#BuscandoAlEnganche: De esas venas abiertas solo hay sátiras

Una reflexión desde el punto de vista sociológico a las razones que llevaron a una supuesta desaparición de los enganches.

Por Sócrates Atanzio (@socratesatanzio)

Tratando de encontrar un diagnóstico sobre el rumbo de la identidad futbolística sudamericana, este breve texto propone una reflexión: ¿dónde están los enganches en las grandes ligas latinas? ¿Qué es de la vida del jugador más habilidoso del equipo, el que se convierte en el centro neurálgico de forma natural e instintiva?

América del Sur por su propia naturaleza tiene una relación con el espacio donde la libertad y la creatividad prevalecen siempre sobre la racionalización y lo concreto, así observamos el mundo y así construimos un «individuo común» que dice mucho sobre el ambiente en el que vivimos como latinoamericanos; vemos esto en la disposición de todo materialismo histórico sudaca: arquitectura, ingeniería, astrología, mitologías. 

Todo lo que construimos, en cierto modo, se trata siempre más de adaptarnos a las formas que de adaptar la naturaleza a las formas determinadas por nuestra mano. De esta demostración de cómo manipulamos nuestro entorno podemos sacar una identidad general de cómo nuestros jugadores pertenecen a una unidad colectiva muy particular, y cómo no tenemos conexión con la cosmovisión concreta y definitiva del Viejo Mundo.

A partir de aquí, luego de una breve presentación de toda la estructura flexible que ha concebido el mundo latino, entraremos en la nueva perspectiva general que reprime todos estos hechos y busca la dominación y reforma de esa naturaleza que para los burócratas ¹ está desprovista de inteligencia y necesita cierta educación corporal y espacial para practicar el juego que entienden como ideal. 

Juego Ideal

¿Qué es el Juego Ideal? ¿Una forma históricamente determinada capaz de contener toda la grandeza del juego en una filosofía seleccionada por unanimidad intelectual y teórica? No, ni siquiera cerca. El juego ideal al que nos hemos enfrentado históricamente es otra de esas ideas brillantes que no son más que coerción colectiva e imperialismo cultural. 

Según esta base de pensamiento, el juego ideal sería aquel que se acercara cada vez más a una ejecución perfecta: dividido en varios períodos, con todos los pases muy justos entre sí y donde cada individuo participara en el juego por igual de forma periódica. Con esta caracterización podemos entender la hegemonía filosófica del juego posicional. 

Perteneciente a una literatura que violenta simbólicamente la historia mundial del fútbol, el juego de posición (“JDP”) tiene bases firmes en Martí Perarnau, quien registró toda la memoria de este «estilo» de manera teleológica, darwinista e ideológicamente radical. Eso provocó una intensa oleada de fervorosas imitaciones/reproducciones por parte de sus admiradores, creando así una lógica esquizofrénica de la realidad que busca su verdad absoluta.

En la visión de Perarnau y otros autores, el juego de posición es una línea de pensamiento (escuela) que se desarrolla a partir de Rinus Michels y desemboca en Guardiola sin ninguna variante o desviación. Para esta pseudo teología, Pep es el alumno designado que revela el fútbol para nuestro tiempo.

Al darse cuenta de cómo se estableció la corriente, es obvio que el «JDP» existe para el fútbol «oficial» -el publicitado y discutido en los medios- en su conjunto, su forma macro y perfecta, ¡su forma única! Aquí encontramos el gran síntoma que acaba cambiando no solo el fútbol sino nuestra cultura, cosas que nos pertenecen.

La denuncia de la masacre 

Tras indagar en el panorama futbolístico contemporáneo, tenemos en mente un posible diagnóstico de la desaparición de nuestra forma de cultivarlo. Es visible; no basta la cultura, las costumbres y las tradiciones, se necesita poder. Y teniendo una América Latina con herencia colonial, no es de extrañar que toda esa construcción social externa hecha por quienes nos dominaron a base de fuerzas mecánicas todavía resuene en nuestra forma de mirar el mundo. 

Si el europeo señala que el mundo es así e inventa que nos conquista, es práctica común que si el europeo señala que estamos equivocados en nuestra forma de jugar al fútbol porque somos demasiado anticuados para lo que consideran “correcto”, lo aceptaremos. Es el maldito síndrome de vira-lata que conceptualiza Nelson Rodrigues.

Antes de entrar directamente en el fondo de una posible causa de la desaparición de nuestras características, ahondaré en cuestiones que esclarezcan el nacimiento de este menosprecio sobre nuestros orígenes.

El técnico, el individuo 

Como ya se explicó, la imposición de una cultura dominante sobre todo el juego de una manera tan específica creó una moral ortodoxa que se cierne sobre los rumbos que toma la proeza de jugar a la pelota como fenómeno social. Para más inri, las personas que lidian con este fenómeno están influenciadas por esa misma superestructura arbitraria que dictamina lo que se debe o no se debe hacer para producir el fútbol ideal.

Todo es una gran tendencia, y gracias a la presión de fuera y a la aceptación de estos dogmas por parte de académicos eurocéntricos que transmiten los conocimientos para «construir» a través del fútbol, ​​nuestros técnicos se ven obligados a aceptar la supuesta inferioridad y a aprender según la ideología «suprema».

El camino alternativo, el de reafirmar nuestra cultura, lleva consigo ser denostados por los medios de comunicación -controlados por la burguesía y fomentando un gran respaldo al supuesto fetichista «conocimiento universal»- ganándose la condición de “atrasados” o “anticuados”.

Como toda tensión tiene su fin en la cultura, el individuo es siempre el choque del mundo con sus diversos mundos. Normalmente, el análisis descarta la pieza más importante de este esquema: el técnico. Es el que guía y estructura el juego en su dimensión virtual; Los técnicos sudacas se vuelven técnicos antisudacas, a veces por presión, a veces por devoción dentro de este contexto arbitrario en el que vivimos. 

Los anti-sudacas

La realidad de nuestro fútbol es de sustracción de nuestra cultura intrínseca, reemplazandola con valores importados que se relacionen con el Viejo Mundo.

Pensando en algunos referentes intelectuales que buscan implantar el “JDP» en las bases de nuestro juego (desde la formación) tenemos un aluvión de nombres que representan nuestra situación actual: Mascherano, Crespo, Rogerio Ceni… y sí, los entrenadores «comunes» también son parte importante del proceso. 

Ya no se dan cuenta de que respiran una desviación de identidad tan grande y profunda que ni siquiera pueden abrir los ojos y sondear posibilidades fuera de este mundo inventado. Es importante recalcar que para tener este control total sobre quien termina de formarse con ellos ​​establecieron que para convertirse en profesional es necesario contar con una especialización y educación propuesta por la propia federación, partiendo desde adentro, asumiendo así, el contenido que se volverá vital para el campo profesional del juego. 

Es así que es posible comprender una parte de lo que sucede en América descubierta por los europeos y únicamente capaz de ser un mundo nuevo según los exploradores.


¹ La mención de los burócratas es una alusión directa a los aristócratas del juego que determinan los contenidos a difundir y trabajar en el deporte. Es cierto que esto no es tan hipercontrolado, pero ya podemos ver que el juego, cada vez más concentrado y limitado a un conocimiento hegemónico, se vuelve estructuralmente lineal y fácil de manipular.


Referencias

BOURDIEU, Pierre. La Reproducción. [S. l.: s. n.], 1970.

ALABARCES, Pablo. Historia mínima del fútbol en América Latina. [S. l.: s. n.], 2018.

LUIS Antônio Simas | doze convida. Producción: Doze Futebol. [S. l.: s. n.], 2019. Disponible en: YouTube. Consultado el: 20 de agosto de 2019.

CARUSO, Luigi. Pelo Interior com Pier Paolo Pasolini: um artilheiro contra o futebol moderno. Extracampo, [S. l.], pág. 1-4, 18 de abril 2023.


Agradecimientos

Agradezco a Emiliano de «La Pelota Siempre al Diez» por confiarme la oportunidad de publicar este texto aquí. Es uno de los mayores incentivos que podría tener. Y una mención a József Bozsik por aclarar cómo podemos entender el fútbol como un movimiento colectivo inseparable de la sociedad.


#BuscandoAlEnganche tiene otras dos notas que van de la mano con esta. Podés encontrarlas acá:

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