«En 10 años la queremos ver a Maca Sánchez levantando la Copa del Mundo»

Casi una década. Algo simple como juntarse a jugar a la pelota, después comer un asado y charlar de política. El fútbol como excusa para estar juntas y darle el carácter que la cultura del negocio olvida: una herramienta que puede generar cambios, que puede promover transformaciones. No son muchas de entrada pero lo sostienen y lo reconfiguran con el tiempo. Hoy, en momentos en que el fútbol femenino trasciende y empieza a volverse más masivo, la tozudez recoge sus frutos. Son muchas, están unidas y organizadas. Se juntan y celebran. De la manera que más les gusta: pateando una pelota y cultivando lazos de solidaridad. Y también pateando mandatos y prejuicios que todavía persisten.

El Picado Evita Capitana cumplió 9 años y allí estuvimos para conversar con Ayelén Rodríguez y Luciana Gargini, dos integrantes del espacio. De los orígenes a la necesidad de construir un fútbol que sea de todes, con el feminismo como bandera. 
Festejo de los 9 años
¿Cuál es el origen del Picado Evita Capitana?

Luciana Gargini:

El Picado pasó por muchas etapas desde que se empezó a construir. Inicialmente nos llamábamos picado nacional y popular femenino porque seguimos la iniciativa de unos compañeros varones que tenían el picado nacional y popular masculino que era juntarse los sábados a jugar a la pelota y después ir a comer un asado y charlar más que nada de política. 
Como mujeres fue muy interesante porque a través de esa herramienta de lo que era la charla política, también nos dimos cuenta que habíamos un montón de mujeres futboleras que estábamos solas por la vida pensando que estábamos solas y no, la verdad es que era un interés y un gusto en un montón de mujeres y nos permitió juntarnos. 
Ellos siguieron con el mismo tipo de actividades, nosotras en un momento empezamos a hacer cosas más orientadas a lo solidario, como la de hoy. Empezamos con una colecta, una vez que hubo un temporal en Lanús, para ayudar a la gente del barrio, que había tenido muchos problemas, había quedado con muchas carencias, fuimos a los barrios, ayudamos incluso a la gente con sus casas, que estaban inundadas, muy mojadas. 
Y ahí nos dimos cuenta que teníamos, además del gusto por el fútbol, una capacidad para organizarnos para otras cosas y decidimos empezar a ampliar por ese lado. Y articulamos con universidades públicas, íbamos a sus campus a jugar al fútbol, en algunos barrios reacondicionamos potreros y así fuimos creciendo. También participamos en su momento en el conflicto del Hospital Borda, comenzamos ayudándolos con el tema del gas y metiéndonos en ese tema nos dimos cuenta que estaba el conflicto del Taller 19 y empezamos a acompañar a los trabajadores desde adentro con jornadas todos los sábados, recreativas, compartiendo con los pacientes y resistiendo un poco ahí el cierre de ese sector del Gobierno de la Ciudad para instalar el Centro Cívico. 
Después que pasó la demolición del Taller, ese fue un momento clave del espacio. Algunas compañeras decidieron por ahí seguir la militancia política de una manera más orgánica, por otros caminos super valiosos pero no a través del fútbol. La verdad es que quedamos todas muy dolidas después de lo que pasó y por ahí se alejaron de toda la situación, totalmente entendible. Las que quedamos decidimos sostener y reconstruir un poco y centrarnos en el fútbol como la principal herramienta. Ahí la elegimos a Evita como nuestra capitana y volvimos a jugar todos los sábados en una canchita y así fue como se empezaron a sumar un montón de chicas como Aye que está hace menos tiempo, pero parece que estuviera hace mil porque se metió de lleno y ahora es una de nuestras voces.
Lo que tiene ese espacio es que vienen pibas con orígenes totalmente distintos y la idea es mantener esa dinámica y por eso está bueno que se escuchen, las pibas que no tienen ese mismo recorrido pero que tienen su propio recorrido personal con el fútbol y le aportan un montón al picado.

Ayelén Rodríguez:

Sí, yo siempre jugué recreativamente. Vivo en Mataderos, en Los Perales y ahí todo es parque, edificio, parque, edificio y en el parque siempre jugué. Después estuve muchos años jugando en un torneo con las compañeras de laburo de mi papá que me anotó sin consultarme pero sabe que me gusta el fútbol y no iba a decir que no. Y ahí fue que caí acá porque dejé de jugar ese torneo con las chicas porque ya no me daban los horarios entre laburo y facultad y caí acá al picadito por un amigo en común y no me fui más. Porque lo que tiene esto es que te contagia, acá en el espacio conoces gente que en otros ámbitos no te hubieras encontrado nunca, y el fútbol también es una herramienta para eso, para unir, no para desunir justamente. Me quedé acá porque también encontré un espacio de militancia porque con las chicas, si bien cada una puede marchar en distintos lados con sus organizaciones, nosotras vamos juntas. 
Acompañando la lucha del Borda
¿Ustedes no pertenecen todas a una misma organización política?

Luciana:

Inicialmente éramos pibas que estábamos en distintas organizaciones, Kolina, PM, La Cámpora y otras pibas que no, pero en general sí. Ahora es una diversidad absoluta, seguimos una misma línea, nuestro nombre un poco indica que tenemos una impronta, pero no es condición para nada. Sí ha pasado que pibas que no militaban ahora lo hacen y buscan un espacio más orgánico porque se involucran. O generen sus propios espacios como Racing Feminista. 
Nosotras, más allá de lo que es la militancia territorial, el fútbol nos interesa mucho como herramienta obviamente para conquistar espacios, para generar movidas colectivas pero también para construir nuestro derecho al fútbol. Es algo que se repetimos mucho: para nosotras el fútbol es un derecho, y no solo acompañamos la lucha de las jugadoras profesionales o que quieren serlo en el futuro, sino en todos sus ámbitos, yo lo hago particularmente también desde lo periodístico, somos hinchas y socias de nuestros clubes y también queremos disfrutar de la misma manera en las tribunas y dentro de nuestros clubes ocupar espacios de decisión. 
Pero este espacio se centra en el fútbol como un disfrute, que parece una boludez pero no lo es, eso de te juntas con tus amigas, vas, te tomas esas horas por fin de semana para hacerlo, te quedas tomando una birra, eso que para los pibes desde chiquito es una rutina, a nosotras nos ha pasado que “no puedo ir porque me tengo que quedar con mi hijo y mi compañero no puede/no quiere/no se hizo el espacio”, entonces también a veces nos pasa que “no, venite” y se vienen un par de más, lo cuidan afuera, queremos reforzar eso de que el fútbol nos da el derecho al disfrute y al goce y a hacer de nuestros cuerpos lo que queramos, es una herramienta más el deporte para librar nuestros cuerpos y creo que ese es el eje de este espacio. 

Vinculado un poco con eso, ¿de qué manera las atravesó y las atraviesa la marea feminista, la articulación con el feminismo?

Luciana:

Sí, eso lo hablábamos también. Primero que siempre decimos que nadie nació ni nace feminista, nos fuimos construyendo, siempre tuvimos claro que teníamos que ganar los espacios de otra manera porque nos lo hicieron saber. Al principio estábamos jugando en la canchita y se metían, tenemos compañeras en los barrios que las han sacado a piedrazos, las han lastimado. Éramos conscientes que no era fácil siendo mujer, quizás no teníamos un marco teórico, y obviamente no teníamos la organización social que hay ahora feminista. Así que cuando todo esto se empezó a gestar, nos interpeló enseguida. Aparte nos hizo sentir abrazadas, ¿viste que recién decíamos que nuestros aniversarios los festejabamos solas o con nuestros compañeros varones? No estaba esto y este año queríamos hacerlo así porque estamos enamoradas de lo que pasa y queremos ser una red muy grande de verdad. Queremos que a partir de ahora sea así y el feminismo algo que tiene es sentir que nunca más vas a estar sola para nada y queremos seguir sintiendo eso. 
Igual está bueno que hable Aye porque yo soy muy grande, tengo casi 40 años y ella es muy joven y nació como al calor de un montón de cosas, no nació pero prácticamente y creo que puede tener una mirada distinta y súper rica respecto a esto que vos preguntás. 

Ayelén:

Igual a mí me encanta escuchar a Luti, la escucharía horas. Aprendemos mucho juntas todas. Sí siento que ahora es como que todo esto que se dio con la profesionalización y demás, le abrió las puertas a muchas más chicas que antes quizás no se animaban y la marea feminista arrasó con todo. Y está bueno que ya no se siente el miedo de decir “me gusta jugar a la pelota” y que “ay no, me van a decir que soy un hombrecito o lo que sea”. Que a mi de chica me pasaba. 
A mí por ahí mis vecinos que en su mayoría eran varones no me querían dejar jugar, porque sos nena, o te iban despacito, y si te tengo que ir a trabar, te voy a trabar igual, eso también es parte de que no se nos quede la idea de que el fútbol femenino es dulce y delicado. Si tenemos que poner el pie, lo ponemos, porque también así fue toda nuestra vida como mujeres, siempre es una lucha más, que por ahí la que tienen que dar los hombres en ciertos espacios, a nosotras siempre nos cuesta más todo. Porque como bien decía ella te lo hacen saber, que te va a costar llegar a donde quieras llegar. Y estar así acompañada y demás te empodera, yo siempre que juego con las chicas, salgo empoderada, juego todo, y eso también es un montón, que el fútbol te genere eso, jugarlo y demás, porque si bien por ejemplo yo siempre jugué, quizás otras chicas no y que vengan y se sienten libres de poder jugar y hacer con su cuerpo lo que deseen, también esta bueno, es una herramienta para empoderarse en un montón de cosas. 
Por un fútbol femenino profesional
Luciana
Al ser recreativo tiene eso también. Tenemos obviamente derecho a competir y que haya torneos para nosotras y todo, pero por ahí hay un montón de pibas que no se acercan al fútbol porque dicen “no estoy a la altura”, “me voy a lastimar”. Nosotras pretendemos que eso cambie, y no nos pasa a nosotras solas que la competencia te limite. Algo de lo que nosotras nos enorgullecemos un montón es haber generado un espacio de fútbol mixto desde hace tiempo. Primero logrando que muchos pibes que juegan hace bocha y juegan torneos se animen a meterse en la cancha con nosotras, con todos los prejuicios del mundo y salgan diciendo “me divertí, ¿cuando jugamos el próximo?”. Y lo que también nos pasa que un montón de esos varones que han venido a jugar nos dicen “yo me siento cómodo acá porque nunca jugué bien o no estuve a la altura y mis amigos o clubes donde estaba no me incluyeron”. Entonces me parece que este tipo de espacios esta bueno para eso, porque a pesar de que nosotras tenemos toda la opresión que se conoce, la lógica del fútbol desde la competencia más machista y patriarcal que manejamos socialmente, excluye a algunos varones también y acá han encontrado su lugar así que eso nos copa un poco.

Ayelén:

Sí, yo una vez llevé a unos amigos para un mixto porque faltaban jugadores y lo hicimos mixto. Y mis amigos se fueron re contentos, nunca antes habían jugado con chicas. 
Efectivamente esa lógica que mencionan nos atraviesa totalmente a los varones. Hace unos días nos juntamos con unos amigos a jugar al fútbol y vino un pibe nuevo – lo había traído uno porque nos faltaba – y todos le preguntábamos a nuestro amigo cómo juega, para ver como armábamos los equipos. Aún en un fútbol que es recreativo, donde no importa si perdes o ganas, y donde después nos juntamos todos a comer, nos permea esa competencia machista y patriarcal.

Luciana:

Yo veo con mis compañeros de trabajo que se dicen “trajiste a ese que jugaba mal” y por ahí era la excusa para juntarse a comer asado después. Yo soy re futbolera de chica como muchas de acá y obviamente que tuve que deconstruir, sacarme de encima un montón de cosas, como hincha, que después cuando empezamos a jugar las replicábamos, y porque un poco también para entrar, ahora tenemos más herramientas y mas compañeras, para ganar cierto espacio quizás nos masculinizabamos, no solo en el sentido de “se vuelven machonas”, sino en el trato, en la forma de jugar, de competir y eso lo pudimos deconstruir también. 

Ayelén:

Creo que también los procesos de deconstrucción para las mujeres son más rápidos que en los hombres. Pero con todo esto del fútbol se está dando, lo veo en mis amigos, lo veo quizás hasta en mi viejo que es una persona más grande, pero cuando digo que voy a jugar a la pelota, él encantado, jamás un prejuicio en ese sentido, tenemos nuestras diferencias porque él es de Boca y yo soy de San Lorenzo pero bueno, en ese sentido jamás “no juegues, porque sos un machito”. Ya no es así, los varones tenían mucho eso de “jugas como una nena” y la respuesta sería “¿por qué no?, jugá como una nena, si nosotras también jugamos”.

Luciana:

Ahora está el debate del fútbol mixto. En su momento nos decían un montón de cosas de por qué no daba el fútbol femenino y esas mismas excusas que nos ponían en ese momento ahora las ponen para el fútbol mixto. Quiere decir que el fútbol femenino dio sus pasos, ya se naturalizó y ahora es “femenino sí, pero mixto no”. Bueno, por ahí en algún momento el fútbol se convierte en otra cosa, ahora el fútbol es el masculino, y no, la verdad es que el fútbol es fútbol y creo que ese es el camino que se está haciendo. Nosotros igual estamos en un microclima, eso hay que reconocerlo, después por ahí te encontras en otros ambientes donde el discurso está muy fuerte y realmente sigue siendo mayoritario. Pero ver que ahora somos 1000 cuando antes éramos 10…
Ni Una Menos
Si ustedes tuvieran que ver una imagen del fútbol femenino dentro de 10 años, ¿que ven o que quisieran ver?

Ayelén:

Yo la quiero ver a Maca Sánchez levantando la Copa del Mundo. 

Luciana:

A Maca la conocimos acá, a través de su hermana, que jugaba acá.

Ayelén:

Fue justo el primer partido que vine yo a jugar al picadito, que nos dieron una clase con una compañera. 

Luciana:

No, fue antes, hace mucho. Maca había venido a darnos unas clínicas. Es nuestra gran imagen mental, como dice Aye.

Ayelén:

Y nosotras en las tribunas, porque ya para profesionales no estamos. 

Luciana:

Hay gente que tiene a Maradona, a Messi, nosotras la tenemos a Maca Sánchez, y yo creo que eso es lo importante. Más allá de lo que es como futbolista, ella representa un montón de cosas, es también una militante feminista y nos representa en absolutamente todo. Después en lo formal aspiramos a que no sea esa cosa del femenino o el masculino, aspiramos a un solo futbol y que todos lo podamos disfrutar desde todos los ámbitos, en el que cada uno se sienta cómodo.

Ayelén:

Un fútbol sin género como todo deporte. Basta de la división, lo binario no lleva a ningún lado, conduce a esta violencia y a un montón de cosas que hay que erradicar. El fútbol en argentina es el deporte popular, tanto el fútbol como todos los deportes tienen que ser utilizados como una herramienta de construcción en lo social sobre todo. Es el fútbol que queremos, disidente, inclusivo, basta de la separación por un lado las mujeres, por otro los hombres, no es por ese camino, la división no conduce a nada. 

Luciana:

Va a ser largo el camino porque cuando hay que romper estructuras de poder la reacción es bastante álgida. Lo vimos en el mundial con Megan Rapinoe, una de las grandes, que también ha tenido sus vueltas por las cosas que dijo. Hay cosas que cuando se dan, no se retrocede. Ojalá que espacios como estos se multipliquen. En su momento cuando iniciamos el proyecto, viajamos también a otras ciudades de diferentes provincias para dar a conocer nuestro espacio y la idea era hacerlo federal. Esa era la realidad, después los caminos llevaron para otro lado. 

Ayelén:

El fútbol tiene muchas facetas, para cada uno por ahí significa cosas distintas. Yo por ahí voy a ver a mi equipo, en la cancha me saco y soy un desquicio y acá es mi momento de goce, yo disfruto de jugar a la pelota, me relajo, me olvido de un montón de cosas, me abrazo a mis amigas.

Luciana:

Siempre nos dijeron “no sabemos competir”, son arpías entre ellas…

Eso es super interesante, esa visión que habia construida de que las mujeres son competitivas entre sí, que no pueden jugar en equipo…

Luciana:

O que no tenemos el espíritu del fútbol. Cuando empezamos a jugar nosotras no contabamos los goles y nos decían “eso no es fútbol” y se nos reían literalmente, inclusive muchos compañeros. “Nos están imitando pobres, pero eso no es fútbol”. Ahora algunos no nos lo dicen y otros en privado nos han dicho “felicitaciones por la tozudez”.

Ayelén:

No rompimos nada y construimos un montón.
Con la gran Mónica Santino 

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