Por Rocío Gorozo (@RGorozo)
Boca Predio viene siendo semillero de jóvenes prometedores para el mediocampo: Agustín Almendra ganó la Sudamericana y la Recopa con Racing, Alan Varela es lo mejorcito de un flojo Porto, Equi Fernández tras su insólito paso por Arabia Saudita desembarcará en la Real Sociedad (atenti Scaloni), Jabes Saralegui pisa fuerte en Tigre y Cristian Medina es una fija en Estudiantes.
Antes que todos ellos hubo uno que con pocos partidos partió hacia Europa -destacando en PSG, Juventus y Roma-, se convirtió en uno de los pilares fundacionales y fundamentales de la Scaloneta, consagrándose campeón del Mundo, bicampeón de América y dentro de los indiscutidos de la Selección Argentina en lo que va del 2025; contra Colombia en la última fecha de Eliminatorias, fue de los mejores en la cancha, junto a Thiago Almada.
Con semejante presente, la norma es que un futbolista que apenas supera sus 30 quiera seguir rompiéndola y triunfando en el Viejo Continente. El caso de Leandro Paredes, entonces, resulta una excepción por varios motivos.
Al margen de todo arreglo económico -cuestión no menor- no vino para retirarse, probar suerte, en busca de una “experiencia VIP” ni por falta de minutos. Regresa en plena vigencia (con buen estado físico y siendo titular en “La Loba”) a su casa, al club de sus amores, el cual está atravesando un contexto futbolístico complicado.
Una multitud le hizo el aguante en el aeropuerto de Ezeiza, en las afueras del centro médico Genea y en las calles de La Boca. La Bombonera rebalsada lo recibió con los brazos abiertos y, en contraste a lo ocurrido en mayo, cuando primaron la bronca e insultos hacia el plantel y la Comisión Directiva, este jueves fue sede de una fiesta que albergó a 50.000 personas, socios ¡y no socios!
Una oportunidad única para vivir junto a amigos o en familia, un día de semana, faltando a sus trabajos y exámenes para celebrar, entrar al estadio por primera vez en años o en sus vidas.
“En el camino tendremos que saltar piedras, en el camino cruzaremos almas nuevas. Y en el camino te daré lo que me queda, para poder seguir así”, dice la canción “Fijate” de Los Piojos.
No importa si es en Buenos Aires, Río de Janeiro, Miami o Nashville; constantemente, el hincha Xeneize supera cualquier expectativa y acapara todas las miradas, emocionando a propios y ajenos (salvo a los Millonarios, por obvias razones). Aunque lo dejen tirado y decepcionado, a pesar de los últimos resultados, sacrifica lo que posee y hasta lo que no posee, sigue confiando, encontrando motivos para festejar, fiel reflejo de que el amor puede más y desnudando la necesidad de la ampliación del Alberto J. Armando.
En tiempos de promesas vacías, y pese a los detractores y operadores de siempre que le bajaron el precio y dieron por caído su pase, Paredes es el nuevo “5” de Boca Juniors. Al igual que Di María y la defensa de River, eleva la vara del fútbol argentino y expone a quienes no se arriesgan a sumarse (Messi, Otamendi, Dybala, De Paul).
Con su jerarquía y sentido de pertenencia, Leandro tiene por delante el desafío de ganar y convertirse en guía, líder, capitán e ídolo -con la camiseta azul y oro-, como así de mantener su nivel y seguir en la órbita de la Albiceleste, en vísperas al Mundial 2026.
Su retorno, además, es el gran acierto de la gestión Riquelme, quien con la contratación de Russo y lo demostrado frente a Benfica y Bayern Munich, debe apuntar a una refundación. Obviamente faltan sumar refuerzos de calidad e inteligentes en posiciones claves y limpiar a todos los “ciclos cumplidos» (no solamente Marcos Rojo, ya definitivamente relegado). Cuenta con un escenario propicio para buscar y diseñar “la máquina de ser feliz”, de hacer felices a los bosteros, que tanto lo anhelan y merecen.