos un mundial en el que al menos seis selecciones llegaban a China por el título y al menos otras seis venían para intentar colgarse la medalla. Pero además eran más de 20 los equipos que vinieron en busca de una clasificación a Tokio o al menos un pasaje al repechaje de febrero del año próximo.
Dicho esto y ya sin la presencia de nuestra Generación Dorada (salvo el capitán de 39 años, Luis Scola), sin jugadores que actualmente representen equipos de la NBA y sin pivots que estuvieran disputando grandes ligas europeas, el segundo puesto de Argentina fue sin dudas una enorme victoria. “Ganamos la plata, no perdimos la final” dijo Hernández ni bien España nos sacaba 20 puntos de ventaja terminando con el invicto que traíamos hasta ahí. Siempre dijimos que el fixture podía ser determinante para que Argentina, sin transpirar demasiado, se metiera entre las mejores ocho selecciones del mundo y se ganara una plaza para Tokio 2020. Sin embargo la sorpresiva victoria de Brasil sobre Grecia complicó mucho las cosas. Llegar a cuartos ya no garantizaba una plaza olímpica y había que planificar ganarle a Serbia o España, quien fuera rival en cuartos.
Por suerte Argentina llegó invicta al partido de cuartos y la derrota de Brasil con Checa volvió a despejar el sueño del quinto juego olímpico consecutivo. Ya clasificada a Tokio la selección se mentalizó que tenía que correr el techo al infinito y más allá. Campazzo, Lapro e incluso Vildoza venían demostrando que la media cancha argentina era para temerle. No solo en ataque y con buen tiro de tres puntos, sino principalmente en la defensa en la primera línea y los robos de balón que generaran contragolpes y puntos rápidos al equipo del Oveja. Además Garino y Brussino mostraban que podían defender a cualquiera y Deck que no tenía miedo de penetrar en tierra de gigantes. Las dudas seguían estando en el poste. ¿Podía Scola con sus 39 años seguirle el ritmo a pivot como Jokic, Gasol o Gobert? ¿Podía Marcos D´Elia batallar cada rebote con las deficiencias físicas que tenía en comparación con otros monstruos? ¿Caffaro y Taya estaban a la altura de una cita mundialista? Todas preguntas que no podían responderse jugando contra Corea, Nigeria, Rusia, Venezuela o Polonia. Pero esos partidos sirvieron para elevar la confianza del plantel, calmar la ansiedad con sonrisas, buenos resultados y un excelente nivel de básquet.
El martes 10 de septiembre Argentina enfrentaba su primer prueba de fuego. El principal candidato al título había perdido con España en segunda ronda y se nos había cruzado. Sin Teodosic (que no jugó el mundial por una lesión) pero con el monstruo Nicola Jokic (pivot de Denver Nuggets y parte del quinteto ideal de la última temporada de la NBA) y el tremendo alero de Sacramento Kings Bogdan Bogdanovic. Los serbios salieron a declarar que ya esperaban encontrarse y derrotar a EEUU, algo que finalmente lograron pero no en semifinales como esperaban, sino por el 5to puesto.
Argentina dominó el partido con Serbia de punta a punta. No habían encontrado nunca el juego de Jokic. El trabajo defensivo era tan bueno que con 20 puntos de Scola y 18 de Campazzo fue suficiente. Salvo un pequeño bajón en el tercer cuarto, el equipo jugó con una concentración y una convicción que daba miedo a los rivales y orgullo a quienes lo mirábamos por la TV. No solo el periodismo salió a reivindicar a este equipo. Todas las viejas glorias salieron a felicitar al equipo. Chapu Nocioni, Leo Gutierrez y hasta Pepe Sánchez y Manu Ginóbili que viajaron a China para decírselos personalmente.
El rival de semifinales se suponía que podía ser EEUU, pero Francia dio la sorpresa con un equipo lleno de figuras de la NBA y la Euroliga. Rudi Gobert (el mejor defensor de la NBA, pivot de Utah Jazz), Evan Fournier (escolta de Orlando Magic), Nando De Colo (base del Fenerbahce turco), Nico Batum (ala de Charlotte), Frank Ntilikina (base de New York Knicks) entre otros. Todas figuras que volvieron a subestimar al equipo argentino. “Si perdemos volvemos a París como tontos” dijo Fournier después de ganarle al devaluado Dream Team de Greg Popovich. Pero el escolta no se imaginaba que iba a encontrarse un equipo tan pero tan sólido en defensa que dejaría a los galos en 66 puntos, la anotación más baja de una semifinal de mundial. Luis Scola aportó 28 puntos y 13 rebotes. Desde el inicio (12-2) la defensa argentina fue imbatible, Francia jamás estuvo en partido y el techo del equipo de Hernández parecía no existir. Manu vio el partido desde la tribuna junto a Kobe Bryant que no paraba de sorprenderse. Los únicos que no se sorprendieron eran ellos. Los 12 de blanco y celeste que siempre confiaron en su propio potencial.
En la otra llave España se había hecho cargo de la parte que le toca. Primero despachó a Polonia sin despeinarse y después le tiró encima toda la jerarquía a Australia que venía haciendo un mundial bárbaro pero que le pesó tener que resolver el match. Mills, que había sido la figura del partido, erra un libre clave que pone a España en el suplementario y luego en otro para terminar ganando por peso propio en un contundente segundo suplementario. 33 puntos de Gasol y 12 asistencias de Rubio fueron imposibles para Australia que otra vez se volvió a quedar a las puertas con su mejor generación.
España también se llevó la final con tranquilidad. Final de la que prefiero no explayarme. Si bien Argentina no jugó mal, tampoco hizo su mejor partido, especialmente Campazzo y Scola, sus dos figuras que se vieron sumamente contenidas con la defensa española. Mucho más por mérito de los de Scariolo que por debilidades propias, el equipo argentino fue superado por primera vez en todo el torneo. No alcanzaron los 24 puntos de Deck contra el goleo repartido de los gallegos que de la mano de Rubio ganaron el mundial de punta a punta.
Vale recordar también que España llegó a esta cita sin 4/5 jugadores que podrían haber sido titulares. El potencial de los ibéricos es enorme y se preparan para ir a revalidar en Tokio sabiendo que EEUU dolido en su ego irá por la revancha. Francia, Argentina y Australia también serán parte de los equipos que busquen el podio olímpico y Serbia, Grecia, Lituania, Italia, República Checa (de gran mundial), Rusia, Turquía, Brasil, Canadá y Puerto Rico deberán matarse en el repechaje que se vendrá en febrero. Son muchos los equipos que buscarán las únicas cuatro plazas que todavía hay en juego.
Este deporte que era y es altamente lógico, se volvió tan competitivo que lo que se viene parece todavía mejor. Lo que si queda absolutamente claro es que en cada competencia donde EEUU, Serbia, Grecia, Lituania, España o Croacia se preparen para ganar, tendrán que respetar e incluir en ese pelotón a nuestra selección que con muchísimo esfuerzo y prepotencia se ganó un lugar entre las potencias. PARA SIEMPRE!
Lo que dejó el mundial en números:
La consagración: España sin dudas demostró todo su potencial, al igual que Argentina. Los dos finalistas son consagrados. Creo que al igual que los dos semifinalistas. Jugaron de igual a igual y demostraron un montón de nivel. Polonia y Checa también mostraron más de lo que se esperaba de ellos y el equipo de Brasil demostró que nunca da nada por pérdido. Sin embargo lo de los dos finalistas es sin dudas para siempre. Se ganaron un lugar entre las potencias, lugar que solo había para los EEUU, los países de la ex URSS (Lituania, Rusia) y la ex Yugoslavia (Serbia, Croacia). España con dos mundiales, 3 platas y un bronce olímpico y Argentina con un mundial y dos platas mundialistas más un oro y un bronce olímpicos se acomodaron ambos detrás de EEUU, Yugoslavia y URSS en las tablas historicas.
EL MVP: El base español Ricky Rubio llegó a su gran consagración personal y colectiva. Lideró al equipo que ganó de punta a punta y demostró que los pivot pueden tener potencia pero los que mandan son los que conducen desde la cabeza.
El quinteto ideal: Junto con Rubio que le ganó el duelo de bases a Campazzo completan el quinteto Bogdanovic, Fournier, Scola y Marc Gasol. Acá queda demostrada la grandeza de Argentina que metió a Scola entre los 5 mejores y enfrentó a los otros cuatro, ganandole a dos y perdiendo con los otros dos. Campazzo, Deck y Garino podrían haber estado, pero ya les tocará su hora.
La sorpresa: Si bien para muchos la sorpresa fue el equipo argentino, yo voy a darle la derecha a nuestros jugadores que siempre confiaron que estaban para pelear bien arriba. Me quedó con polacos y checos que se metieron en cuartos de final. En especial me quedo con el equipo de Satoransky que casi sin compañía eliminó a Brasil y Grecia antes de tiempo y estuvo al borde de eliminar a Australia, otro de los candidatos.
La frustración: acá también hay varios candidatos. Se esperaba más de Serbia, EEUU, Grecia y Lituania. Voy a sacar de acá a los caucásicos que quedaron afuera con rivales de fuste (los dos semifinalistas compartían con Lituania el grupo de la muerte) y con una sanción arbitral tan dudosa como caprichosa. Lo de EEUU personalmente lo esperaba. Es un equipo que empezó a fracasar antes de jugar. Así que voy a quedarme con serbios y griegos que llegaron al mundial para ser finalistas y se fueron sin siquiera un lugar garantizado para Tokio. En los papeles Jokic y Giannis iban a competir por el MVP y estuvieron lejos de sus mejores versiones.
La decepción: Además de Grecia y Serbia quisiera meter en este pelotón a China que organizó un mundial y se preparó un fixture para meterse entre los ocho finalistas y así garantizarse un lugar a Tokio. No solo no consiguió ni uno ni otro. Fue tan malo lo de los asiáticos que se quedaron incluso fuera del repechaje.
Goleadores: El nacionalizado coreano Guna Ra se quedó con ese premio con 23 puntos por partido. Pero como este es un deporte de equipo hay que decir que de los equipos que llegaron más lejos, Bogdanovic y Fournier encabezan la lista de anotadores con más de 20 puntos por partido.
Rebotes: Guna Ra también encabezó la tabla de rebotes por partido, pero se destacan los casi 10 rebotes por partido de Gobert que ayudaron a que Francia alcanzara la medalla de bronce.
Asistencias: Dennis Schroeder el base alemán lideró esta faceta, pero apenas abajo se encuentran dos de los mejores bases del torneo: Tomas Satoransky y Facundo Campazzo. Ambos dos podrían haber estado en el quinteto ideal si no hubiesen competido con el base campeón y el MVP del mundial y la final.