El gran momento del tenis italiano

 Por Guido Antonelli (@gantonelli1996)

La final de Wimbledon alcanzada por Matteo Berrettini la semana pasada no fue casualidad, sino que fue consecuencia del trabajo que se viene realizando en el tenis de Italia en los últimos años. Además, Berrettini fue el primer italiano en jugar una final de Grand Slam en singles masculino desde que lo hiciera Adriano Panatta cuando ganó Roland Garros en 1976.

Mucho tiempo pasó para que Italia volviera a meter un tenista en el top-10 del ranking ATP. El mencionado Panatta llegó a ser cuatro del mundo en 1976 -año en el que consiguieron la única Copa Davis de su historia-, mientras que Corrado Barazzutti alcanzó el séptimo lugar del escalafón dos temporadas más tarde. Recién en 2019 un italiano se metió en este selecto grupo, y no fue uno solo: el díscolo y extremadamente talentoso Fabio Fognini fue noveno del ranking en julio y Berrettini quedó octavo -puesto que igualó esta semana- en noviembre. En todos esos años en los que no hubo una figura excluyente, quienes dieron la cara fueron el actual presidente de la ATP Andrea Gaudenzi (18vo en 1995), Andreas Seppi (18vo en 2013), Renzo Furlan (19no en 1996), Francesco Cancellotti (21ro en 1985) y Filippo Volandri (25to en 2005).

¿Pero cuál fue la clave de este relanzamiento? Indudablemente, la gran cantidad de torneos en circuitos menores que organiza la Federación Italiana de Tenis. Con dieciocho confirmados hasta agosto, más algunos que se sumen entre septiembre y noviembre, Italia es el segundo país -detrás de Estados Unidos- que más Challengers organiza anualmente. Por su parte, ya se disputaron nueve torneos pertenecientes al circuito ITF en territorio italiano durante 2021. Así un sinfín de tenistas pudo crecer jugando en su país, sin la necesidad de viajar por el mundo gastando sus ingresos en busca de puntos ATP. También son fundamentales las wildcards que otorgan los organizadores de estos torneos, siempre priorizando a los jóvenes tenistas locales. De esta manera, son pocos jugadores italianos que participan en el circuito junior, ya que tienen la posibilidad de competir profesionalmente desde temprana edad.

Tampoco se puede pasar por alto la presencia de SuperTennis, un canal de televisión que existe desde 2008 y que transmite veinticuatro horas de tenis. Tiene los derechos de todo tipo de torneo y se encarga de difundir los eventos menores que se desarrollan en Italia. Sin contar a los que transmiten fútbol, SuperTennis es el canal deportivo más popular en la península. Asimismo, el M1000 de Roma aumentó notablemente la cantidad de espectadores en su edición de 2019 (la última con aforo permitido al 100%) y, desde esta temporada, las ATP Finals se jugarán en noviembre en Turín.

Además de Berrettini (campeón en Budapest y Stuttgart y semifinalista del US Open) y de Fognini (ganador del M1000 de Montecarlo), 2019 fue el año de la irrupción de Jannik Sinner en el top-100. Este joven prodigio, quien a los ocho años ganó un campeonato nacional de esquí alpino pero que decidió dedicarse al tenis, se coronó en el Next-Gen ATP Finals de Milán. Con dos títulos ATP en su palmarés, Sinner -de 19 años- llegó a la final del M1000 de Miami esta temporada y actualmente se ubica en el puesto veintitrés del escalafón. Lorenzo Musetti -de la misma edad y campeón junior en Australia 2019-, ya se metió entre las cien mejores raquetas (sesenta y dos del mundo más precisamente) luego de alcanzar las semifinales del ATP 500 de Acapulco en marzo.

Con Seppi, Simone Bolelli (ya centrado exclusivamente en el dobles) y Paolo Lorenzi dando los últimos pasos de sus carreras, Sinner y Musetti encabezan una generación que les dará muchas alegrías a los italianos amantes del tenis. En la semana siguiente a Wimbledon, Italia puede jactarse de tener diez tenistas en el top-100 del ranking ATP: Berrettini (8), Sinner (23), Lorenzo Sonego (26), Fognini (31), Musetti (62), Gianluca Mager (73), Marco Cecchinato (82 y campeón en Buenos Aires dos temporadas atrás), Seppi (87), Stefano Travaglia (88) y Salvatore Caruso (96).

Pasando al tenis femenino, la gran era fue entre el segundo lustro de la primera década del siglo y el primero de la pasada. Cuatro veces se consagraron campeonas de la Billie Jean King Cup (en ese entonces Fed Cup): 2006, 2009, 2010 y 2013 con las cuatro mejores jugadoras de la historia del país. Francesca Schiavone, Sara Errani, Flavia Pennetta y Roberta Vinci llegaron a instancias decisivas de torneos de Grand Slam y formaron parte del top-10 tanto en singles como en dobles.

Schiavone, campeona de Roland Garros en 2010 y finalista un año después, fue la cuarta mejor raqueta del mundo en individuales en 2011 y octava en dobles en 2007. En singles, Errani fue finalista de Roland Garros en 2012 y semifinalista en Estados Unidos meses más tarde y en Francia en 2013, llegando a ser la cinco del mundo. En dobles, se coronó en los cuatro grandes y formó una de las mejores parejas de la historia con su compatriota Vinci. Errani ocupó el primer puesto del escalafón durante ochenta y siete semanas, mientras que Vinci siguió en la cima veintitrés más. Semifinalista del US Open en 2013, Pennetta superó a Vinci en la final dos años después, en la única final entre italianas de la historia. Esto le sirvió para quedar sexta en el ranking de singles, aunque se retiró al finalizar la temporada alegando que ya había cumplido el principal objetivo de su carrera. En 2011 conquistó el Australian Open en dobles junto a la argentina Gisela Dulko, para que ambas llegaran a la cima del escalafón. De ellas cuatro, la única que permanece en actividad es Errani.

En la primera semana post Wimbledon, solo dos italianas aparecen entre las mejores cien del mundo. Tras haber sido veintiséis en 2018, Camila Giorgi -de padres argentinos- es la 61 del ranking, mientras que Jasmine Paolini está 87. De todos modos, en Italia esperan un resurgir del tenis femenino cuando jugadoras que pasaron su infancia admirando a la Generación Dorada den el salto al profesionalismo.

Con inversión y trabajo, Italia está consiguiendo grandes resultados tenísticos y el futuro es ilusionante. Los finalistas de la ATP Cup 2021 se anotan como candidatos a ocupar las primeras planas de la Copa Davis a lo largo de la década.

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