Por Guido Antonelli (@GAntonelli1996)
Cuando Guillermo Coria dio su primera lista como capitán de Copa Davis, apareció un nombre que jamás había estado: el de Sebastián Báez. El nacido en Billinghurst, San Martín hace veintiún años conquistó seis torneos Challengers en 2021, lo que le permitió cerrar la temporada entre los cien mejores singlistas del ranking ATP. Una temporada en la que había comenzado afuera del top 300 pero que, con un tenis de alto vuelo, fue escalando posiciones para acercarse a su puesto actual: 62.
El domingo, en Santiago de Chile, Báez jugó su primera final ATP. El argentino partió como séptimo preclasificado y dejó en el camino al peruano Juan Pablo Varillas, a su compatriota Juan Ignacio Londero, al brasileño Thiago Monteiro y al español Albert Ramos Viñolas -segundo sembrado- en semifinales. En el partido decisivo luchó hasta la última pelota, pero cayó ante el ibérico Pedro Martínez Portero en tres ajustados sets por 4-6, 6-4 y 6-4. Esta semana estiró su racha en el país trasandino a veintiséis victorias y apenas tres derrotas en los últimos doce meses, debido a que el año pasado se coronó en dos Challengers en la capital y uno en Concepción.
De padre veterano de Malvinas y menor de tres hermanos, Sebastián agarró una raqueta a los dos años y nunca más la soltó. A los cinco ingresó al Club Sportivo Villa Ballester y a los diez se dio un hito que marcaría sus inicios, cuando ganó un torneo para chicos de su edad en el Parque Roca. El premio era practicar una semana en la academia de José Luis Clerc, pero Batata quedó maravillado con su tenis y esa semana se extendió hasta 2015. Desde ese año -en el que ganó el prestigioso Orange Bowl con catorce años en su versión sub-16- está con su actual entrenador Sebastián Gutiérrez, quien en ese entonces trabajaba en el departamento de desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis colaborando con Daniel Orsanic. En marzo de 2018 se convirtió en el número uno del mundo en Juniors y cerca del final de la temporada ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires junto a Facundo Díaz Acosta en dobles.
2021 también fue el año en el que pudo debutar en un cuadro principal de ATP, pues en Santiago de Chile superó la ronda clasificatoria. ¿Su primera victoria? En julio, ante el francés Corentin Moutet por 6-1 y 6-2 en el 500 de Hamburgo, tras haber ingresado como lucky-loser. Un triunfo quizás algo agridulce, porque al día siguiente dio positivo de Coronavirus y debió abandonar el torneo. En octubre ganó en Santiago y Buenos Aires y logró la clasificación a las Next Gen Finals de Milán, torneo que premia a los mejores ocho tenistas sub-21 de la temporada. En Italia demostró que puede jugar bien en cemento indoor (todos sus títulos fueron en polvo de ladrillo) y venció en fase de grupos al local Lorenzo Musetti y al francés Hugo Gastón. En semifinales caería en sets corridos ante el campeón Carlos Alcaraz, actual número 19 del escalafón. No fue el único argentino que compitió en Milán: Juan Manuel Cerundolo también participó, en un hecho histórico para el tenis local.
Este año comenzó jugando los ATP 250 de Melbourne y Sídney, donde venció en primera ronda al local Christopher O’Connell para conseguir su primer triunfo como profesional en Australia. En el primer Grand Slam del año fue el singlista argentino de mejor actuación, luego de superar en primera ronda a Ramos Viñolas en un maratónico encuentro por 6-4, 4-6, 6-3, 1-6 y 6-2. En segunda cayó en cuatro parciales ante el 4 del mundo Stefanos Tsitsipas, jugando bien y saliendo aplaudido de la Margaret Court Arena. En la gira sudamericana de canchas lentas, superó al experimentado Fernando Verdasco y al tercer sembrado Christian Garín en Córdoba, donde perdió en cuartos de final contra Alejandro Tabilo. En Buenos Aires le ganó al danés Holger Rune en sets corridos, antes de caer en octavos ante el italiano Lorenzo Sonego por un doble 6-3 que no reflejó lo parejo que fue el cotejo. En el 500 de Río llegó desde la qualy y no pasó de la primera ronda (jugó un primer set brillante ante Thiago Monteiro, aunque terminó perdiendo en tres) y en Santiago lo contado más arriba.
De 1,70 de altura como Schwartzman, a quien admira, y con un tenis que ya demostró que se adapta a cualquier superficie, Sebastián Báez ya es una realidad. Afianzado entre las cien mejores raquetas del circuito y con un ranking que le permitirá jugar cuadros principales de torneos sin tener que disputar rondas previas, el bonaerense tiene una temporada para seguir progresando. Este fin de semana, ante República Checa en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, se estrenará con la camiseta argentina de Copa Davis.
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