Una inauguración muy verde

Por Leandro Gamallo                                                                                                                         
El momento inaugural de una Copa del Mundo es especial; algo que recordamos (al menos yo lo hago). Aún conservo imágenes de aquella tarde de 1994 en la que merendé en la casa de un amiguito de la primaria, mientras veíamos Alemania-Bolivia. El padre de mi compañerito nos explicaría después que la victoria teutona por la mínima valía 3 puntos y no 2, como estábamos acostumbrados. El partido inaugural siempre atrae nuestra atención porque la ansiedad de las semanas previas al mundial (semanas sin fútbol) se multiplica a sólo horas de que ruede la pelota por primera vez. Y sin embargo recordaremos esta anhelada jornada como el histórico día en que, tras décadas de luchas del movimiento feminista, el aborto se convirtió en una realidad (aunque sea parcial) en Argentina. Entre los debates parlamentarios y los poroteos de rigor la espera (la tan mentada manija) se hizo insoportable. Pero a la mañana de hoy, apenas dos horas antes del inicio del partido, el número verde de “afirmativos” del tablero de la Cámara de Diputados superaba al rojo de “negativos”. 
Apenas repuestos de esta alegría inconmensurable que deberá ratificarse en el Senado, cambiamos de canal esperando por la Ceremonia Inaugural, otro rito inevitable que se repite cada cuatro años. Tuvimos que esperar un poco porque a tan sólo media hora del pitazo inicial las transmisiones se acoplaron con el video de apertura oficial: una ceremonia corta, insulsa, cursi y barata, que ni siquiera apeló a las estereotipadas identidades nacionales para mostrar una mueca de originalidad. Un mini recital que contó con la magia del gran Robbie Williams, el único punto alto de la previa. En sus 10 minutos en la grama verde colocada arriba del césped sintético de la cancha, Robbie se dio el lujo de rockearla: le cambió la letra a una canción mientras le hacía “fuck you” a la cámara con su dedo mayor, asegurando “hice esto gratis”. Dedicatoria especial para los críticos que le reprocharon haber participado en la ceremonia de Putin. Un capo.


El partido, al fin, mostraba a priori a dos de las peores selecciones del mundial. La débil Arabia Saudita y Rusia, la anfitriona, que llevaba 8 meses sin ganar un partido. Los árabes apelaron desde el inicio a la circulación de la pelota, con un 4-5-1 que intentaba poblar el medio y escalar con pases cortos. Los rusos a un esquemático 4-4-2, con el plan de enviar pelotazos largos y presionar la segunda jugada. Esta sencilla receta sería demasiado para los vestidos de verde. A los 13 minutos, a la salida de un córner, un centro pasado encontró solo a Gazinskiy, mediocampista local que estampó de cabeza el primer gol del mundial. A los 22 minutos, el 9 ruso Dzagoev debió salir lesionado. Tal vez haya hecho bastante por su equipo, porque dos minutos después su reemplazante, el zurdo Denis Cheryshev, clavó un golazo después de haber dejado en el camino a dos defensores con un amague de potrero. Aún no lo sabíamos, pero el partido estaba terminado.

El equipo ruso se envalentonó y mostró su mejor juego haciendo lo que mejor le sale: el repliegue en campo propio y el contraataque veloz, mejorado con el ingreso de Dzyuba, un gigante capaz de aguantar y pivotear lo que le tiren. Los saudíes eran imprecisos, perdían rápido la pelota, no ocupaban bien los espacios en defensa y perdían con extrema facilidad en los pelotazos divididos. Los centrales (los hermanos Osama y Omar Hawsawi) son técnicamente muy limitados, lentos en las coberturas y frágiles en el mano a mano. La goleada llegó sobre el final: a los 25 Dzyuba metió el suyo, sobre la hora Cheryshev anotó otro golazo de cachetada y a los 94 (Pitana, de buen arbitraje podría haberse apiadado de los árabes) Golovin selló la goleada con una delicia de tiro libre.

Futuro abierto para el grupo A que, en los papeles, tenía de candidatos a Egipto y Uruguay. La diferencia de gol sacada por los rusos obligará a no especular a estas selecciones. EL partido definitorio parece ser el Egipto-Rusia de la fecha que viene. Grata sorpresa la de los locales que, sin derrochar un gran juego en equipo, mostró que tiene jugadores con una gran técnica. Deberá aprovechar el envión anímico de esta goleada. ¿Qué decir de Arabia Saudita? Es una selección muy verde.

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