Mesa de operaciones

La muerte de Pablo Serrano desnudó un montón de miserias en el periodismo y la necesidad de plantear elucubraciones sin información sobre la mesa.

Por Lionel Pasteloff (@NosoyLionelP)

En un fútbol donde las muertes suelen estar relacionadas con la violencia entre barras, el fallecimiento de Pablo Marcelo Serrano en el Monumental durante el partido entre River y Defensa y Justicia expuso otras problemáticas. Este simpatizante de 53 años fue utilizado vilmente, como protagonista involuntario, de una operación de prensa.

En este caso se trató de un despliegue mediático destinado a proteger a la institución millonaria y su dirigencia. Algo que se dificultó ya desde el inicio, cuando no abundaban las certezas y había que “decir algo”. Ahí el ¿periodista? partidario Juan Cortese se hizo notar junto a sus compañeros de TyC Sports deslizando teorías sobre suicidios e infartos como causales.

No tardaron en sumarse Olé y sus redactores. “Tragedia” y “fatalidad” se repitieron tanto que costaba diferenciar a un canal de otro. Cualquier idea que abonara la hipótesis de una muerte accidental y/o sin responsabilidad de la entidad era recibida con agrado.

Más tarde llegó el comunicado institucional de River, que estaba en la misma sintonía. Afirmaba que Serrano “se arrojó al vacío”, término ambiguo que podía prestarse a una idea suicida que nadie pudo fundamentar. Ahí se hizo presente la fiscal estrella del angelicismo, Celsa Ramírez.

Suspendió por 24 horas la tribuna en cuestión (Sívori) y dicha inhabilitación se extendió al martes. Mientras tanto, en cadena nacional los medios deportivos que todos conocemos hacían hincapié en contar los esfuerzos denodados de la gestión de Brito para sacar adelante este contratiempo y tener disponible la tribuna cuando jugaran contra Fluminense. Ninguno se mostró tan conmovido hablando de Serrano.

Fue tal la malicia y el nivel de desinformación que la hija del difunto debió escribir tweets al respecto, desmintiendo versiones antojadizas arrojadas al aire y a la web. El club, rápido de reflejos, accionó “acercándose” al hermano de la víctima y obtuvo declaraciones convenientes sobre un problema en sus manos que pudo ser motivo de su caída. No hubo ninguna pericia sobre eso pero rápidamente se repitió hasta hacerse verosímil.

Como el show debe continuar, la dirigencia consiguió que la tribuna estuviera habilitada para el partido por Libertadores que a la postre terminó en victoria. En repetidas ocasiones se destacó la fidelidad de la hinchada hacia River a través de las redes sociales oficiales del club, pero no hubo ningún recuerdo en particular hacia Serrano más allá del minuto de silencio previo al partido y el recuerdo de algunos de los jugadores como Beltrán o Nacho Fernández. Al final, la historia la escriben los que operan.

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